Reporteros sin Fronteras (RsF) celebra este mes el 25 aniversario de su creación, con la erradicación de los secuestros de periodistas en el mundo, el «aislamiento» de los regímenes autoritarios y la denuncia del retroceso de las libertades en las democracias europeas como prioridades actuales, según señala la ONG en su página web.
RsF fue fundada en 1985 en Montpellier (Francia) por Robert Ménard, que sería durante más de dos décadas su secretario general, y hoy está presente en cerca de 150 países.
Las acciones contra informadores y los ataques contra la libertad de prensa en cualquier parte del planeta siempre encuentran un altavoz de denuncia en esta ONG, que estos días conmemora su primer cuarto de siglo de existencia con una exposición en París y el lanzamiento de un nuevo álbum de fotografías.
En estos 25 años, se han hecho famosos los informes anuales de Reporteros sin Fronteras sobre el estado de salud de la libertad de información en el mundo.
La última entrega concluye que Corea del Norte, Turkmenistán y Eritrea constituyen el «trío infernal» para la libertad de prensa. «En estos países los periodistas deben obedecer y difundir estrictamente la propaganda del poder. En el momento en que se separan de la línea oficial, corren el riesgo de prisión o de muerte. Estos regímenes se niegan a abrirse al mundo. Todo diálogo es imposible», se lamentan los autores.
El informe recuerda además que «otros Estados como Birmania, Irán, China, Cuba, Vietnam o Siria continúan mofándose cotidianamente de la libertad de expresión. La crítica al Gobierno está prohibida y es inmediatamente sancionada con grandes penas de prisión».
A RSF le preocupa, asimismo, el retroceso de la libertad de expresión en las democracias occidentales. «En Europa y en América del Norte la libertad de la prensa es inmensa», reconoce la ONG, «y no se compara en nada a la situación de los países autoritarios y represivos. Sin embargo, expresa su «preocupación» por un retroceso en la libertad de expresión en el espacio europeo. En varias ocasiones, la organización ha manifestado su inquietud por la situación en Italia, Eslovaquia, Rumania, Bulgaria».
Y también en Francia, donde critica «la forma de nombramiento de los dirigentes de los medios de comunicación audiovisuales públicos, los numerosos procesos judiciales emprendidos contra los periodistas y la falta de protección del secreto de las fuentes».
