Belén Esteban le servía al diario de Prisa para chotearse a costa del director de El Plural
¿Adivinan con qué vamos hoy? ¡Con la huelga! Suma y sigue. No les quiero amargar de entrada, pero a partir de mañana nos tocará aguantar la post huelga, así que vayan preparando la sal de frutas.
El martes volvimos a tener al dúo Sacapuntas sindical desayunando en TVE, nuevo altavoz de la pareja de moda a cargo de los dineros de todos, como les contábamos ayer. ¿Algo digno de reseñar en su intervención? Para nada: el mismo discurso de los últimos días.
En la SER hacía los deberes, arriquitaun taun, Manuel Chaves, vicepresidente florero: «Me preocupa lo que vamos a hacer a partir del jueves, que no va a ser fácil». Del ramillete florido de opinadores de Carlos Francino, José María Ridao declamaba su artículo —Huelga de caballeros— publicado en El País el pasado lunes: «Esta huelga es especial, sobre todo por la contención de todos los actores».
Margarita Sáenz Díez, señora de Sopena, incluso parecía apuntar una leve crítica al Gobierno: «Que Europa, el mundo monetario y los mercados internacionales exigían un viraje ha estado muy claro, pero no exactamente el viraje que se ha dado». Y Mikel Porta hacía gala de mayor sencillez en la explicación: «Hay mucho en esta huelga de comedia. Nadie ganará, nadie perderá, pero todos ganarán algo y perderán algo. Esta huelga les sirve a los sindicatos para autoafirmarse y para distanciarse un poco después de seis años de connivencia».
Cuando no de complicidad en la fabricación de varios millones de parados. «La huelga del sin querer«, la definía Miguel Ángel Aguilar en El País, aunque al final se le fuera un poco la pinza: «Del sin querer hacernos daño, muy lejos de aquella de diciembre de 1988, que entusiasmó a la CEOE y a todas las fuerzas políticas deseosas de golpear a Felipe González».
PATRONOS CULPABLES
Claro que todo esto no era nada al lado del radicalismo verbal de Público. «La patronal enciende la huelga», metían en la primera plana, que de paso les servía para largarle unas collejas a Gerardo Díaz Ferrán. Que no es que sea especial santo de devoción de este Trasgo. Pero que hablen de encender la huelga los mismos que se han callado como eso que están pensando ante los vídeos de UGT… Ciertas cotas de cinismo son de hacérselo mirar.
Aunque hay que reconocer que algunos perdimos el cabreo al ver esa página repleta de preguntas como: «¿En qué me afecta ese día sin cotizar?» o «¿Puede haber un piquete en mi empresa?». La labor didáctica del periódico de Jaume Roures no tenía parangón. Aunque recordase a esos consultorios de esas revistas para adolescentes, el ‘Nuevo Vale’ o algo así. O al catecismo del Padre Ripalda en versión ‘rojeras’. ¡Así está la Cheka mediática!
PERDIENDO EL OREMUS
Y es que ayer le salía la vena revolucionaria a los colegas de Público. Tanto, que parecían estar enzarzados en una nueva toma, periodística, del Palacio de Invierno, incluyendo cierto intento de rehabilitar a los terroristas del FRAP y a un especimen como Manuel Blanco Chivite. Individuos que luchaban contra Franco, sí, pero para imponer su ideología totalitaria, no por la democracia. Luego se extrañarán de que a uno le aflorase la sonrisa al leer este titular: «Un payaso podría llegar a ser el diputado más votado en Brasil«. Como si en España eso fuera una novedad… Al menos el brasileño se presenta con sus galas de trabajo.
MANITA ECHADA
En El País, por romper la monotonía de la huelga, merecía la pena entresacar algo de la mano echada por José Yoldi —¿Hace ‘sudokus’ el Tribunal Supremo?— al ‘juez estrellado’: «Garzón no hizo nada distinto de lo que hacen los magistrados del Supremo, que cobran por intervenir en cursos patrocinados por bancos y empresas que en ocasiones tienen procesos abiertos sobre los que ellos tienen que decidir». ¿Incluyendo peticiones firmadas para aflojar la pasta?
DE EVITA A LA ESTEBAN
Para rematar, una curiosa. En la sección ‘El Acento’ —Belén en campaña— del diario de Prisa se partían la caja con la última de Telecinco: el afán por convertir a Belén Esteban en una fuerza política. El redactor de turno se choteaba a base de bien con el intento de crear una nueva Eva Perón por parte de Paolo Vasile.
Y eso no ahorraba, siquiera, en la guasa a costa de algunos. Lean, lean: «Con la ayuda de periodistas, sociólogos y políticos conocedores de la cosa pública, como Enric Sopena o Pilar Rahola, que encuentra a ‘la Esteban’ tierna y entrañable, el programa ya ha iniciado la campaña electoral». ¡Ay, ay, ay! Y eso que el otro día Juan Luis Cebrián —J.L. Cebrián: «Hay gente de peor calidad que Belén Esteban en el Parlamento— «le echó unas florecillas a la ‘princesa del pueblo’…
ESCOLAR ‘ORA PRO NOBIS’
«El voto de pobreza», titulaba su columna Ignacio Escolar, en Público. Tan monástico titular albergaba varias arremetidas contra La Gaceta por las informaciones sobre el crucero de Ignacio Fernández Toxo y los gustos gastronómicos de Cándido Méndez. «Peculiar periodismo de investigación», lo tildaba el peculiar ex director de ese diario, que aseguraba que el viaje costó 1.200 euros (¿por persona o conjunto?), que es «lo que se gasta al mes el moroso Díez Ferrán en la gasolina de su Ferrari o una fracción de lo que cobran muchos de los tertulianos que criticaron a Toxo por no pasar agosto en el pueblo con la familia».
De eso sí debe saber, desde luego. Hasta ha estado en algunas de Intereconomía… Y será cuestión de pareceres, pero a nosotros nos resulta obsceno que, con más de cuatro millones y pico de parados, haya quien saque la VISA corporativa para abonar abultadas facturas en restaurantes de lujo. Sobre todo cuando esas entidades nutren la mayor parte de su presupuesto a costa de subvenciones procedentes del erario público. Si no fuera así, por nosotros como si cada día se empachara con el pato lacado del Villa Magna, a bocatas de mortadela o al ‘arroz cutre’ de Casa Perico.
Originalmente publicado en La Gaceta