Se comprobaría que los maestros son tan mediocres como sus alumnos
Al menos parece que Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero tienen una opinión similar en un tema. «Tanto Zapatero como Rajoy y Moratinos estaban de acuerdo: Venezuela es un ‘desastre» concluye ‘El País’ tras analizar a fondo e los cables confidenciales de la embajada estadounidense que les ha pasado Wikileaks.
Y lo que se lee es lo que dicen, en la intimidad, sobre los principales dirigentes hispanoamericanos:
«Hugo Chávez es un payaso. Daniel Ortega es un loco. Evo Morales es un ignorante, pero no es un caso perdido. Los miembros del Gobierno y altos cargos españoles que pasaron por la Embajada de Estados Unidos en Madrid no se mordían la lengua».
Una de las que menos, la actual ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez.
Que la jefa de la diplomacia española nunca tuvo, como se dice al otro lado del Atlántico, ‘buena onda‘ con el mandatario venezolano era un secreto a voces.
Ahora ha dejado de serlo para plasmarse negro sobre blanco.
«Payaso» o «bestia» eran algunos de los calificativos con que le designa en confianza, según los cables. Aunque para Jiménez no era «un estúpido«.
Interesante también la procesión de altos cargos de Exteriores que acuden a la embajada estadounidense para mesarse los cabellos:
«La mayoría del ministerio está tan perpleja como EE UU con la política de Zapatero en Venezuela».
MANUAL MILLÁS
Al hilo de los cables, el escritor Juan José Millás, en el diario de Prisa, da un manual de cómo ser «un buen ministro» actual.
«Ha de jurar a la familia de Couso que la apoyará en su búsqueda de la justicia y al embajador norteamericano que no permitirá que prospere la denuncia contra los asesinos del cámara».
DEBATE, Y MÁS
Colea todavía el asunto de los controladores y ‘El País‘, en su editorial, valora el del jueves como «un debate parlamentario de guante blanco«.
En la página de al lado Agustín Ruiz Robledo, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Granada, desgrana la situación jurídica con el resultado de que estamos ante las «paradojas de un Gobierno que mientras aparenta una gran firmeza, hace casi imposible que alguien se siente en el banquillo por su conducta bajo el estado de alarma».
ESTADO DE ALARMA
Otro día más quien sigue sin verlo nada claro es Isaac Rosa en ‘Público‘, para quien «no debe ser tan poca cosa el estado de alarma cuando no se ha declarado ninguno en 30 años. Y miren que en tres décadas han pasado cosas tanto o más graves que un cierre del espacio aéreo«.
El escritor no se deja llevar por la corriente desbocada de apoyo a la medida de la semana pasada:
«Lo que sí sabemos es que a corto plazo no se puede prescindir de los controladores actuales. Algo habrá que hacer, porque cualquier día habrá que devolver los militares a sus cuarteles».
LOS MAESTROS, TAMBIÉN
En el diario de Roures la actualidad centra columnas como la de Juan Carlos Escudier, devastado porque «el Informe PISA ha vuelto a poner de manifiesto que si en algo destaca el sistema educativo español es en su mediocridad, repartida, eso sí, muy equitativamente».
Y como los alumnos no iban a ser los únicos culpables, Escudier reclama:
«Habría que someter a alguna prueba del estilo de las de PISA. Se comprobaría que los maestros son tan mediocres como sus alumnos».
ENDOGAMIA ESTRUCTURAL
El director del papel, Jesús Maraña, prefiere darle cañita a la Federación Española de Atletismo por lo de Marta Domínguez:
«Este nuevo escándalo de dopaje no sólo significa un golpe nefasto para la imagen del deporte español, sino que toca de lleno algunas de esas opacas y endogámicas estructuras que una afición entregada y tantos atletas honestos no se merecen».
COLEA VARGAS LLOSA
El discurso del Nobel del escritor peruano y su crítica a los nacionalismos ha reabierto las úlceras de algunos. En ‘El Periódico‘ Josep María Fonalleras escribe lo siguiente:
«Quiero pensar que el escritor, que sabe medir las palabras, habla del nacionalismo español, que es provinciano y de raíz fascista, excluye a los diferentes y se niega a aceptar la realidad de un territorio y de unos ciudadanos que no comulgan con el afán imperial gracias a instrumentos tan poderosos como un Ejército y un Tribunal Constitucional. Nunca había leído una crítica tan despiadada. Porque, ¿habla de España, no?»
Pilar Rahola, desde ‘La Vanguardia‘, tampoco lleva muy bien lo del Nobel:
«Ningún creador está libre de surfear sobre realidades complejas, sin entender nada […] Vargas Llosa hace tiempo que tampoco entiende nada de lo nuestro, y la mezcla que hace entre el nacionalismo defensivo catalán, arraigado en los ideales de libertad y democracia, y los nacionalismos de corte fascistoide que pueden darse en el planeta es tanto como mezclar la moderación con la edad media».