García Montero, en Público, rompía una lanza por Vargas Llosa: Opina libremente de acuerdo con su conciencia
Los redobles de tambor de la izquierda mediática tocan con fuerza contra el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero. El director de ‘Público’, Jesús Maraña, colaba de tapadillo una crítica a quienes acudían a desfogarse ante el representante yanqui de turno en Madrid: “Lo peor no es lo que opina el embajador norteamericano, sino la cutre pleitesía que muchos políticos, jueces, fiscales y militares autóctonos demuestran hacia el delegado del imperio […] Como cabría esperar, nadie piensa en dimitir, aunque sólo fuera por vergüenza”.
El asunto daba también para una dosis de conspiración, que no es privativa, pese a algunos, sólo de los medios conservadores: “¿No andaría buscando EE UU una excusa para imponer censuras en Internet?”, –Wikileaks: Ocho lecciones y una pregunta-.
Sigue el festival
Precisamente la entrega dominical de las filtraciones de WikiLeaks en ‘El País’ volvía a poner en evidencia desde el titular esa falta de vergüenza denunciada por Maraña: “EE UU obligó a bancos y firmas españolas a abandonar Irán”. “La embajada llegó a conseguir que el subgobernador del Banco de España, José Viñals, facilitase información detallada sobre las operaciones del Santander y el Sabadell”, se afirmaba, a la par que volvían a aparecer en escena dos ‘ex’, Miguel Ángel Moratinos y María Teresa Fernández de la Vega. No eran los únicos, según el diario de Prisa: “En palabras de Bernardino León, secretario general de La Moncloa, transcritas por la Embajada en Madrid, en lo referente a Irán, España y EE UU están en la misma onda”.
Preguntas al Gobierno
Y mientras en el mismo papel el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, afirmaba que “retrasar algo la edad de jubilación no es una solución tan rigurosa como razonable”, a Javier Pradera, en el dominical, le daba por preguntarse si el Gobierno, con la promulgación del decreto ley sobre los controladores,
“¿ignoró las probables consecuencias indeseadas de esa decisión o trató de someter a prueba la capacidad de respuesta de ese voraz colectivo, que acababa de dar un primer aviso belicoso en el aeropuerto de Santiago?”, –«No hay más remedio que desplazar la edad legal de jubilación
«-.
Y más
Los interrogantes también le afloraban a Antonio Álvarez-Solís en el rotativo ‘abertzale’ ‘Gara’:
“¿Quería desviar la atención pública de las cuestiones realmente nacionales tentando el favor popular con su disparatada y falsa energía? […] ¿No sabía nada el Gobierno de esta huelga, que venía siendo visible, al menos para los servicios nacionales de inteligencia? ¿Para qué sirve el CNI? […] ¿Por qué la modificación de salarios acordada anteriormente con los controladores se hace por decreto durante unos días tan sensibles?”
El precedente de Calvo-Sotelo
Volviendo a los predios del dominical de ‘El País’, Josep Ramoneda directamente calificaba al de Zapatero como “un Gobierno que lleva demasiado tiempo dando tumbos”, para, después, sacudirle un ‘cebollazo’:
“El Gobierno osó acudir a las armas excepcionales porque su propia debilidad lo exigía. Zapatero se ha puesto como una alfombra ante Marruecos o ante las presiones de los mercados y del norte de Europa, porque son demasiado fuertes, y en cambio, ha sacado el arsenal intimidador ante un grupo impopular y pretencioso como el club de los controladores”.
No paraba ahí el vapuleo, porque al presentar el posible futuro político de Zetapé formulaba esta hipótesis: “¿O renunciar para que el Parlamento elija a Rubalcaba presidente? Ésta, que para muchos sería la fórmula sensata, tiene precedente: Calvo-Sotelo, cuya elección fue interrumpida por un golpe de Estado, y al que un año y medio de buen trabajo no le sirvió para evitar la derrota de los suyos”. El precedente pinta negro entonces, –Crisis y autoridad-.
Sigue Vargas
El discurso del Premio Nobel Mario Vargas Llosa continuaba arrojando nuevas opiniones. Mientras en ‘El País’ Juan Cruz seguía realizando crónicas cercanas y personales sobre la estancia del escritor en Estocolmo, en ‘Público’, cuya crónica acerca del discurso fue especialmente dura con el peruano, Ian Gibson exponía de forma críptica:
“Entre la lista de males y fanatismos que nos acosan actualmente (en primer lugar, claro, Castro y Chávez), el Nobel no incluye la devastadora codicia de los ‘mercados’, tan ‘liberales’ ellos. Y su alusión a la Transición posfranquista es excesivamente elogiosa. Yo, por mí, me quedo con el narrador”, –Una hora con Mario–
Lanza partida
También en el periódico de Jaume Roures Luis García Montero, pese a ser crítico con el contenido del discurso, rompía una lanza por el flamante Nobel: “Vargas Llosa no es un vendido, sino alguien que opina libremente de acuerdo con su conciencia.
Y el Nobel no se lo han dado por sus opiniones, sino porque tiene una de las obras narrativas más importantes de la literatura contemporánea”. “En los comentarios contra él, una vez más se han desatado los desprecios a la democracia y a la libertad individual”, señalaba, –Hablemos todos de democracia-.
El descubrimiento
Con años de retraso, Javier Sardá descubría en ‘El Periódico’ lo que muchos ya hicieron tiempo ha: que las Fuerzas Armadas son democráticas y modernas. Para eso al cómico tuvieron que llevarlo al Líbano y a otras misiones:
“A principios de este año navegué en la fragata ‘Navarra’ por el océano Índico. Más de lo mismo. 220 tripulantes –hombres y mujeres– funcionando como un reloj. Cuando un pesquero pide ayuda, aquello acojona. Se ponen en marcha los reactores del avión que lleva la nave en sus entrañas y parece que le dé a uno una embolia. Todo con ‘auctoritas’, que allí poco vale la pura ‘potestas’ o el trasnochado grito de porque sí. Es un trabajo de grupo. De estrecha colaboración entre todos”.
Por eso lanzaba su advertencia: “No los otorguemos a los fachas; les pagamos entre todos y no podemos ser prisioneros de la Historia”, –Este ejército no es lo que era, por suerte-.
Originalmente publicado en La Gaceta