Escudier, en ‘Público’, recuerda que Sinde defendía a la “poderosa industria del entretenimiento norteamericana”
‘Confesiones’, las justas. Era el recado que le mandaba ‘El País’, vía editorial, a José Luis Rodríguez Zapatero:
«El presidente del Gobierno no puede jugar a las adivinanzas en el decisivo reto de su relevo».
Juzgaba el diario de Prisa que lo asegurado por el jefe del Ejecutivo había sido de una «incomprensible ligereza» porque «se ha empleado en propagar unos rumores» y «no puede dejar paso a un desprecio de las formas elementales en un sistema parlamentario cuando el clima se le ha vuelto adverso».
«La gravedad de la encrucijada no permite jugar a las adivinanzas», le advertía al habitante de La Moncloa en la víspera de Nochebuena.
La clave Sonsoles
Sobre el asunto la opinión de Ernesto Ekáizer en ‘Público’ era la siguiente: «Todas las interpretaciones sobre el guiño sorpresa del presidente del Gobierno tienen un común denominador: ha decidido no ser candidato.
De ahí que mencionara en lugar primerísimo a su esposa, Sonsoles Espinosa, como depositaria de su confianza, habida cuenta de que a ella se le atribuye desde hace tiempo el deseo de que su marido no opte a un tercer mandato».
Reacción ‘Creadora’
Coleaba todavía la derrota de la ‘ley Sinde’, y en esta ocasión ‘El País’ le daba gran despliegue al contraataque de la parte perjudicada por la derrota. «Los creadores arremeten contra los políticos por tumbar la ‘ley Sinde», titulaban en primera plana.
Dentro podían encontrarse dos páginas que recogían variados testimonios de los ‘creadores’ en contra del resultado obtenido en el Congreso de los Diputados.
Entre los destacados, Alejandro Sanz, para quien era una victoria de los «talibanes de Internet», «el nuevo fascismo, la nueva dictadura de los Señores de la Red».
Para Javier Marías, directamente, eran «delincuentes» y «cobardes y desaprensivos políticos», y para Agustín Almodóvar, productor y hermano del cineasta Pedro, se trataba de una «agresión directa que quiebra el Estado de Derecho» que «tiene que ver con la crisis política que vivimos, con un partido político que se hunde y con todo el mundo que se queda mirando de brazos cruzados».
De revolcón
¿Todos de brazos cruzados? Pues no. En ‘Público’ Juan Carlos Escudier, que tachaba lo sucedido de «revolcón», aireaba uno de los aspectos más controvertidos:
«Por WikiLeaks hemos sabido que, además de a los creadores españoles, a quien defendía la ministra de Cultura era a la poderosa industria del entretenimiento norteamericana, la segunda en importancia del país tras la aeronáutica. Obama debe tener un disgusto del quince. Que no se preocupe el Nobel que esto se lo arregla Zapatero en el Senado».
Gracia y bolsillo
En los ‘blogs’ de ‘Deia’ Iñaki Anasagasti afirmaba:
«Me hacen gracia todos estos músicos y cantautores algunos tan progres y tan beligerantes contra la sociedad de consumo pero cuando les tocan el bolsillo eliminan la poesía y actúan con la agresividad del capitalista más radical».
De paso, y quizá por aquello del bolsillo, le endilgaba una colleja a Felipe González y a los socialistas:
«Lo que les debería sumir en la perplejidad y en el abucheo hubiera sido responder las impresentables declaraciones de Felipe González justificando el asesinato de miembros de ETA. ¡Menudo líder democrático anda suelto por ahí, ahora en la Consejería de Gas Natural a dietas supermillonarias!»
Adiós de Gabilondo
En el día de la despedida de Iñaki Gabilondo en CNN+ ‘Público’ incluía declaraciones del periodista sobre su futuro: «A nadie se le ocurriría ofrecerme nada, ni yo voy a ofrecerme en ningún lado. Tampoco me planteo ir de tertuliano a ningún programa, no me apetece».
«Hay otras cosas que también se llaman periodismo: el cotilla, el del chisme, el de la falta de compromiso, el de la extrema derecha… Pero el periodismo clásico, el veraz, el libre, el del respeto, el del rigor y el compromiso, está arrinconado por esa invasión de la desvergüenza y el insulto.
Por desgracia el periodismo ‘friki’ e insolvente ha invadido la profesión», señalaba Gabilondo, olvidando que a CNN+ no la ha cerrado la competencia sino sus editores, que, visto lo visto, serían los menos interesados en ese «periodismo clásico» de una cadena que no cosechó la audiencia esperada y que ha sido eliminada fríamente y sin temblarle la mano por Juan Luis Cebrián siguiendo órdenes de sus socios/accionistas.
«Que el periodista con más prestigio de España no tenga hueco en una televisión donde reina Belén Esteban es algo que va más allá de la obscenidad», se lamentaba Ignacio Escolar en el mismo periódico, aunque quizá ahí estuviera la lógica de por qué Gabilondo cogió los trastos hace un año y emigró de Cuatro a CNN+.