Puede que Reverte crea que dispara a matar. El pobre no sabe que sólo consigue el ridículo de soplar un matasuegras
Pilar Rahola no ha hecho oídos sordos a las acusaciones de Arturo Pérez-Reverte, publicadas en el XL Semanal el 20 de febrero de 2011, en las que éste la tachaba de «joya de la telemierda».
En su columna de La Vanguardia y en respuesta al escrito del autor cartagenero, la escritora y tertuliana de ‘La Noria’ ha lanzado duras críticas sobre Reverte, al que define como «un articulista burdo, de trazo grueso y tan débil, que siempre necesita la muletilla del insulto para apoyar sus tesis»:
Dicen que uno tiene la altura de sus enemigos, y debe de ser que Pérez-Reverte, a medida que avanza en su delirante camino hacia la nada argumental, se va haciendo pequeño, porque a enemigo no me llega. Quizás a mosca de verano, uno de esos moscones pesados que distraen la beatífica siesta estival.
Rahola va más allá en su artículo al comparar a Reverte con Camilo José Cela:
Era tan excelso cuando caminaba por la Alcarria o se sumergía en los Pascual Duarte, como escatológico, basto y simple cuando argumentaba sobre la realidad
Las adaptaciones al cine de algunas obras del escritor también son objeto de crítica para la catalana:
¿Cómo debe de llevar un hombre de tamaña vanidad el fracaso de sus películas? Mal, a tenor de la psicología de bolsillo que permiten sus reiterados insultos. ¡Qué débil es la mente que necesita denigrar para intentar imponer un argumento!
Puede que Reverte crea que dispara a matar. El pobre no sabe que sólo consigue el ridículo de soplar un matasuegras