Después de ver el mundo en colores en la JMJ, me mata volver al sepia progresista
‘Cartas del diablo a su sobrino’, de C. S. Lewis, es un libro que suelen recordar con afecto casi todos los que lo han leído. Casi todos, pero no el autor.
Lewis confesó que ponerse en la piel del ángel caído, reducir su mente a la mezquindad, a la maldad pura, fue una tarea cualquier cosa menos agradable.
Salvando enormes distancias, yo me encuentro en una posición similar. Dedicar mis mañanas a la lectura de la prensa progresista, día tras día, mes tras mes, es una experiencia torturante.
Es ver el mundo por un canuto, y un canuto trucado. Noto cómo se me ‘jibariza’ el cerebro después de someterme a la experiencia durante tanto tiempo.
Este domingo 21 agosto 2011, ni les cuento. Después de ver estos días gozosos la realidad en colores y dolby surround, volver al sepia del cine mudo es un calvario.
El jefe me va a matar, pero hoy no me apetece hacer sangre. Primero, porque uno no tiene el cuerpo para liarse a palos después de Cuatro Vientos. Segundo, porque para ‘ellos’ la experiencia ha debido de ser traumática.
Esos dos millones de jóvenes –edad media en torno a los 20– no deberían estar ahí soportando el calor achicharrante y una lluvia furiosa, oyendo a un anciano de 83 años contándoles una milonga trasnochada, durante tantas horas. Los jóvenes están para consumir montañas de condones y pedir subvenciones a saco, que además rima.
Más de dos millones de personas congregadas a las afueras de la capital y no es la noticia que abre ni del diario de Liberty, ni del de Roures ni de ‘El Periódico de Catalunya’ (extraña cabecera en catañol).
Pero no teman, no voy a glosar:
- ni el “España cree llegado el momento de reconocer el Estado palestino” (‘El País’),
- ni “Gadafi, acorralado” (Público),
- ni “Delitos de crisis” (El Periódico)
LA ALEGRÍA QUE NO DEFRAUDA
Prefiero comentar, por ejemplo, el titular de ‘El País’- “Calladas y sentadas para hacer bonito”-, sobre las monjas que escuchaban al Papa (aunque, ‘full disclosure’, ha sido Santiago González en su ‘blog’ de ‘El Mundo’ el que me ha dado la idea).
Y lo que tengo que decir es que, realmente, hace bonito, muy bonito, esa nube de mujeres de perpetua sonrisa que han decidido dejar de creer en la salvación laica que les ofrecen ‘El País’ et al. y se han decidido por la alegría que no defrauda, por el ‘progreso’ interior.
La idea es que son unas engañadas porque no mandan, único criterio que entiende esta gente y razón por la que jamás, pero jamás, podrán dar una a derechas informando sobre una Iglesia en la que el fundador lavó los pies a sus discípulos.
Tienen que estar engañadas porque, ¿cómo se puede ser feliz sin presidir una comisión? Ay pena, penita, pena.
‘El País’ informa de la visita en su sección de ‘Política’. ¿Hay más que decir?
Vuelvo a pensar que mis ojos me engañaron anoche y ahí estaban los cuatro mataos de siempre. Para ‘Público’, a juzgar por las fotos, se reunió una nube de purpurados, Botín, Rodrigo Rato y una atractiva pareja de sudorosos y semidesnudos jóvenes reunidos en un ardiente beso.
Imagino que la foto que tanto repiten les ha llamado la atención ya que, como es sabido y se han encargado de repetir los manifestantes anti-Papa con palabras elegidas siguiendo los más estrictos criterios del buen gusto, los católicos no… nos besamos. Se ve que nos reproducimos por esporas o bipartición. Ellos, ni follando.
Convencidos de que una imagen vale más que mil palabras, han puesto mucho cuidado en elegirlas; hacerlas al azar hubiera provocado más de una apoplejía entre sus piadosos lectores de la Cofradía de la Santa Progresía.
Así, el espacio que ‘El País’ le dedica en su primera –”Gigantesca concentración de jóvenes católicos en la Gran Vigilia con Benedicto XVI”– va acompañado de una foto de monjas. Es lo que había, puro hábito… Salvo la pareja apasionada, naturalmente.
Dentro –en ‘Política’, recuerden– una crónica de lo más imparcial, “Firmes en la fe a 40 grados”, cuyo sumario logra resumir en poquísimas palabras el espíritu y contenido de todo el acto:
“Dos monjas regañan a una chica en sostén”
Si había algo más importante que esto, yo me lo he perdido.
La verdadera noticia de la noche, que es que no nos enteramos, nos la vuelve a dar ‘Público’:
‘Cirios laicos en la plaza de Oriente’
¿Qué son los dos millones de jóvenes aguantando la noche en Cuatro Vientos comparados con los 200 que se concentraron contra la actuación policial? Ya saben, ellos pueden empujar, escupir, amedrentar, amenazar e insultar a niñas extranjeras que les respondían rezando, pero ¡ay de quien les roce un pelo de la ropa! Ahí su sensibilidad cívica carece de piel.
Ramón Folch tiene la amabilidad de aclararnos en ‘El Periódico’ que “tiempo ha, los católicos eran cristianos”. Ahora son, no sé, budistas, por lo poco que cita este Papa a Cristo. La cosa es que la Iglesia fue cristiana dos telediarios, que luego empezaron los papas y obispos y esa ‘cosa institucional’ y adiós.
Como botón de muestra:
“Poco faltó para que hasta el cristianísimo Francisco de Asís acabara también execrado…”
Debe ser por eso por lo que se le canonizó en un tiempo absolutamente récord para la época y por lo que toda la Cristiandad se llenó de la noche a la mañana de iglesias franciscanas.
Pero el espíritu cristiano que estos días inunda las calles ha llegado incluso a ‘Público’, que está dispuesto a perdonar… al Papa. ‘Perdonar al Papa” se llama una tribuna que, en realidad, no llega a tanto y que empieza con el curioso comentario de que:
“El espectáculo de estos días en Madrid es bochornoso”.
¿Ven como vivimos en universos diferentes? Su autor, Miguel Ángel Quintanilla Fisac, asegura que:
“Uno echa en falta algún gesto dedicado a paliar el hambre de Somalia, a defender a los humildes o a reivindicar la dignidad de los oprimidos”
Son ganas de hacer el ridículo, cuando las dos ONG más activas en el Cuerno de África son católicas y cuando defender a los humildes ha sido el ‘marchamo laico’ de la Iglesia y el deseo de “reivindicar la dignidad de los oprimidos” llega tan lejos que se ha quedado prácticamente sola con los más oprimidos de todos, los no nacidos amenazados de muerte.