Hay que estar en Twitter aunque sólo sea para leer a Gaspar Llamazares cuando se pone en plan ‘Kung Fu’
Debería estar de enhorabuena, porque vuelven mis clásicos de sus vacaciones. Pero escribo esto en uno de los lunes más lunes del año, con el verano en las últimas, y la prensa ‘progresista’ no ayuda precisamente a sacudirse este ataque de melancolía que le invade a uno.
Le he ofrecido a Javier Vizcaíno, mi espejo en ‘Público’, un tercio de mi sueldo por pasear hoy por la izquierda en mi lugar (él lo tiene más cerca), pero ni por esas.
Uno pensaría que, como es tradición, los periódicos en agosto los han hecho los becarios, y que ahora que llegan los avezados redactores empezará lo bueno, pero en ‘Público’ deben haber retrasado la vuelta, a juzgar por su primera: “Los ricos pagan cada vez menos”, una versión contraria y periodística del culebrón ‘Los ricos también lloran’.
Pues no, sólo ríen, y nos dan una portada de lo más progresista.
ORDEÑANDO A ‘LOS RICOS’
La noticia no es nueva, es decir, no es noticia, pero viene de perlas para acompañar al desesperado intento de un PSOE agónico por congraciarse con una izquierda a la que ha chuleado casi tanto como a la derecha.
Siempre son, como poco, sospechosas las propuestas revolucionarias de un partido que ha tenido casi ocho años para aplicarlas (sin contar con los 12 de Felipe González) y bajo cuyo mandato se ha reducido lo que tienen que pagar los ‘tíos Gilitos’ hispanos.
Por otra parte, no sé exactamente cuál es el porcentaje ‘justo’ que debe quitarles La Moncloa para repartir en sus causas favoritas; ha pasado, informa ‘Público’, del 48,15% al 30,8% el tipo efectivo en el IRPF en 15 años.
Pero, ¿por qué conformarnos con 48,15%?; ¿por qué no un 65%, o un 73%? ¿Hay algún límite, o todo lo que ganen debería gastarlo el presidente del Gobierno?
Personalmente, siempre me ha extrañado que no haya en el mundo ninguna Constitución garantista –incluida la americana– que incluya un techo a la cantidad de nuestro dinero que puede confiscar el Gobierno para sus cositas, ya se trate de la nube de asesores por cada cargo público, de las embajadas catalanas o de los informes bajados de Internet y pagados a precio de oro, más que del dichoso déficit.
Y hablando del gran timo de la reforma constitucional, ¿por qué mis compañeros de ‘Público’ –y mis leales de Twitter– andan tan revueltos con ella, como si fuera de verdad, montando manifestaciones que caben en un microbús?
No entrará en vigor antes de 2020 (en términos políticos eso no es largo plazo; eso es, definitivamente, nunca jamás), no incluye porcentaje concreto y no vale si necesitamos déficit. Vamos, nada y menos, un guiño a Bruselas y un brindis al sol (que no a Sol).
Sí ha servido, en cambio, para que Alfredo Pepunto marque distancias con el apestado Zapatero, con su “Yo no lo hubiera hecho así”, lo que no obsta para que, en palabras de ‘El País’, en su primera, busque “la unidad del PSOE frente a los que piden un referéndum”. Entre la espada y la pared anda el ‘candidedo’, lo que han aprovechado otros para distanciarse de él.
Carme Chacón, aprovechando que el verano agoniza, ha empezado su campaña electoral contra Rubalcaba, poniendo un poquito de sal a esta jornada política tan descafeinada.
Así, la ministra de Defensa presenta sus respetos a la reforma de la Constitución pactada por el PP y el PSOE, al tiempo que manifiesta sus “dudas” por el modo en que se ha llevado a cabo.
Tras realizar la preceptiva inclinación de cabeza frente al partido y su candidato electoral, Chacón guiña ostensiblemente el ojo, mirando hacia la grada ‘indignada’ y descontenta, y reconoce que hay:
“una demanda social que reclama, con razón, más participación popular en las grandes decisiones políticas”.
Con razón, apunta, levantando astutamente la pancarta del referéndum.
MI PEQUEÑO SALTAMONTES
Las pancartas se montan en la Red y, más concretamente, en Twitter (ábrase cuenta ya).
Allí puede el lector impaciente, a la espera del periódico de mañana, encontrarse a un Gaspar Llamazares hiperactivo y lírico, con mensajes que envidiaría el maestro de ‘Kung Fu’, como este:
“Qué error ser una roca para empecinarse en la reforma, en tiempos en que hay que ser esponja para absorber lo que opina la ciudadanía”
Si hubiera añadido “Pequeño Saltamontes”, ya sería perfecto.
También en Twitter me encuentro al adjunto a la dirección de ‘El Mundo’, Víctor de la Serna (no, ese no: el hijo), descendiendo a opinar sobre nuestra primera del otro día:
“La portada de ‘La Gaceta’, con fotos de ciudadanos anónimos que califica de ‘indignados’ no identificados, demuestra poca ética periodística”
Llámenme antiguo, pero leer a un periodista llamar ‘portada’ a la primera de un diario me chirría bastante; ver a un capitoste de ‘El Mundo’, el diario que no sólo ignoró la ingente información sobre la fortuna de José Bono sino que le ofreció las páginas de la publicación a modo de tirita, sana, sana, culito de rana, hablando de ética periodístca, es directamente carcajeante.
Es cierto, don Víctor, que no es La Gaceta la que debe identificar a los ‘indignados’ ilegales que protagonizaron altercados en Sol, sino la Policía, que lo haría encantada si el Gobierno no le hubiera dado instrucciones precisas para que ignore el procedimiento habitual.
Quienes llevan tanto tiempo codeándose con los grandes a veces olvidan que nuestro oficio es vigilarles, no hacerles el caldo gordo.