En El Periódico, Carlos Carnicero comparaba a Zetapé con Leónidas para demérito del primero
Escuchado al director de ‘Herrera en la Onda’, Carlos Herrera, un día después del anuncio del ministro de Presidencia, Ramón Jáuregui, sobre la implantación de un Consejo Estatal de Medios Audiovisuales: «Este Consejo Censor es para controlar a las televisiones que no le son afines. Para cerrar Intereconomía, para multar a Veo TV, para todo eso. Para eso contarán con sicarios, que colocan en este tipo de Consejo Audiovisual, que con excepciones notables, los hay decentes, la mayoría son unos sectarios para echar de espaldas».
El País estaba preocupado este martes, según su editorial, —Murcia en la tormenta— porque «el presidente murciano no es consciente de la tormenta que ha desatado cuando, en contra de una norma básica del Estado de derecho que se ha comprometido a respetar y a hacer que se respete, señala una responsabilidad colectiva para un delito». Que «exacerbar los ánimos propagando acusaciones mientras la justicia trabaja» no es bueno. Y «eso es, exactamente, lo que está haciendo Ramón Luis Valcárcel y, en su estela, la dirección nacional del Partido Popular».
En Público, la agresión del «ultra del fútbol», -según parece, vinculado a una peña radical de extrema izquierda-, era una «salvajada» para su director, Jesús Maraña, —Violencia y manipulación— que olvidando el juicio de valor sobre la autoría intelectual de la masacre de Tucson, consideraba que «la derecha política y mediática decidió con una celeridad desconocida que la responsabilidad de lo ocurrido era de los socialistas y de la ‘pasividad’ del delegado del Gobierno y del Ministerio del Interior». Para responsabilidad, escribía Maraña, la de todos los políticos, que es «no alimentar la crispación ni manipular una salvajada para manchar las siglas del adversario». Podían tomar todos nota. Todos.
Otro columnista del mismo diario, Ignacio Escolar, aseguraba —La culpa— que «la manipulación de este suceso por parte del PP y del gobierno murciano, al culpar de la paliza al PSOE y a los sindicatos, está siendo tan repugnante como la propia agresión».
VATICINIOS DE MINISTRA
Fuera de la actualidad murciana, Ángeles González-Sinde, titular de Cultura, publicaba un extenso artículo en El País —El adversario es otro— sobre «esa ley que popularmente se conoce con el apellido de mi abuela», y que contenía algunos párrafos que asemejaban al guión de una película: «Vaticino que en ellos ese falso antagonista -los de la cultura- se revelará como el aliado natural y verdadero del héroe -el anónimo y desinteresado internauta-, y juntos encontrarán las fórmulas más eficaces para hacer de la Red ese espacio autónomo de creación, libertad y democracia que ya todos sabemos que es. Y la protegerán juntos de las verdaderas amenazas que son, me temo, muy distintas». Probablemente esos «grandes intereses económicos -los verdaderos dueños de la Red-«.
ZETAPÉ NO ES LEÓNIDAS
En El Periódico era Carlos Carnicero —Zapatero en sus Termópilas— quien recurría a las figuras y hechos históricos: «No creo que sea más fácil el reto de José Luis Rodríguez Zapatero que el del rey Leónidas de Esparta y las Termópilas, sin duda, fueron más fáciles de defender que la errática política de Rodríguez Zapatero. Leónidas resistió hasta que la traición dejó la retaguardia al descubierto. Rodríguez Zapatero se ha traicionado a sí mismo». Para seguir apretando, Carnicero aseguraba: «No estuve allí: pero me imagino que Leónidas arengó a sus hombres diciendo que su sacrificio era por defender un proyecto, no por aplacar a los mercaderes persas». Ahora mercados a secas.
Originalmente publicado en La Gaceta.