Hay que reconocerlo: el montaje fotográfico tiene su aquel. Rubalcaba y Rajoy se juegan su futuro político por los pelos. Literalmente. ¿Influye la alopecia en el voto? Es la pregunta que se hace el suplemento Magazine de El Mundo mientras pasa por el photoshop a todos los presidentes de la democracia.
El dato: sólo ha habido un jefe de Gobierno sin pelo y no fue elegido en las urnas. ¿Deja esto fuera de carrera a ‘Rubalcalva’ como le dicen algunos con torpe malicia? No. El ministro, según El Mundo, se ha apuntado un importante tanto: conseguir que la calva pase de ser un estigma a un símbolo de poder.
En el reportaje, escrito por Pablo Mérida, nos enteremos que la calvicie es mal vista desde la antigüedad. ¡Ser calvo en un insulto en la Biblia! El cabello como símbolo de potencia y virilidad. Se han econtrados pelucas hasta en momias egipcias que no querían emprender calvas el camino hacia la eternidad. Pero hoy la tendencia ha cambiado. Ya son muchos los que exhiben su calva con naturalidad.
Tampoco Mariano Rajoy tiene su fuerte en el pelo. Magazine le recomienda otro corte y tinte sutil para mejorar su imagen. ¿Y si fuera calvo? «Su desafío es convertirse en el primer presidente de la democracia con barba», dice El Mundo. Si ya lo hubo con bigote….
«Ser calvo no es una ventaja o un incoveniente para un político», comenta el consultor Marcos Magaña. José Bono no parece estar muy de acuerdo con esa afirmación. Según dicen en los pasillos del Congreso, Bono ha animado últimamente a sus colegas de calvicie, Durán y Anasagasti: «Lo del pelo tiene solución. Yo lo resolví».
