La izquierda califica de "regreso al patriarcado" la protección de la natalidad
Estoy por cancelar mi suscripción a El País, quién le ha visto y quién le ve. El otro día no quise ni citar un magnífico reportaje sobre cómo los niños se resienten de la negligencia de sus padres, demasiado ocupados en su trabajo, que casi casi podría ir en ALBA, y otro sobre el endurecimiento de la política de anulaciones de Benedicto XVI del que podría decir tres cuartos de lo mismo. Sea usted cofrade la Santa Transición para esto.
Pero no todo está perdido; el rojerío del «diario global» exiliado de las páginas de ‘Política’, se nos refugia en ‘Cultura’, ‘Sociedad’ o donde le dejen. «Respeten el humo de ficción«, reza el titular del tema que abre la sección Vida & Artes, a doble página. Que papá Estado nos imponga prohibiciones draconianas ‘por nuestro bien’ nunca ha sido algo que quite el sueño a nuestros progres de referencia. El vulgo, ya se sabe, no tiene ni idea de lo que le conviene, y no hay que confundir libertad con libertinaje. Pero los cómicos, todo el mundo sabe, tienen bula pontificia. La cosa es que en el Teatro Apolo de Barcelona se representa la ópera rock ‘Hair’ y alguien se ha quejado de que los actores salen fumando, y ahí están, como un solo hombre, El País y Público para defender la libertad de los actores. Al resto del personal, que le vayan dando. «Está claro que falta una excepción de la ley a nivel artístico», pide Dani Anglés, se lee en un sumario del artículo de El País. ¿Excepción por ruina hostelera, alguien? Lo imaginaba.
En cualquier caso, siempre nos quedará Público, ese baluarte del partidismo que no deja de darnos alegrías, donde todos los del PSOE salen guapos y el PP es siempre malísimo. «Cospedal plantea como modelo un plan de empleo que no existe». Gran noticia, sin duda. Pero, si no existe, ¿de verdad necesita explicarse a lo largo de toda una página? Y, ya puestos a ejercer de mosca cojonera, ¿no le interesará más al personal lo que hace con el empleo el Gobierno, que es el que, al fin y al cabo, manda? Pero, claro, con el panorama del INEM eso no daría bien en el cartel electoral de las municipales en que se ha convertido Público. Informemos, mejor, de lo que NO hace el PP.
LA MATERNIDAD ES FASCISTA
Pero el gran festín de los fariseos de izquierda ha sido la ley de familia presentada por la Xunta de Galicia. Consúltenlo en Google, ya me dirán. Público: «La Xunta recorta los derechos de la mujer con su ley de familia». Asusta, ¿verdad? La cosa viene del Consello Económico e Social de Galicia, que ha dictaminado que la citada ley supone un claro «retroceso» en los avances sociales al recuperar la «retórica de la familia heterosexual y la maternidad como rol social vital». ¿No están ustedes escandalizados? ¿La maternidad, rol social vital, cuando todo el mundo sabe que a los integrantes del Consello les ha traído la cigüeña y los redactores de Público proceden de un laboratorio de última generación? ¿A quién se le ha podido ocurrir semejante anacronismo, que en la práctica -citamos el dictamen del CES- «supone volver al patriarcado»?
El Gobierno de Núñez Feijóo no ha tenido otra ocurrencia que «fomentar la natalidad y el derecho a la vida en formación», el muy fascista. PSdeG y BNG, nos informa amablemente ‘Público’ en un sumario, dicen que la norma fomenta «el modelo familiar de la ultraderecha». Tener hijos es de ultraderecha. Los que se echan las manos a la cabeza por el ‘recorte’ de las pensiones y el retraso de la edad de la jubilación son incapaces de entender la abrumadora aritmética según la cual, si no nacen niños hoy, no habrá trabajadores que coticen mañana para pagar las pensiones. El fomento de la natalidad debería ser prioridad de la izquierda, si la izquierda tuviera alguna coherencia o algún sentido. Pero cada ves estoy más convencido de que la izquierda, al menos esta izquierda convencional de Público y El País, es meramente una pulsión de muerte.
SALVAR A GARZÓN
Lo suyo es extasiarse con ‘Pa Negre’, la gran ganadora de los Goya, que no ha sido vista ni por el 1% de los españoles. Público le dedica una doble, abriendo con una entrevista a su director, Agustí Villaronga, a quien define como «hombre de moda». Pasamos la página y es todavía más patético: «Salvar al soldado Garzón», una crónica hagiográfica sobre la hagiografía cinematográfica que Isabel Coixet dedica a la ‘prima donna’ de la judicatura española.
Originalmente publicado en La Gaceta