¿Dónde ha quedado la izquierda mediática que era adalid de la objeción de conciencia y de la insumisión?
La única izquierda a calzón quitado que se lo cree en la prensa diaria española, Público, abandona las arenas de Libia para concentrarse en la verdadera batalla, que en ningún caso es la información, sino parar al PP. «Corrupción. El PP maniobra para tapar sus escándalos». Ocho páginas de ‘palos’ a la oposición. País. (Los casos que utiliza el PP contra la Fiscalía).
La prensa está, o debería estar, para eso, para destapar la corrupción de los políticos, sus inconsistencias y mal gobierno. Pero cuando la información está tan ‘escorada’ da un poco de vergüenza ajena. La Gaceta hizo hace ya algún tiempo un recuento de los casos de corrupción denunciados en esta legislatura, y el PSOE sacaba varios cuerpos a sus rivales políticos. Vale, entiendo que «Vote al PP, ahora un 15% menos corrupto» no es el lema ideal para la campaña, pero pretender que la corrupción es un problema de los populares tiene delito. Periodístico, claro. De Bono, por poner un ejemplo insigne, al periódico del trotskista Roures no le preocupan su misterioso enriquecimiento ni sus, ejem, libertades con los datos; sólo lo cita para decir que «La Justicia no ve delito en el ‘caso Bono», en un recuadro en el que no citan en absoluto la última denunciar aceptada por los tribunales.
QUE HABLEN LAS URNAS
«La mayoría cree que Camps tendría que haber dimitido ya y no debería ser candidato«, sigue en primera. Bueno, si la mayoría cree eso, no le votará en mayo y asunto resuelto, ¿no? Pues no. Abre su gran despliegue («La corrupción asedia al PP») asegurando que «Rajoy entierra su código ético y abraza al imputado Camps«. Es un mal momento para que un zapaterista hable de abandonar códigos éticos. La izquierda vive sin vivir en ella ante las últimas traiciones de Zapatero, desde la voladura controlada del Estado de bienestar (esa «conquista social irreversible») a la prórroga de vida de las nucleares. Pero, de algún modo, Público disculpa, explica… O ignora. Como en el caso de la visita de Zapatero, tan casero él, a la teocracia qatarí. La gira del presidente no merece el menor comentario en el papel, y la información que aparece en su página web, sin duda por lo cara que está la línea en Internet, olvida mencionar detalles como que se trata de una monarquía absoluta de carácter religioso con tantas libertades públicas como Libia, o que en el país las mujeres, obligadas al ‘niqab’, son ciudadanos de segunda o que se mantienen los castigos físicos. Minucias. Sólo ayer se nos explicaba que si Zapatero se había malquistado con los Estados Unidos y con la Alemania de Merkel (¡ah, qué tiempos aquellos!) era porque se centraba en los regímenes verdaderamente populares, como la Bolivia de Evo Morales o la Venezuela bolivariana. Ahora se mira para otro lado, se murmura algo de inversiones e intereses comerciales y se pasa a lo importante, que es, vaya por Dios, las rebeliones en el mundo árabe contra las tiranías.
Bueno, no ayer. Ayer era Camps. Como todos estos días. Siento aburrirles, pero imagínense cómo estarán los lectores de Público, inseguros de si están leyendo el número de hoy o el de la semana pasada. Manuel Rico abre opinión con el asunto, ‘Cero‘, no sé si llamado así por el número de ganas del autor para volver a decir lo mismo otra vez. «La decisión de Mariano Rajoy de presentar como candidato al presunto delincuente Francisco Camps es un enorme paso atrás en la lucha contra la corrupción. No sé qué pasa con este hombre, que para él todo es terriblemente transcendental. Debe ser agotador. Y seguimos con la oposición. «Blanco llama ‘friki’ al PP por criticar el límite de velocidad». ¿’Friki’? Afortunadamente, el texto incluye la noticia de que «Cospedal le replica proponiendo que Zapatero no viaje a los mítines en un Falcon para ahorrar combustible». Oye, pues no es ninguna tontería…
El alineamiento de Público es tan vergonzosamente evidente, tapando de continuo los virajes a la derecha de su señorito, que estamos por retirarles el carné de progres. Pero siempre leemos algo en el último momento que nos recuerda que, además de un panfleto en auxilio de Zapatero, Público representa la más rancia izquierda anticlerical hasta la ñoñez inversa, si me entienden. Lean: «Infatigable en su desafío a las leyes terrenales, Benedicto XVI exhortó a los médicos a rebelarse contra los abortos». ¿Se acuerdan -parece que hayan pasado mil años- del tiempo en que la izquierda era la gran defensora de la objeción de conciencia, incluso de la insumisión? Quien quemaba una cartilla militar era un héroe aplaudido fervorosamente por negarse a matar. Si ahora el Papa anima a otros a negarse a matar, un peligroso rebelde que está llamando directamente a la delincuencia. Varas de medir, siempre distintas varas de medir.
Originalmente publicado en La Gaceta