Bigas Luna y Enrique González-Macho, dos formas de cambiar la imagen del cine español

Escoltado por sus dos vicepresidentas y con el programa en la mano uno, y en solitario y sin papeles el otro. Así se han presentado este jueves en la Academia de Cine Enrique González-Macho y Bigas Luna, respectivamente, para presentar ante los académicos y los periodistas sus programas electorales para presidir la institución tras las elecciones del próximo 10 de abril.

Aunque no han compartido escenario, -sí compartieron foto-, han coincidido en una serie de asuntos que ambas candidaturas ven esenciales para el futuro del cine español durante los próximos tres años.

Después de resaltar la gran labor desarrollada por el presidente saliente, Alex de la Iglesia, han expresado su deseo de cambiar la imagen del cine español y acercarlo al público, así como de lograr una Academia por encima de la política. También han compartido halagos hacia nuestro cine y han asegurado que es bueno que haya dos -cuantas mejor- candidaturas.

El primero en presentarse fue González-Macho, flanqueado por sus vicepresidentas Marta Etura y Judith Colell. «La Academia tiene que ser apolítica en cualquier circunstancia. Puede haber diferencia de opiniones, pero eso es bueno. Todos los miembros han de ser absolutamente iguales al margen de sus ilustres nombres. Estar aquí es un honor», ha subrayado.

Acto seguido, ha apostado por un cambio de modelo tecnológico y social de relación con el espectador, estando siempre atentos a las dificultades y reducciones presupuestarias. «Si todos los organismos públicos funcionaran con el mismo rigor que el ICAA no habría Rumasas», ha destacado.

Sobre la imagen del cine español, ha reconocido que «una parte de la sociedad española no lo quiere, por lo que hay que hacer una labor de acercamiento tanto al público como a la prensa». Para ayudar a esto le gustaría hacer un gran ciclo de cine español, que incluso podría tener sesiones matinales para colegios, algo que puede «ser pedagógico».

También ha manifestado su intención de llevar la gala de los Premios Goya a un recinto más grande con mayor aforo, aunque siempre «sin perder el glamour», al tiempo que ha asegurado que va a luchar por la paridad entre hombres y mujeres en el sector.

Asimismo, ha defendido que «las dos candidaturas son líneas paralelas que nunca se chocan». «Me presento porque llevo 42 años en el cine y lo bueno que he vivido ha sido y es más importante que lo malo. El cine me ha dado mucho y por mucho que le pueda devolver nunca será suficiente», ha sentenciado, a punto de emocionarse.

«DIGNIFICAR LA PROFESION»

Bigas Luna, solo y sin papeles en la mano, ha eligido y disculpado de inicio a sus posibles vicepresidentes, Leonor Watling y Yousaf Bokhar, para después afirmar que sus principales objetivos son acercar al público al mundo del cine, «dignificar la profesión» y aumentar la cuota de mercado de las producciones españolas.

«Quiero mejorar la opinión del público sobre nuestro cine, algo que se ha deformado. La opinión sobre el cine español en España no es la que se merece, ni mucho menos», ha planteado, para después proponer una Academia más moderna, más abierta y «con más presencia en internet».

El cineasta catalán ha puesto énfasis en una idea que le ronda la cabeza desde hace años como es «alfabetizar audiovisualmente a la sociedad empezando por los niños, que pueden aprender a hacer películas antes de saber leer y escribir, pues el lenguaje audiovisual es fundamental en nuestros días».

Además, ha señalado que la Academia tiene que ser la capital de lo que representa el cine en lengua castellana, y al mismo tiempo debe tener un espacio importante en Europa, sobre todo a nivel promocional del cine español. En este punto, ha apostado por una promoción «indirecta» e «inteligente» del producto nacional.

«UN PAIS SIN CINE NO EXISTE»

Luna ha abogado por informar bien a la clase política, para que comprendan que «un país que no tiene cine no existe, ya que este medio es una herramienta cultural importantísima y tienen que comprenderlo». Además, ha propuesto que el sector esté en los ministerios de Cultura e Industria, y ha ejemplificado el caso de Estados Unidos, donde muchas empresas y la administración están detrás de los estudios, porque saben que «si Hollywood vende, Estados Unidos vende».

Sobre la piratería, Luna ha argumentado que «el cine está encontrando su sitio, y las salas son como las galerías de arte, la gran pantalla promocional, y esto hay que mantenerlo y apoyarlo». Al mismo tiempo, ha dicho que la difusión ha tenido un gran crecimiento gracias a internet, «pero todo eso está un poco desordenado todavía, aunque se ordenará».

También acerca de este mismo asunto, González-Macho ha comentado que estamos en un «momento de transición pero el modelo futuro no ha llegado y nadie puede decir cual será». Por eso ha propuesto «defender lo que existe mientras llega lo nuevo, pues el futuro es incierto».

«Internet es un arma fundamental de futuro, pero ahora hace una función parasitaria por la falta de regulación. Hay que intentar que haya una relación satisfactoria para el creador y el consumidor. Estamos por las nuevas tecnologías y por los derechos de los autores, y en contra de los grupos mafiosos», ha remarcado.

Por su faceta de productor, distribuidor y exhibidor, González-Macho ha incidido sobre aspectos que Luna no ha comentado, tales como la importancia del Programa Media y la digitalización de los cines, así como los problemas en las relaciones con las televisiones.

A su juicio, el cine español «no ocupa el lugar que se merece en las televisiones, exceptuando TVE». A este respecto ha añadido que la postura de las privadas «frente al cine español y europeo deja mucho que desear», al tiempo que ha planteado que «la Academia puede ser influyente en todas las normas audiovisuales» para cambiar esta situación.

Para concluir, Bigas Luna ha reconocido que le daba vergüenza hablar bien de sí mismo, pero ha subrayado que «tiene mucha ilusión» y cree que puede «hacerlo bien». Es más, ha afirmado que puede ser un presidente «maravilloso» que tiene «ideas claras en estos momentos confusos», por lo que puede «ayudar a clarificar muchas cosas».

«Además, no estoy vinculado a ningún grupo ni color político, y eso es bueno para el cargo, ya que la Academia tiene que estar por encima de todo. Mi figura aporta cosas a la Academia, creo que soy ideal, porque aunque sea catalán soy un ‘catalán viajao’ y eso me da categoría», ha sentenciado con cierta ironía.

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