«El Barça sólo se dejó colar un balón del Madrid en su portería». Este titular, siendo técnicamente cierto, no creo que pasara a los anales del periodismo como un ejemplo de profesionalidad acrisolada. Dar noticias no significa sólo transmitir datos ciertos, menos aún en el titular, sino en graduar la información primando lo más significativo; en el caso citado, la victoria del Madrid. Lo otro sería juzgado como una lamentable muestra de forofismo desatado y ridículo.
Algo no muy diferente a lo que hacía ayer Público. El diario de Roures ha encargado un estudio de cara a las cercanas elecciones locales del 22 de mayo a un proyecto del propio grupo, Publiscopio, y los resultados, aunque comprensiblemente más halagüenos para el PSOE que los de otros estudios demoscópicos -no nos engañemos: esto va así-, confirman la previsible victoria global del PP.
Y, claro, eso no se puede decir tal cual, desanimaría a las tropas. Titular: «El PSOE remonta 11 puntos». Mucho mejor, ¿no? No hay nada como el pensamiento positivo para poner una sonrisa en una mala noticia. Para quien no haya leído ninguna encuesta previa, podría incluso significar que arrasa.
EL ‘REY’ HA MUERTO…
La encuesta merece su correspondiente análisis a una página de la mano de José Luis Zárraga, «Se cierra un ciclo, se abre otro» –Se cierra un ciclo, se abre otro-, que se inicia no con quienes cierran el ciclo -y, esperan, vuelvan a abrir otro-, sino con los ‘malos’: «Durante tres años, la derecha política y mediática se ha concentrado en el objetivo de destruir la imagen de Rodríguez Zapatero».
Vaya, qué cosa tan rara. Nadie, en cambio, podría decir que a los socialistas se les pasara nunca por la imaginación «destruir la imagen» del entonces presidente José María Aznar. Todo era «programa, programa, programa», y apenas se acordaban de quién era exactamente el líder de esa derecha que criticaban.
Manuel Rico abre ‘Opinión’ con más de lo mismo en «Un vuelco electoral sorprendente, pero no único» –Un vuelco electoral sorprendente, pero no único-. La noticia, insiste Rico, es la «sorprendente» recuperación del PSOE en intención de voto, que achaca, con razón, a la partida de Zapatero. Y se pone la venda antes de la herida al asegurar que las municipales no anticipan en absoluto los resultados de las generales.
Zapatero es ya, para todos, un peso muerto, y lo importante ahora es elegir caballo ganador y, sobre todo, desvincularse del cadáver andante. Manuel Saco se ofrece en «Ofertas electorales de amplio espectro» –Ofertas electorales de amplio espectro– cuando dice que «últimamente resulta más fácil encontrar a Zapatero haciéndose una foto con Botín y demás banqueros y grandes empresarios que con los dirigentes sindicales». Que sí, que es algo que ya le dolía mucho a Público, pero que no se ha dicho que esa acerba claridad hasta que se ha abierto la sucesión: el ‘rey ‘ha muerto, viva… ¿la ‘reina’?
En la misma columna Saco recurre a una de esas frases que retratan el fanatismo antidemocrático de la izquierda, para la que los derechistas son seres infrahumanos que nacen así, los pobres: «En este juego de farsas, en el que nadie es quien parece ser, el PP, del que se nutren, por razones genéticas, los altos cargos de las empresas…».
Traduzco el fárrago: «Sí, el PSOE ha estado gobernando a mayor gloria de los mercados y cogidito de la mano de la patronal, pero nada es lo que parece, porque todo el mundo sabe que ‘por razones genéticas’ los de derechas lo son como expresión ineludible de su carácter explotador. Vamos, que no hay magnate que no sea de derechas ni derechista que no lo sea ‘por razones genéticas». Quizá ahora la ciencia, que tanto adelanta, acabe descubriendo la cura de esta terrible tara congénita y podamos progresar.
Marco Schwartz sigue azotando ese caballo muerto de la extrema derecha como verdadera alma del PP, algo que ya sugiriera hace unos días Juan Carlos Escudier, con argumentos tan peregrinos como que «el 90% de los electores que se sitúan en la extrema derecha se siente identificado con el PP» –El dilema de Rajoy-.
Daría algo por saber de dónde ha sacado Schwartz el dato. Me imagino la encuesta: «¿Es usted de extrema derecha? ¿Se identifica con el PP?», para que el resultado arrojara la redondísima cifra del 90%. Cite, que me muero de curiosidad.
EL CENTRO MÓVIL
Y sigue: «Es posible que Mariano Rajoy sea una persona moderada, pero en los ocho años que lleva al frente del PP no ha conseguido la fórmula mágica que permita a su partido materializar su pretendido viaje al centro». Ni lo conseguirá jamás, señor Schwartz, mientras la izquierda, que es la que domina el discurso político, siga moviendo el centro hacia la izquierda en cuanto el PP se aproxima allí.
Centro es lo que la izquierda diga que es centro, y en su definición entra que es un lugar en el que jamás puede estar el PP. Lo del Partido Popular es, para cualquiera con memoria, un «quién te ha visto y quién te ve», pero sigue tan lejos del centro como el primer día.
¿Seguimos con el minué judicial de Público, ahora sí, ahora no? Ya sabemos que, a juicio de Público -otros números de Público, habría que decir-, la Justicia española es poco menos que una marioneta del PP, a cuyos dictados se somete servilmente en lo que hace a Sortu, Garzón y algunas otras causas que pesan a la izquierda.
Pues lean ‘La Lupa’, «Cospedal y la mezcla de poderes»: «Es difícil creer que una abogada como ella no sepa que las democracias se sustentan en la división de poderes». ¿Nos toman el pelo? Porque parece que Público también lo ignora cuatro días de cada cinco.