Échenle la culpa a la astenia primaveral. O quizá es que llevo ya tantos días recogiendo los mismos tics, ejemplos casi idénticos de forofismo tribal, que se me hace muy difícil hacer comentarios distintos de trucos tan repetidos.
Pero, ¿no les aburre? Se habla de la crisis de la prensa de papel y se culpa siempre a Internet. Pero, ¿no tendrá algo que ver el hecho de que se hayan convertido en meros pasquines para los que la verdad no es meramente opcional, sino positivamente molesta?
No sé qué esperan encontrar en la prensa de izquierda sus lectores en estos días terribles con olor a urna. Espero que no sea información, porque si no, van listos. Si se puede, se escarban los casos más peregrinos que dejen mal a algún candidato del PP, lo que no es difícil en unas elecciones que afectan a la mayoría de las comunidades autónomas y a los 8.111 municipios.
Es la ley de los grandes números: entre tanto candidato, tiene que haber un puñadito de sujetos con declaraciones desafortunadas. Cuando se trata de políticos, la proporción aumenta. Si no hay nada de esto, pues una encuesta -favorable a las tesis propias, claro- da siempre juego. Por último, se inventa, con la inestimable ayuda del partido.
UNA PAJA EN UN PAJAR
El primer ejemplo, el ‘número dos’ del PP por Martorell, que ha dicho algo ofensivo sobre Zapatero en su Facebook. «El ‘número 2’ del PP de Martorell se disculpa tras mandar a Auschwitz a Zapatero» –El ‘número 2’ del PP de Martorell se disculpa tras mandar a Auschwitz a Zapatero-. Oh, que paren las máquinas; Gadafi y el número-dos- del-PP-por-Martorell, reyes de la noticia. Se entiende que este alocado joven no ha mandado a Zapatero a ninguna parte, y que sólo se le ha calentado la boca en la Red. Vale, ríanse, pero para los medios de izquierdas es un tema muy serio.
Dos: abre Público con su Publiscopio (¿para cuándo que La Gaceta abra con el Gacetómetro? No demos ideas…). «Rubalcaba y Chacón superan a Rajoy». Porque yo mismo mismamente lo he investigado, y el hecho de que mis encuestas siempre se escoren a la izquierda no resta un ápice a su credibilidad.
Y con este hermoso juanpalomismo mediático se dan un día de fiesta glosando números gloriosos, en una versión periodística del cuento de la lechera. Tres páginas interiores con la ‘información’ y buena parte de la Opinión. Será por dinero…
«Rubalcaba y Chacón logran más apoyo que Rajoy», insisten dentro –Rubalcaba y Chacón logran más apoyo que Rajoy-. Nada de «según una encuesta propia», no: lo logran, porque yo lo valgo. Imaginemos que los datos son correctos. Tendría algún sentido que la partida de esa rémora pública, Zapatero, hubiera entusiasmado al electorado natural del PSOE hasta el punto de dejar los votos del PSOE cerca de los del PP. Pero el tiempo no juega a su favor.
Los entusiasmos se enfrían, y cuando las preprimarias se calienten y haya zancadillas por todos lados, a lo peor ese entusiasmo se enfría considerablemente. «El PSOE evita la autocomplacencia pero asume que gana terreno al PP» –El PSOE evita la autocomplacencia pero asume que gana terreno al PP-. Cuando la encuesta más favorable, muñida por el grupo más forofo, les sigue dejando por debajo del rival, tampoco debe ser tan difícil ‘evitar la autocomplacencia’, digo yo.
Y tres: El País: «El PSOE percibe que el ‘extremismo’ del PP moviliza a sus abstencionistas» –El PSOE percibe que el «extremismo» del PP moviliza sus abstencionistas-; o, por decirlo con Público, «Zapatero alerta sobre la ‘extrema radicalización’ del discurso del PP» –Zapatero alerta sobre la «extrema radicalización» del discurso del PP-. Viene a ser lo mismo, aunque quizá sea significativo que el periódico de Prisa evita nombrar la bicha.
Bien, pero, retóricas electoralistas aparte, para que lo entienda incluso un obtuso no izquierdista como yo: ¿en qué consiste el «extremismo» del PP (o su «extrema radicalización»). Me van a perdonar, pero mirando a Rajoy, la última palabra que se me ocurre es ‘extremista’.
RADICALES LIBRES
No son muy específicos, pero la cosa se circunscribe a la política terrorista, y más concretamente al deseo ‘pepero’ de impugnar la lista de Bildu. El PSOE, por lo que entiendo, era partidario de ir candidato por candidato. Es perfectamente posible que el PSOE hubiera optado por la impugnación global; lo han hecho antes. Pero, ¿a que no apuestan conmigo cinco contra uno a que en ese caso no hubiera habido ni extremismo ni radicalización?
Son métodos discutibles, pero es agotador que una medida así se traduzca por extremismo y radicalización. Por todas las encuestas que he leído, en materia terrorista es difícil ser más radical que el pueblo soberano. Sólo el PSOE, por cierto, lo ha logrado, cuando decidió combatir el fuego con el fuego, en tiempos de González. Eso sí fue radical.
Sea como fuere, al director de Público no le ponen tanto estos fervorines como para inaugurar Opinión con más de lo mismo, y toma las de Villadiego o, en su caso, las de Damasco («Alto a la represión siria») –Alto a la represión siria-. No es, sin embargo, inocente.
Maraña se pregunta qué grado de represión tiene que alcanzarse en un país para que intervengan los occidentales. En cuanto Bush u otro republicano no está en la Casa Blanca, estos rojillos se vuelven de un belicista que asusta. Pero no es lo mismo, no es nunca lo mismo.
Publicado originalmente en La Gaceta.