Esta primavera está siendo especialmente mala para las alergias de la izquierda montaraz. La ilegalización de Bildu, seguida por un triunfo tan sonado en la guerra norteamericana contra el terrorismo internacional como es el hallazgo y muerte del hombre más buscado del mundo, Osama bin Laden, les tiene refunfuñando en letra de imprenta, y por razones muy parecidas.
El rojerío siempre ha sido un punto quintacolumnista en Occidente y un mucho masoquista de lo suyo, razón por la que los terroristas encuentran en ellos compresiones tan laxas y primores garantistas que descuidan para ese ser abominable, el ciudadano probo y normal, cumplidor de la Ley. De ahí que Público eche las muelas con lo de Sortu, primero, y ahora con lo de Bildu, y mire con recelo la muerte del líder de Al Qaeda.
El País, que ha encontrado una insólita ecuanimidad en brazos de Liberty, huye de las asociaciones con esta izquierda y titula en primera con un toque hollywoodiense de acción en directo: «Contacto visual con Gerónimo… enemigo muerto en acción» –Contacto visual con Gerónimo… enemigo muerto en acción– . En cuanto al grupo ‘abertzale’, «Zapatero pide calma al PNV a la espera de un fallo favorable a Bildu».
LOS MÁS POPULARES
Público dedica su primera al terrorista muerto, con este curioso enfoque: «Matar a Bin Laden dispara la popularidad de Obama», que no sé a ustedes, pero a mí me suena a reproche, completándolo con este otro: «La Casa Blanca admite que el líder de Al Qaeda estaba desarmado». En cuanto a la formación vasca en disputa, titula así en su primera plana: «Patxi López pide al TC que ‘garantice los derechos’ de Bildu», elegante fórmula de mostrar su solidaridad con los ‘abertzales’ al tiempo que se reivindica la figura del ‘lehendakari’ socialista.
Los catalanes están, cómo no, con Bildu, pero la noticia del día no es esa por aquellos lares, y tampoco los avatares de la operación contra el líder de Al Qaeda. Sólo el Barça que, ya se sabe, es «mes que un club». «La cuarta será en Wembley», exulta El Periódico de Catalunya; «Retorno a Wembley», se felicita La Vanguardia, aunque deja espacio en su primera para anunciar que «EE UU cree que Pakistán amparaba a Bin Laden».
Pero si El País no parece estar por la labor de enseñar sus colores a lo vivo, tampoco va a dejar de poner pegas a actuaciones que le deben doler a su alma colorada. No olvidemos que en su día dio la noticia más importante -hasta la fecha- del milenio, no por el ataque y los muertos del 11-S, sino por el temor a la posible reacción americana. Por eso, no es extraño que en páginas interiores titule «Sombras sobre la operación que liquidó a Bin Laden».
Esto de poner ‘sombras’ en sucesos de regocijo universal es muy de la izquierda, igual que hace unos días veían ‘sombras’ en la beatificación de Juan Pablo II.
PASEOS
Y, hablando del Papa anterior y su espinosa -para la progresía- beatificación, Emma Riverola arremete contra las supuestas ‘prisas’ en «Así lo quiso el Señor» –Así lo quiso el Señor-, una columnita bastante tópica en El Periódico. Creo que podemos imaginar -descontar- hasta la última de las manidas ideas, pero les dejo unas cuantas.
Esta beatificación, dice la Riverola, «es, también, la reafirmación del camino que ambos emprendieron: el retorno de la Iglesia a sus posiciones más integristas». El día que estos chicos no califiquen de «integrista» a un Papa me voy a alarmar. «Ambos [Juan Pablo II y su sucesor] ensalzaron la familia tradicional, se enrocaron en la moral más retrógrada, silenciaron las denuncias de pederastia y se olvidaron de los cristianos de base». Cristianos de base, por cierto, no significa, como podría pensarse, cristianos corrientes, que a esos JP se los llevaba de calle, si no que es menguante puñado de teólogos octogenarios que mantienen El País y sus iguales en respiración asistida.
Pero volvamos a la noticia del momento, que el sectario director de Opinión de Público aprovecha para dar palos a dos bandas, a la Administración norteamericana y -ya estaba tardando- al PP. Ya, entiendo que resulta difícil qué tienen que ver los populares con Bin Laden, pero Marco Schwartz encuentra el modo de vincularlos en «La falta de transparencia alimenta más las dudas» –La falta de transparencia alimenta más las dudas-.
La cosa es que la operación ha sido muy opaca, y que el modo de acabar con teorías ‘conspiranoicas’ es la transparencia, aunque no es un método infalible porque «pese al proceso judicial público y meticuloso que se siguió contra los responsables de los atentados del 11-M en Madrid, el PP y algunos medios de comunicación han conseguido, mediante una campaña sostenida de manipulación, falsedades puras y medias verdades, que cierto número de ciudadanos siga creyendo que hubo ‘algo más’ (el PSOE, ETA o lo que fuere) detrás de la matanza». Este hombre debe tener pesadillas con Rajoy.
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