En plena crisis del PSOE, para el diario de Roures la noticia es que no se condene a Franco al séptimo círculo del infierno

‘Público’, Enciclopedia soviética

El País, que también aborda el tema, prefiere centrarse en la nueva esperanza del socialismo, Rubalcaba

Ayer criticábamos a dos medios de derechas por haber dejado que la ideología primara sobre la información pura y dura. Pero ‘Público’ quiso dejarme claro que no es en absoluto un defecto de la derecha, sino más bien un asunto ‘transversal’. En medio de la batalla de las falsas primarias, con España entera fija en los trapicheos del PSOE, ‘Público’ titula en primera por “Historiadores denuncian propaganda franquistas en el diccionario de la Academia”. No sé cuál es el interés público del diccionario de la Academia. Confieso que el mío tiende a cero, y nada me hace sospechar que no le suceda igual al grueso del público lector. Ellos sabrán.

‘El País’ saca la cosa a su primera, “Cuando la Historia evita llamar a Franco dictador”, pero en un discreto recuadro, lejos del “Rubalcaba se lanza a la conquista de las bases del PSOE”, que es lo que interesa.

La verdad, no sé por qué nadie acusa a la izquierda de anticlerical. Nada más lejos. La izquierda es el único movimiento clerical que queda en Occidente. Es sólo anticristiana. Pero clerical, lo que se quiera. Sólo así se explica que el nuevo ‘Diccionario Biográfico Español’ editado por la Real Academia de la Historia haya llevado a tanto rasgado de vestiduras, que Armani va a hacer su agosto este junio. En páginas interiores, ‘El País’ titula “Franco, ese (no tan mal) hombre”, no sé si entienden la ironía, porque la línea oficial no es que el franquismo era erróneo y no lo queremos, sino que Franco es, en todas y cada una de sus facetas, “malo”.

No sé si se dan cuenta de lo mezquinos, ridículos y puritanos que parecen. Les da terror que algún malo oficial de la progresía pueda tener un aspecto bueno y, como los calvinistas del XVII, buscan el mal esférico en sus enemigos. A ‘Público’ le lleva al borde del desmayo que en la biografía de marras se diga que Franco fue “valiente”, como si ser valiente justificara una dictadura. Me recuerdan –no sé por qué– a los redactores de la ‘Enciclopedia Soviética’ o a los autores de las alabanzas al Amado Líder de Corea del Norte, incapaces de dejar fuera del elogio al padre del pueblo virtud alguna, por extemporánea que resulte. Eso, en sentido contrario, es lo que hacen con Franco: era un dictador, ergo no podía ser valiente. No puedo expresar cuánto me cansa y me aburre este estúpido estalinismo
fideísta.

VUELVE STALIN

Lamento perder el tiempo en algo tan alejado de la actualidad, de lo que importa. Pero no soy yo; son ellos. Jesús Maraña, director de ‘Público’, abre con ello la sección de ‘Opinión’ de ‘Público’ (si puede decirse que Público tenga una sección específica de opinión), “Historia y propaganda”. Es fascinante, cuando llevamos décadas tragándonos la versión progre de absolutamente todo –arte, historia, literatura, política, sociedad, cultura– e inclinándonos servilmente a la lectura que quieran hacer de todo, así se dé de bofetadas con la realidad más inmediata y evidente, comprobar que no les parece suficiente y pretenden ahora que esta Historia es propaganda, como si la suya fuera un prodigio de imparcialidad.

Ante un cinismo tan descarado sólo se me ocurren expresiones muy poco corteses. “Como el pagano de esta obra es el Estado, ya tarda el Ministerio de Educación […] en exigir responsabilidades y corregir los insultos perpetrados contra la historia y la memoria de los españoles”. Ya sé que el instinto de la derecha es bajar servilmente la cabeza y acceder en cultura a todo lo que la izquierda le ponga por delante. Pero esta sección no la hace un comité, sino una persona a la que sólo se le ocurre proponer que se vayan ustedes a freír espárragos, por ser suave.

“15-M: La nueva utopía tiene los pies en el suelo”, nos asegura el diario de Roures. ‘Público’ ha consultado a unos cuantos amiguetes de su cuerda para que les digan lo que ya habían concluido: que las propuestas de los acampados son magníficas y totalmente aplicables. Ya hemos comentado algunas y, aparte de que sean ,o no absurdas algunas de ellas, (y lo son), no parece que unas asambleas callejeras sean el lugar idóneo para imponerlas, habiendo urnas. Sol (por llamarlo de alguna manera) se ha dado cuenta de este pequeño detalle, y ha recogido velas.

Ahora sus ‘mínimos’ consensuados se limitan a cuatro: reforma electoral encaminada a una democracia más representativa, lucha contra la corrupción, separación efectiva de los poderes públicos y control de responsabilidad política. ‘Público’ insiste en que “ya nadie pone en duda que, pese a que el motor de los indignados está construido con elementos muy heterogéneos, la gasolina es inequívocamente de izquierdas”. Es posible, pero, ¿alguno de mis lectores inequívocamente de derechas tiene algo contra alguno de estos cuatro puntos? A ver si estoy trabajando para un grupo de izquierdas y nadie me ha informado.

TEA 15-M PARTY

Marco Schwartz lo expone muy bien en su columna “Hablen con ellos”, en la que se queja de que los ciudadanos de a pie (odio la expresión, pero ustedes me entienden) rara vez son fuente para los periodistas. Aplaudo la queja de Schwartz. Y, aunque la idea les subleve, esa es la idea que ha funcionado como motor de todo el movimiento del Tea Party, tan retorcido por medios como ‘Público’: la voz de la gente común. Pero no creo que el diario de Roures se atreviera a llevar la idea a las últimas consecuencias. De hacerlo, pronto descubriría que el pueblo soberano, puesto a hablar en
libertad, puede llegar a conclusiones muy poco políticamente correctas.

Lea el resto de este artículo en La Gaceta.

 

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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