Marco Schwartz, en Público, logra la notable hazaña de volver la ‘crisis del pepino’ contra Rajoy

La culpa es del ‘PPepino’

La 'inocencia' de la hortaliza desplaza de los grandes titulares a la Real Academia de la Historia y Franco

La culpa es del 'PPepino'
Rajoy, para Público, acaba teniendo la culpa de la inacción de Aguilar en la crisis del pepino.

Albricias, la realidad –una realidad tan tangible e incluso comestible como es un pepino– ha logrado desbancar al mareo de la perdiz ideológica en la primera de ‘Público’, tras una guerra de tres días. Durante dos, el diario de Roures ha intentado convencernos de que lo más importante que pasaba en España no era el ‘dedazo’ del PSOE o la ‘derrota preventiva’ de su candidata, ni tampoco la crisis de nuestra huerta, sino unas semblanzas biográficas que no eran lo suficientemente condenatorias con Franco. Hoy, al fin, titulan en primera: “Alemania rectifica”. Lo que no les impide seguir dando la brasa con un recuadro: “La Real Academia de la Historia culpa del sesgo franquista a los autores”. País.

Y hablando de país, ‘El País’, que nunca cayó en la trampa de creer que nada hay tan importante como los detalles de una biografía, sigue con el pepino, como casi toda la prensa diaria: “Alemania exculpa del brote letal de ‘E. coli’ a los pepinos españoles”. Eso de exculpar a pepinos tiene su gracia, suena casi a telefilme –“esta es la historia de un pepino condenado por un crimen que no cometió”–, aunque la situación no ha tenido ninguna, y en este país ya tenemos experiencia con los injustos sambenitos que nos cuelgan de vez en cuando nuestros vecinos del Norte.

En ‘La Vanguardia’, el reivindicado pepino patrio –“Alemania absuelve al pepino español del brote intestinal”– comparte honores de primera con los presupuestos que prepara Mas en Cataluña, “Cuentas de choque”. Y aunque ‘El Periódico de Catalunya’ también despliega su sensibilidad hacia la maltratada cucurbitácea –“No eran los pepinos”–, en punto a tipografía queda por detrás de lo que preocupa a ‘La Vanguardia’, pero con otro enfoque: “Mas desafía a Salgado y se salta el tope de déficit”.

Pero todo esto no quiere decir que a la izquierda vaya a distraerle algo tan prosaico como un pepino de su sagrada labor de decidir la verdad histórica. ‘El País’ lo elude en editoriales y tribunas, pero su viñetista, El Roto, se marca una imagen de academia estereotipada encabezada por el nombre “Real Academia de la Mentira Histórica”. Si en algo puedo coincidir con un izquierdoso en tan estúpida polémica es en que la historia es demasiado vitriólica como para dejar que dependa del poder. Desgraciadamente, no es esa conclusión evidente la que subrayan los medios progres, que lo que quieren es mantener su monopolio sobre lo que pasó, y el mismo régimen que fumiga cualquier resto del pasado régimen pone estatuas a prohombres de tan indiscutible probidad democrática como Largo Caballero.

HISTORIAS DE LA HISTORIA

Lo curioso es que el argumento es el correcto; sólo la conclusión es la equivocada. Por ejemplo, Manuel Saco, en su columna de ‘Público’ “Así se escribe la Historia”, razona que “cuanto más cercano está de nosotros el periodo histórico a estudiar, más difícil resulta distinguir entre la realidad y la propaganda, entre el análisis y la venganza”, a lo que sólo me cabe decir “amén”, dejen hacer su trabajo a los historiadores y que el público –no ‘Público’– decida con las pruebas presentadas.

Volvamos, pues, a los pepinos, de los que se vale Marco Schwartz en la columna que abre ‘Opinión’, “¿Quién paga por la crisis de los pepinos?” para darle coba al Gobierno Zapatero y un palo al PP, lo que no está nada mal teniendo en cuenta que hablamos de pepinos. “Por eso hace bien la ministra de Medio Ambiente, Rural y Marino, Rosa Aguilar, en anunciar que el Gobierno exigirá indemnizaciones a la Unión Europea para paliar los daños ocasionados. Una actitud que contrasta con la de la dirigente del PP Soraya Sáenz de Santamaría, que no desaprovechó la oportunidad para sacar rédito político al drama de los agricultores atacando al Ejecutivo por su supuesta ‘debilidad”. Me quito el sombrero, don Marco. Me lo puedo imaginar dándole vueltas al pepino para ver cómo metía el rejón al partido de Rajoy con tan parca excusa –“Pepino… Pepino… ¡PP!”–.

Isaac Rosa es tan rojo como el que más, rojo de pura cepa, pero las más de las veces argumenta tan razonadamente que no lo parece. En su columna de ayer “¿Ya podemos comer pepinos”, ironizaba sobre el enésimo pánico alimentario, y, cómo con frecuencia, nuestra sociedad se ve sacudida por exageradas alarmas periódicas. “Al final todas estas crisis suelen quedar en menos de lo temido, pero el susto tarda en pasarse, y a los agricultores españoles les va a costar recuperar la confianza. Por mucho que los análisis exculpen a sus hortalizas, varios días de histeria, cierre de fronteras y reportajes amarillistas no se superan tan fácilmente’.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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