A la izquierda le subleva que los populares les pidan cuentas, cuando ella es la guardina de las esencias

El PSOE no admite lecciones de contabilidad de la derecha

Los socialistas denuncian que el PP se queje de los números, pero de la crisis tenía la culpa Aznar

El PSOE no admite lecciones de contabilidad de la derecha
José María Aznar.

Ha pasado la hora de los políticos, ha llegado la hora de los contables. Los nuevos alcaldes y presidentes de comunidades autónomas se han encontrado sus Administraciones hechas unos zorros y presupuestos con más agujeros que un gruyer. En el tiempo que les ha quedado, los cesantes le han dado a la trituradora de papeles hasta que ha echado humo. Y todos, todos, acusan a los otros de mentir con toda la boca. ¿He dicho que ha llegado la hora de los contables? No: siempre es la hora de los políticos. Lo peor: Europa se está fijando en ese patio de Monipodio que es el Estado autonómico, y todavía nos van a volver a sacar los colores. “La Comisión Europea ve necesario un techo de gasto autonómico en España”, reza el titular de ‘El País’, periódico que ayer abría con “Rajoy emplaza a Zapatero a pactar nuevos recortes con las autonomías”. Y quien se ha ‘chivado’ a Bruselas, dicen en el PSOE, es Rajoy: “Rubalcaba culpa a Rajoy de dar un ‘espectáculo irresponsable”, informa el diario global.

En la batalla del “pues tú más”, la prensa toma partido. El mayor campo de batalla se llama Castilla-La Mancha, tanto tiempo en manos socialistas que se acostumbraron a considerarlo su cortijo y, de creer al PP, allí han dejado a deber hasta la manera de andar. La izquierda, naturalmente, da la versión del PSOE de la jugada: “Castilla-La Mancha presenta una deuda a proveedores cinco veces inferior a la denunciada por el PP”. Eso, mientras que el secretario de Acción Parlamentaria del PP de Castilla-La Mancha, Leandro Esteban, ha denunciado este martes la actuación de la Junta de Gobierno y del PSOE de la región, a las que ha acusado de actuar con “nocturnidad y alevosía” y de una manera “cuasi delictiva” en el traspaso del poder en la comunidad. Uno, que es de letras, no se aclara.

En general, a la izquierda le ha sentado como una patada que el PP denuncie el mal estado de las cuentas autonómicas, aunque sus próceres hayan convertido en un verdadero arte el viejo truco de achacar todos los males a ‘la herencia recibida’. Recuerden que hasta de la crisis, que estalló en el segundo mandato de Zapatero, tenían la culpa Aznar y sus ‘ladrillos’. “Si exagerar las dificultades financieras de las autonomías es una estrategia para poner contra las cuerdas al Gobierno central, hay que decir que, en estas circunstancias, es muy peligroso”, se lee en el editorial de ‘El Periódico de Catalunya’, “Déficit autonómico”. “Pero si en realidad de lo que se trata es de echar las culpas a otros y justificar así políticas que se van a aplicar y que no figuraban en los programas electorales, lo que se hace es contribuir al menoscabo de la esencia de la democracia”. Ya se sabe, sólo izquierda es guardina de las esencias. La derecha, calladita está más guapa.

‘Público’ se lo toma por la tremenda y se echa al monte titulando en primera: “El PSOE denuncia la ‘deslealtad sin límites’ de Rajoy”. Muy peliculero, eso de “deslealtad sin límites”; deberían apropiárselo los americanos como nombre para una de sus operaciones bélicas. Marco Schwartz, jefe de ‘Opinión’ de ‘Público’, truena abriendo su sección: “La victoria arrolladora del PP en las elecciones del 22-M, lejos de imprimir a este partido un toque de moderación y sentido de Estado, parece haber activado en él los más bajos instintos políticos, como lo está demostrando con sus graves acusaciones sobre la situación económica en las autonomías y ayuntamientos hasta ahora gobernados por los socialistas”. Este hombre tiene un verbo decimonónico en plan “el celo de la casa de mi Padre me consume”, que, he de admitir, me encanta. Quizá no les extrañe que haya titulado su pieza “Una estrategia irresponsable e hipócrita”. Me lo imagino tratando de colar algún otro adjetivo atronador antes de ser desaconsejado por el jefe de maquetación. Lean el final y no me digan que no parece Castelar redivivo: “Todo esto lo sabe el PP. Pero el instinto le doblega la razón”.

Isaac Rosa se queja en ‘Público’, en “¿No había otra salida? ¿Lo intentaron?”, de que la izquierda haya dejado de ser izquierda, al menos en lo económico, y que cuando viene la crisis sólo se le ocurra aplicar políticas de derechas. Encabeza su columna con una cita de Bono (“Hay que abandonar los estandartes apolillados del XIX, las monsergas marxistas; los socialistas tenemos que ser eficaces.”), un hombre que en su carrera política ha virado adonde haya hecho falta y que, en su vida personal, ha demostrado no hacerle ascos al capitalismo ‘salvaje’. “Si en momentos de crisis total, cuando además el capitalismo flaquea y queda probado que lleva la crisis en sus genes, la socialdemocracia no tiene nada mejor que ofrecer –se lamenta Rosa–, entonces apaga y vámonos, que pase la derecha”. Y eso ha pasado, don Isaac.

A Manuel Saco las cuentas parecen aburrirle tanto como a mí, así que vuelve a sus obsesiones de viejo jacobino, esta vez con el Rey. En “Un rey entre algodones”, Saco desgrana sus argumentos a lo ‘Le Père Duchesne’ contra la monarquía en general y nuestro Monarca en particular, a costa de la última ‘salida’ de Su Majestad: “Nosotros tenemos la culpa. Mientras lo mantengamos así, entre algodones, haciéndole creer que es un rey de verdad, nunca aprenderá a comer solo, seguirá hablando como un bebé y quizá tendré que aguantar que, en otra rabieta de niño consentido, un día de estos me pregunte: Manolo, ¿po ké no te cayas?”. Sólo puedo coincidir en que nosotros, sí, tenemos la culpa.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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