En el mundo para 'teletubbies' de la izquierda, la presión fiscal no influye en la creación de riqueza

¡Quién pudiera vivir en el mundo mágico de Rojilandia!

El Estado del bienestar se basaba en un modelo social y demográfico muy diferente del que tenemos ahora

¡Quién pudiera vivir en el mundo mágico de Rojilandia!
Dinero en euros. EFE

Para Forges, estamos en manos "de los mercados, de la FIFA y de los hombres del tiempo", no del Estado

¡Oh, yo quiero vivir en Rojilandia, donde todo es tan sencillo! ¡Quiero habitar ese mundo de ‘teletubbies’ sin perplejidades en el que todo está limpiamente etiquetado, los buenos con sus cascos blancos de obra y los malos con sus negras chisteras!

En este maravilloso Hogwarts, la riqueza es una tarta mágicamente bajada del cielo que uno puede dividir y repartir a placer sin que ello afecte a su tamaño.

Leo en “Siete claves sobre los impuestos”, del periodista bloguero Ignacio Escolar, que España tiene una presión fiscal muy baja (?), por lo que concluye que:

“si España tuviese una fiscalidad europea –aun sin arreglar el problema de la economía sumergida–, no habría déficit. Ni problemas con el bono español. Ni recortes, ni ajustes, ni discursos apocalípticos sobre el teóricamente insostenible Estado del bienestar”.

La teoría parece ser: todos tenemos trocitos desiguales de la tarta, y el Estado nos pide trozos de nuestros trozos para subvenir a las necesidades de todos; como a veces no le llega, tiene que endeudarse, y para evitar algo tan desagradable, ¿qué mejor que pedir un poco más de lo que tienen los ciudadanos? ¿Qué podría salir mal?

DOS TARDES DE ECONOMÍA

Esto: si la riqueza nacional es una tarta, es una tarta que cada día se sirve fresca, es decir, que no está hecha, sino que se está haciendo continuamente.

Detraer dinero de la renta privada –en un país que, aunque Escolar no lo dice, está por debajo de los grandes de la UE en paridad de poder adquisitivo– significa que el ciudadano tiene menos para gastar, invertir y ahorrar, perjudicando al consumo y a la producción.

Consecuencia: la tarta es más pequeña.

Esto, por supuesto, sin entrar en cuestiones de legitimidad moral por parte del Estado para quitarnos el fruto de nuestro trabajo sin limitación alguna y sin considerar que el Estado no es ese frío e infalible árbitro que siempre gasta el dinero mirando el bien común, sino que a menudo se debe a intereses especiales y casi siempre despilfarra la ‘pólvora del rey’.

Por último, Escolar debería echar un vistazo fuera, a países más ricos y con mayor presión fiscal, para advertir que, en la partitocracia que nos gobierna, las elecciones son subastas en las que los partidos compran votos a cambio de prestaciones, con lo que, si hay más ingresos, las pujas seguirán subiendo y volverán el déficit y la deuda.

Curioso, también, que Escolar en ningún momento se plantee que quizá el Estado podría gastar menos. En su aspecto más sombrío, es el mundo que Forges dibuja en ‘El País’, donde un agobiado ciudadano afirma:

“Estamos en manos de los mercados, de la FIFA y de los hombres del tiempo”

Cómo alguien, viviendo una vida normal, no se sienta en absoluto “en manos del Estado” es algo que me supera.

Parecen convencidos de que el Gobierno, controlador directo de casi la mitad del PIB e indirecto de todo lo demás, es un actor impotente. Como diría el propio Forges, ¡país!

En ‘Público’, que abre con “Oleada de recortes sociales en Europa”, Menel Fontdevilla demuestra con su viñeta que vive en ese mismo mundo paralelo al dibujar a dos ‘mercados’ (ustedes me entienden) ordeñando a Grecia.

–“Creo que la cosa se está secando, ¿qué hacemos?”, pregunta el primero.

–“Apretar más fuerte”

La idea de que fue el Gobierno griego el que acudió irresponsable a los mercados para que le prestasen un dinero que no va a devolver y que fue él quien merecía ser representado ordeñando la ubre de Bruselas supongo que se le escapa al dibujante.

El jefe de Opinión del diario de Roures, Marco Schwartz, refuerza esta visión: “El mensaje tiene más peligro que las medidas”. Dice Schwartz:

“Un fantasma recorre Europa: el fantasma del tijeretazo social. Con Grecia a la cabeza, los Gobiernos de la UE están aplicando severos recortes al Estado del bienestar porque se ha impuesto el dogma de que, si no lo hacen, será mucho peor”

Empezar con una frase de ‘El manifiesto comunista’ no es especialmente tranquilizador. Pero se pone peor:

“Reformas laborales, reducciones salariales, privatizaciones masivas, rebaja de pensiones, etc., constituyen el menú que se aplica invariablemente con el fin –eso se dice– de aplacar la voracidad desatada de los mercados”

Es más sencillo que eso, don Marco. El Estado del bienestar se basaba en un modelo social y demográfico muy diferente del que tenemos ahora.

No se trata de aplacar a unos misteriosos ‘mercados’, sino de que no hay más cera que la que arde, y esos ‘implacables acreedores’ son millones de pequeños ahorradores que, a través de planes de inversión, han prestado dinero a los Estados en la confianza de que lo recuperarían.

Ojalá todo fuera tan sencillo como unos señores con pinta de logo del Monopoly.

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