Alberto Oliart se ha ido de RTVE y el principal afectado ha sido el Ejecutivo. “Oliart abre otro frente al Gobierno de Zapatero”, titulaba ‘Público’, valorándolo como “una nueva grieta en el maltrecho casco de la nave socialista” y asegurando que “conservadores y socialistas se sienten defraudados con el ex ministro”, que puede ser, sobre todo los primeros, antes del desbarre de afirmar que hizo una “clara apuesta por el pluralismo político”. De tal calibre que, como ya les contó LA GACETA en su edición de ayer, desaparecieron o se redujeron a espacios mínimos las informaciones más comprometidas con miembros del Gobierno o altos cargos del PSOE. Y eso sin olvidar la actitud demostrada, claramente censora y chulesca, con respecto a este periódico.
En el del magnate Jaume Roures había un dato curioso sobre el perfil político y profesional del ya ex presidente de CRTVE: “Oliart se había retirado de la política activa en 1982, tras ser ministro de Industria y Sanidad con Adolfo Suárez, y titular de Defensa tras el 23-F con Leopoldo Calvo Sotelo. Antes había ejercido como abogado, y había desarrollado una intensa actividad profesional como asesor de empresas”. Los datos no eran erróneos, pero cualquiera podría preguntarse si el currículum de Oliart comenzó por generación espontánea en la UCD. Una simple consulta a la Wikipedia, y disculpen el ‘frikismo’, aportaba unos cuantos detalles más que los de ‘Público’: “Licenciado en Derecho por la Universidad de Barcelona en 1950, tres años después ingresó por oposición en el Cuerpo de Abogados del Estado. Comenzó su carrera profesional en la delegación de Hacienda en Ciudad Real. En 1958 comenzó a trabajar en la Dirección General de lo Contencioso como abogado del Estado, para ser nombrado en 1963 jefe del Gabinete Técnico de la Subsecretaria de Hacienda. En 1965 abandona la Administración General del Estado, pero no el servicio público: es nombrado director administrativo y financiero de Renfe, empresa pública de la que es nombrado secretario general en 1967. En 1968 retoma sus funciones como abogado del Estado, esta vez en el Tribunal Supremo. En 1973 deja la Administración para trabajar en el sector privado, al ser nombrado consejero director general del Banco Hispano Americano y consejero del Banco Urquijo”.
Tal vez así se despejen las incógnitas sobre la frase del artículo lacrimógeno que le dedicaba en ‘El País’ Juan Cruz: “Fueron tan crueles con él que se olvidaron de que era Alberto Oliart”. ¿El ciudadano Oliart, como gestor de un ente público, no tenía derecho a la crítica? Por cierto, coincidía también el periódico de Liberty en una valoración muy similar a la de su competencia en la izquierda: “Oliart deja RTVE en el desconcierto”. Que venga Miguel Ángel Sacaluga a arreglar el desaguisado, si Alfredo P. Rubalcaba le da permiso.
En ‘El País’ aparecía también una entrevista con Juan Carlos Rodríguez Ibarra, haciendo buena esa frase de que, tras de mí, la nada, desde el titular: “En los pactos con el PP, Vara creó un monstruo que le ganó las elecciones”. Además de despejar balones sobre su asignación como ex presidente de la Junta de Extremadura, Rodríguez Ibarra aportaba algunas cosas más interesantes en el plano nacional y con un PSOE donde no hay marineros suficientes para achicar el agua que entra en las bodegas: “Si gana las elecciones Rajoy, vamos a tardar en volver al Gobierno. Es un hecho. El PP estuvo ocho años y pudo estar 16 si Aznar no llega a mentir tras un atentado tremendo”. Más alguna ayuda externa, ex presidente. Pero sigamos. “El PSOE ha perdido la capacidad de autocrítica”, señalaba, tocando un tema tabú: que José Luis Rodríguez Zapatero debería haber dimitido en mayo de 2010 y “hubiera quedado como Dios”.
Que la cosa está que arde lo mostraba la primera plana de ‘El País’, donde la fotografía del ministro Valeriano Gómez contando su milonga a Cándido Méndez, de UGT, merecía el siguiente pie: “El ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, insistió ayer en que se debe subir los impuestos que se aplican a los ‘obscenos’ sueldos de banqueros. Coincidió en una universidad madrileña (en la foto) con el líder de UGT, Cándido Méndez, quien, sin referirse al ministro, señaló: ‘Sobre los impuestos se han dicho muchas soplapolleces”. ¿Sindicatos y banqueros unidos en la lucha final? ¿Un Gobierno que recibía con alfombra en La Moncloa a Emilio Botín y sus tirantes ahora casi a punto, de boquilla, de poco menos que nacionalizar la banca?
LA ‘MINISTRA ESTATUA’
Si es que este Gobierno está noqueado. En ‘Público’ Juan Carlos Escudier enfilaba a la “ministra estatua”, que ya se imaginarán quién es por lo siguiente: “Es a su ministerio al que correspondía vigilar que en la SGAE nadie se llevaba a casa en carretilla el dinero que antes había recaudado tanto por la difusión en las BBC (bodas, bautizos y comuniones) de ‘Paquito el Chocolatero’ como por arbitrios tales como el canon digital. Argumentar que esta competencia de inspección y auditoría correspondía a las comunidades autónomas tras una sentencia del Constitucional de 1997 es, dicho sea con generosidad, de una inexactitud imperdonable”. “Aquí el más tonto no hace relojes, sino que escurre el bulto y hace la estatua. Si de todo tiene la culpa el empedrado, que asfalten de una puñetera vez”, concluía. ¿Adivinaron quién es la “ministra estatua”?
Si ya lo titulaba Carlos Elordi en ‘El Periódico’: “El Gobierno está perdiendo el control”. Y eso siendo generosos y no concediendo que hace tiempo que lo tuvieran perdido. Dos ejemplos ponía Elordi. El de la SGAE, “porque esta entidad, y particularmente su líder, Teddy Bautista, han aparecido siempre como exponentes de la izquierda cultural próxima al PSOE. Por tanto, el procesamiento de sus directivos es un debilitamiento de las posiciones socialistas en este sector”. Y el de TVE respecto a los últimos acontecimientos, porque “quien hacía ese programa, y otros que Oliart le ha quitado la pasada semana, era Mediapro, una entidad de la que siempre se ha dicho que gozaba de la simpatía de Zapatero”. Y todo esto ¿no será porque Zapatero ya no es nadie?