¿Qué puede poner de acuerdo a todos los periódicos en lo económico? Pues que la situación de España ha sido de infarto estos días. ¿Y qué puede hacer lo mismo con dos periódicos ‘zurdos’ como ‘El País’ y ‘Público’?
Pues María Dolores de Cospedal. Ambos diarios anotaban que sus declaraciones sobre el déficit manchego habían servido para que ‘The Wall Street Journal’ aumentara las dudas sobre la solvencia de España.
“Si Cospedal fuese un medio, dejaría a Murdoch como un aficionado en esto de inventar historias”, escribía Manuel Saco –La deuda se escribe en cospedales– en el periódico del magnate Roures para criticar, de paso, al económico estadounidense, propiedad de otro magnate, Rupert Murdoch, que “aprovechó este regalo para dudar de la solvencia de España, empujando nuestra prima de riesgo a niveles estratosféricos”.
¿Tanta influencia mundial tienen las palabras de la presidenta castellanomanchega?
Frente a Cospedal, ‘Público’ presentaba en primera plana la estampa de un valiente José Luis Rodríguez Zapatero enfrentado a la cruel y tiránica Angela Merkel:
La culpa era por lo del acoso al euro, sobre lo que el presidente español responsabilizó a la alemana de ir a lo suyo.
Y ya no se sabe si el de Zapatero era un gesto digno de aplauso o qué, porque ni los periodistas más cercanos a su ideología acababan de verlo claro, como el jefe de ‘Opinión’ de ‘Público’, Marco Schwartz –Zapatero se revuelve contra Merkel-:
“Ahora bien, culpar a Alemania no exime a los demás líderes europeos de su propia responsabilidad. Todos ellos, incluidos los socialdemócratas como Zapatero, han seguido hasta ahora los dictados de la ortodoxia fiscal y monetaria sin apenas levantar la voz”.
Cada uno a lo suyo, y ‘El País’ aprovechaba el caso de ‘News of the World’ para darle un repaso a José María Aznar, que para eso cobra del australiano Murdoch. Desde ‘El Acento’, el diario de Liberty se preguntaba por qué el ex presidente no había abierto la boca en el polémico asunto del tabloide y sus escuchas:
“El siempre locuaz ex presidente, que tiene en su currículum varias aventuras de persecución de patronos mediáticos”.
Y de concesiones de licencias como las de Localia. Pero en cuestión de patronos mediáticos y compañías, hay quienes no dudan en sentarse en los consejos de administración de la telebasura mientras predican lecciones de periodismo y moral.
EL ELOGIO DEL DÍA
Hablando de ‘El País’, la ración del día de elogio a Alfredo Pérez Rubalcaba correspondía a Javier Pradera, que alternaba el elogio al candidato del PSOE con el desprecio más absoluto por el todavía presidente del Gobierno.
“Continuidad versus cambio”, titulaba el artículo, muy adecuado, y prestándose a error tratándose de algo que glosaba a Rubalcaba, cuya renuncia a sus cargos gubernamentales “era conveniente desde el punto de vista de los intereses del propio Rubalcaba para marcar una solución de continuidad entre su etapa como miembro del Gobierno presidido por Zapatero y su propósito de sustituirle a su frente”.
“Difícilmente podría encontrarse alguien en la actual cúpula socialista más indicado para esa tarea”, la de reactivar la moral del PSOE, se dejaba llevar Pradera, que cambiaba el tono cuando pasaba a referirse al todavía jefe del Ejecutivo.
En esa faceta, el articulista ya soltaba lo suyo sobre Zapatero y las “devastadoras consecuencias para su imagen de la destrucción de empleo, bajada de rentas, fallos del sistema financiero, cierres empresariales y encarecimiento de la deuda exterior producida por una crisis económica que su Gobierno no supo prever a tiempo ni tampoco combatir de forma eficaz”.
Se preguntarán ustedes si en ese Gobierno no andaba últimamente Rubalcaba, pero a Pradera eso le importaba poco. Su esquema era la patada al presidente y el elogio al candidato, y de ahí no le sacaba nada, ni las contradicciones:
“Su participación en la construcción del Estado de bienestar por los Gobiernos de Felipe González (del que fue ministro de Educación y de la Presidencia) le vacunó contra el infantil adanismo generacional de Zapatero y sus compañeros de la Nueva Vía”.
De Rubalcaba también escribía Nativel Preciado en ‘Público’, –Un clavo ardiendo– con dificultades para discernir si lo suyo era ironía o seriedad absoluta:
“A Rubalcaba lo van a crujir, a no ser que los votantes de la izquierda se agarren a él como a un clavo ardiendo”.
La respuesta, probablemente, en el mes de noviembre. Y luego Dios, o Pablo Iglesias, dirán, que Nicolás Redondo (hijo) lo tenía más claro en una tribuna de ‘El País’ –Para ganar el futuro-: “No se me oculta que los dirigentes actuales del PSOE no están hoy en condiciones de llevar a cabo esta tarea.
El candidato Alfredo Pérez Rubalcaba, en cuya capacidad siempre he creído, tiene bastante con sortear el día a día hasta las próximas elecciones generales”.
Y después, alerta sobre la “refundación que será inevitable después de las próximas elecciones generales si los resultados son tan adversos como los hechos parecen pronosticar”.