La zurda de Público echa la culpa al presidente valenciano hasta de la muerte de Manolete

Saco y su visión de la dimisión de Curbelo: «Ahora falta Camps»

"Camps debe irse, aunque sea por mantener la ficción de que su jefe Rajoy es un líder fuerte"

Saco y su visión de la dimisión de Curbelo: "Ahora falta Camps"
Casimiro Curbelo y Francisco Camps.

El affaire del senador socialista Casimiro Curbelo es analizado de manera sui géneris por el columnista Manolo Saco en Público –Más duro es dimitir que robar, señorito-. Dando por buena la versión del atestado policial, ahora reclama que en el Partido Popular se dé un paso adelante y se ponga de patitas en la calle al presidente de la Comunidad Valenciana, Francisco Camps.

Afirma el articulista que:

Como no soy nadie, sé que me moriré sin poder decirle a nadie la sentencia que te consagra como alguien poderoso: «No sabe usted con quién está hablando». A mí me lo espetó una vez, en un altercado de aparcamiento, un señor de bigote pitillo, tirantes de banderita nacional, y aspecto de alto cargo del Movimiento. Tuve que admitir, aterrado, que, efectivamente, no sabía con quién estaba hablando. Y eso fue lo peor. Lo tomó como una afrenta mayor que el haber perdido un bien tan escaso como un hueco de aparcamiento en Madrid. Su ego no pudo soportar la tortura de tanto menosprecio.

Y ya se mete de lleno en el conflicto generado por el senador gomero:

Los policías que detuvieron al senador socialista Curbelo en una de esas salas de masajes en las que trabajan señoritas que también desconocen a quién están masajeando («no sabe usted a quien le está sobando el gemelo, señorita»), dicen que el político canario les llamó terroristas, borrachos, hijos de puta y sinvergüenzas. Y aquí viene la versión senatorial de la manifestación de poder con la que también soñaba el tipo del bigotito: «Soy senador y voy a ir uno por uno a por vosotros, voy a acabar con vuestras carreras, que estáis pagados por los putos fachas del partido popular».

Matiza que la dimisión se debe casi más a razones electorales:

Al senador Curbelo, su partido le ha obligado a dimitir de su escaño. Despreciar a las putas y a los putos en su hábitat natural resultaba tan torpe como entrar en una iglesia poniendo a parir a voz en cuello a la Santísima Trinidad. Y en tiempos de precampaña no están las cosas como para andar metiéndose con lo más sagrado, la Iglesia y el sexo (y no por ese orden).

Pero al final, cómo no, la culpa de todo la tiene Camps, que sigue aferrado a su cargo:

Así que ahora nos falta Camps. El presuntamente poco honorable president debería tomar ejemplo de ello. Aunque solo fuese por mantener la ficción de que su jefe Rajoy, el que nos quiere gobernar, es un líder fuerte, de los de ordeno y mando, capaz de conseguir con su enérgico carácter la dimisión de un presunto imputado por cohecho. Ánimo, pues, Mariano, lo estás deseando y nosotros estamos contigo, sin que sirva de precedente.

 

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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