En el sencillo universo de Roures, los ‘indignados’ ilegales son los héroes y el Papa el villano
Los Estados llevan décadas jugando a Madoff en versión pantagruélica, endeudándose hasta las cejas, prometiendo lo incumplible y respondiendo a los prudentes que señalaban las fechas de vencimiento como don Juan Tenorio: «¡Cuán largo me lo fiais!».
Bueno, pues ya llegó el cobrador del frac, se anuncia el apocalipsis financiero, pero no esperen que la izquierda entone el más leve mea culpa: Gramsci les tiene muy bien enseñados.
«El mundo se asoma a otra recesión ante la impotencia de los Gobiernos», abre ‘El País’. «Por culpa de los Gobiernos» hubiera sido más preciso, pero no verán sus ojos ese titular en la prensa adicta. Aquí, lo peor que se puede decir de los Gobiernos es que están «impotentes» ante la crisis, como desvalidas damiselas de antaño ante el malandrín. Se han pasado un siglo gritando: «¡Más madera, es la guerra electoral!» y tirando de pólvora del rey en una demencial carrera hacia la ruina absoluta, pero resulta que la culpa es de ‘los mercados’, básicamente la gallina de los huevos de oro que ahora agoniza.
Y no esperen, tampoco, que la izquierda mediática renuncie al pensamiento mágico. «Trichet ha liado la mundial», titula también ‘El País’, así, con comillas, recogiendo el comentario de un asesor de nuestro experto en economía en dos tardes y aún presidente del Gobierno. Porque, aunque la cuenta final es que no hay más cera que la que arde, la culpa la tiene el gobernador del Banco Central Europeo por no mantener la farsa unos diítas más.
«Impotentes ante la recaída» es el titular del reportaje del diario de Liberty. Comienza así:
«Hubo un momento, hace ahora un año, en que parecía que la pesadilla terminaba. Aunque lentamente y de forma desigual, las economías de los países desarrollados volvían a crecer, y las medidas de estímulo adoptadas con tanto esfuerzo por los Gobiernos para salir de la recesión comenzaban a dar sus frutos. ¿Recuerdan los brotes verdes? Todo ello parece ahora un espejismo».
Es fantástico. Se inventan un mito y, cuando se revela el pastel, se vuelven asombrados de cara al público y exclaman: «¡Pero si TODOS estábamos convencidos de que la cosa iba bien!» Cuánto morro. «Ahora todo ello parece un espejismo», lo que no impide que La Gaceta -ese despreciable panfleto de la ultraderecha- insistiera machaconamente en que ERA un espejismo.
Conspiración contra obama
La interpretación de ‘Público’ es ya mitológica. Literalmente. «Acoso a Obama» es el titular de primera. Se han pasado meses acusando a las agencias de calificación de solvencia de perjudicar a Europa y favorecer a Estados Unidos, y ahora, cuando Standard & Poor’s rebaja la calificación de la deuda yanqui… Todo es una conspiración contra Obama. Porque es negro, suponemos.
Lo glosa con inefable estilo su jefe de ‘Opinión’, Marco Schwartz, bajo el elocuente titular «Hasta que Obama se arrodille». Contiene perlas inapreciables como esta:
«[Las agencias] tienen una enorme responsabilidad en el estallido de la crisis y en el consecuente agravamiento del desbarajuste presupuestario que ya arrastraba desde hace años el país».
Completamente de acuerdo, don Marco. Pero no son responsables por decir ahora que el rey está desnudo, sino por haberle dejado pasearse en pelotas durante años elogiando su magnífico atuendo. Esa es su responsabilidad.
Continúa Schwartz:
«El presidente aceptó, entre otras cosas, drásticos recortes sociales que afectarán a millones de ciudadanos. Pero eso no es suficiente para S&P, para la derecha y para los tiburones al acecho».
¡Ya salió la derecha! Don Marco no puede ver el mundo sino a través de sus gafas coloreadas de rojo; si se las quitara unos segundos, podría ver lo poco que le importa a S&P o cualquier otra empresa la ideología. Sencillamente, era contar la verdad o que los clientes de S&P la tomen definitivamente por el pito de un sereno.
Y concluye:
«En los dos años y medio de Obama, la ratio deuda/PIB ha aumentado nueve puntos. En los dos cuatrienios de Bush subió 27,8 puntos. Y en los del liberal Reagan, 20,6 puntos. En esos casos, por aventuras bélicas y armamentistas. ¿Dónde estaban entonces las agencias?».
Con Obama la deuda se ha duplicado, y lo de citar las «aventuras bélicas» de Bush, cuando Obama está hasta el cuello en cinco -Afganistán, Irak, Libia, Yemen y Pakistán- debe de ser el último recurso para mantener la fe en este falso mesías. En cuanto al «liberalismo» de Reagan -y aquí sé que me separo del grueso de la derecha-, nunca me lo he creído del todo. Bajo su mando aumentó el peso del sector público, por muy ‘libertaria’ que fuera su retórica. De Bush, que no hubo partida de gasto que no le gustase, mejor ni hablo.
Mientras, los acampados -que, en esencia, piden seguir viviendo del chollo que ya se ha acabado- son los héroes del diario de Roures, y el Papa el villano. Cuando llegue el Pontífice, podremos hacer comparaciones curiosas. ‘El País’ titula «Los indignados retoman Sol pero deciden no acampar», un titular algo soso, pero que acompaña una fotografía aérea de la concentración. Les pediría a mis lectores que graben esa foto. Y luego la comparen con las de los ‘cuatro mataos’ que estaremos con el Papa. Les apuesto que para entonces manifestarse masivamente ya NO será signo de legitimidad alguna. Y en cuanto al precio, lo mismo: el Papa nos va a salir bastante más barato que nuestros ‘indignados’ ilegales.