Este brillante periodista es hijo de Robert Schmidle, general de Operaciones Especiales y comandante adjunto del U.S. Cyber Command
The New Yorker: «Getting Bin Laden What happened that night in Abbottabad«, by Nicholas Schmidle, August 8, 2011.
Poco después de las once de la noche del 1 de mayo, dos helicópteros MH-60 Black Hawk despegaron del aeródromo de Jalalabad, en el este de Afganistán, e iniciaron una incursión secreta en Pakistán con la misión de matar a Osama bin Laden.
Dentro de los aparatos iban 23 miembros del Equipo 6 de los SEALS, las fuerzas especiales de la Marina, conocido como Grupo Especial de Desarrollo de Guerra Naval (en inglés, DEVGRU). También iban a bordo un traductor estadounidense de origen paquistaní, a quien llamaré Ahmed, y un perro llamado Cairo, un pastor belga.
Era una noche de luna nueva, y los pilotos de los helicópteros, con gafas de visión nocturna, volaron sin luces sobre las montañas que recorren la frontera con Pakistán. Las comunicaciones por radio se redujeron y en la nave se instaló una extraña calma.
Así comienza el magnífico relato que Nicholas Schmidle hace en The New Yorker sobre la ejecución del gran terrorista y cuya traducción completa nos ofrece este 4 de septiembre de 2011 el diario El País: «La caza del monstruo Bin Laden«.
No es un reportaje, era una obra maestra, informativa, muy bien escrita y emocionante.
No ha faltado quien ha comprado el trabajo de Nicholas Schmidle con algunos documentales y películas que en los años 40 filmara el maestro John Ford para la Office of Strategic Services (OSS), antesala de la CIA que llevó el peso del espionaje y la propaganda americana durante la Segunda Guerra Mundial.
Pero eso es lo de menos. Como no podía ser de otra manera y coultando a duras penas la simpatía que suelen tener hacia islamistas y facinerosos de todo pelaje que atentan contra los intereses de EEUU, un largo rosario de medios de comunicación ‘progres‘ ha iniciado la tarea de demoler periodísticamente a Nicholas Schmidle.
Y a falta de argumentos de peso, porque profesionalmente es impecable, sacan a relucir como ‘sospechosa‘ la conexión entre Nicholas Schmidle y la cúpula militar de Estados Unidos.
Dice el blog Cuarto Poder, como quien denuncia un pecado, que este brillante periodista es hijo de Robert Schmidle, general de Operaciones Especiales y comandante adjunto del U.S. Cyber Command, el gran paraguas bajo el cual se intenta aglutinar toda la ciberdefensa (y algún que otro ciberataque) de Estados Unidos.
¿Y qué?