'Público', que ha despedido al 20% de su plantilla, no entiende que se pida a los maestros dos horas más a la semana

Lecciones de ‘ética’ con Roures y Gabilondo

El reverendo de Prisa opina por igual mecanismo que los actores nos aconsejan sobre nuestros problemas de estreñimiento

Dice mi amigo y cofrade Enrique García-Máiquez que para escribir bien es necesario leer, como mínimo, el triple de lo que se escribe. Pues bien, este trasgo no es que lea tres, sino treinta veces tres, por ponernos evangélicos, y, claro, la mayoría se queda fuera. De hecho, amigos del Trasgo me censuran que a menudo deje escapar vivos los textos más jugosos, por disparatados, y mi única defensa es que nadie paga a un comentarista para que comente lo que se comenta solo.

Pero a veces vale la pena volver atrás 24 horas más para recoger algún disparate de nota, como la prédica de antes de ayer del reverendo Gabilondo, ‘’Rubalcaba y Rajoy, ¿aspirantes a ministros de Economía o a presidentes del Gobierno?’’. Gabilondo da bien en la tele, ha hecho buenas entrevistas y tiene una voz que transmite confianza; el misterio es quién ha podido pensar que estas cosas le convierten en un comentarista con cosas interesantes que decir; al final, es el mismo mecanismo que lleva a los publicitarios a contratar a un actor para que nos aconseje sobre nuestros problemas de estreñimiento. Pero esa misma incapacidad absoluta para desgranar una sola idea novedosa es lo que le convierte en un perfecto portavoz de los delirios progresistas.

“¿En qué España sueñan?”. Eso es lo que quiere saber Iñaki, aburrido, confuso, aturdido de tanto número y tanta economía. “¿Qué quieren ustedes hacer con nuestro país?”, se pregunta Gabilondo. Olviden la economía, que me aburre. ‘Muerto’ Dios, el Estado es dios, y la izquierda parece concebirlo con las mismas prerrogativas que el Yahvé del Génesis, capaz de crear con sólo su palabra. Es la “reivindicación de la política sobre la economía” que se lee en todos los medios de izquierda y que parece ignorar que, sin recursos –esos que crea el común, los particulares, al margen del Estado– cualquier orden, cualquier ley, es sólo papel mojado.

En estas coordenadas se mueve la izquierda, entre la ignorancia de cómo funciona la realidad y la necesidad salvaje, casi animal, de salvar lo que se pueda ante la previsible llegada del ‘fascio’.
dos horas más a la semana

Es, por ejemplo, la desconcertante ofensiva contra la petición de Esperanza Aguirre a los profesores de colegios públicos para que trabajen dos horas más (dos) a la semana. Cualquiera pensaría que les ha pedido que caven la viña. Después de varios ataques en plan comando, a la desesperada, la prensa roja se ha agarrado a un informe de la OCDE que ni por asomo confirma su visión de la jugada. Es primera en ‘Público’ –“Los profesores españoles trabajan más que los europeos”– y amplio reportaje dominical en ‘El País’ (“Van a por la educación”).

Subtítulo de ‘Público’: “Los docentes de Primaria dan 880 horas de clase, 125 más que la media europea”. Ah, vale: hasta la publicación del informe de la OCDE (recuerden: 40 países), ‘Público’ recordaba que las horas que trabajaba el maestro superaban con mucho las horas de clase; de repente, son las horas lectivas las que importan.

No hay que decir que el estudio no confirma en absoluto la visión de ‘Público’ o de Prisa, que se dedican al viejo truco de espigar entre decenas de datos y quedarse con los más favorables a sus tesis. Si no estuviera Esperanza por medio y las elecciones al lado, el titular hubiera ido por que los profesores de la escuela pública española tienen menos alumnos, ganan más y consiguen resultados penosos para lo que invertimos.

En cualquier caso, uno esperaría de medios que están despidiendo redactores a carretadas que fueran mínimamente sensibles a esta petición: ¿cuántos de sus periodistas se darían con un canto en los dientes si, en vez de ser puestos de patitas en la calle, se les pidiera que trabajaran dos horas más a la semana? Incluso Jesús Maraña anatemiza desde su billete en ‘Opinión’ del diario de Roures, “Profesores, horarios e infamias”. Que se pida a los profesores que trabajen dos horas más a la semana cuando la economía española atraviesa una situación desesperada es una infamia. Lo que cobra Maraña cuando el periódico trotskista ha despedido a un 20% de su plantilla, no. Uno se cansa de tanta palabrería hipócrita, y ni siquiera se me ocurre una forma de ser ingenioso con esto.

Escolar el Chico sigue dando la vara con el impuesto a los ricos. No es que sea nada que le haya quitado el sueño hasta la fecha, pero es la gran baza de Rubalcaba, y aunque el propio Nacho argumenta que afecta a muy pocos –es decir, que su eficacia para combatir la crisis es despreciable–, no hay que desperdiciar ocasión para vender al nuevo Robin Hood, que siempre queda algún idiota que no sabe/no contesta. Sé que lo que voy a añadir me deja, en punto a demagogia, a la altura de mis clásicos, pero tengo el íntimo convencimiento de que Nacho conoce a más de ese “5,5% de españoles” que este humilde Trasgo. Es como para pensarse cambiar de bando, ¿no?

“Las víctimas de abusos sexuales denuncian al Papa ante La Haya”. Siempre me he preguntado qué piensa el izquierdista no fanático de esta absurda persecución. Es fácilmente comprobable que Benedicto XVI, lejos de condonar, ocultar o proteger a los pedófilos, ha sido especialmente tajante con esta lacra, y que si nos fijamos en los números, cualquier jefe de Estado tendría que estar en La Haya como responsable subsidiario antes que el Pontífice por este asunto.

Lea el artículo en La Gaceta

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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