Si tengo algún lector regular, ya se habrá dado cuenta a estas alturas de que hay temas que evito. Este paseo pretende ser desenfadado y, en la medida de lo posible, risueño.
Pero no encuentro el modo de ser ligero, levemente irónico, cuando un Estado -mi país- permite una ‘Conferencia de Paz’ con una banda de hienas que han sembrado España de sangre, de sangre inocente, de sangre de niños, de ancianos, de gente que pasaba por ahí.
No tengo nada fresco que decir cuando mis colegas de otros medios enfocan el asunto como si se tratase de dos bandos en guerra, como si el Gobierno de la vieja España estuviera a la altura de unos asesinos que han hecho del tiro en la nuca la ultima ratio de su pensamiento político, de la metralla que siega vida y destroza miembros un argumento en el diálogo. «Te mato: esa es mi contribución al debate».
No hay «conflicto», la palabra que más se está oyendo estos días. Hay una chusma de desalmados para los que la vida humana no cuenta, que no sienten el terrible dolor de las ausencias perpetuas, de la vida deshecha; y un Estado de derecho, abierto, tolerante, legítimo y en el que todos -incluidos los abertzales- podemos participar. Este no mata, no pone bombas, no secuestra sin juicio, abogados y garantías. Todo bastante obvio, ¿no?
Ojalá. «La conferencia internacional de San Sebastián impulsa el fin de ETA». Y quien así abre su edición es el que aspira a «diario de referencia». Referido a la miseria moral, suponemos.
Porque no les había contado que la conferencia es «internacional», no vaya a ser que se nos ahorre un solo punto a nuestra humillación. Tiene que venir el estafador Kofi Annan, ese que durante su mandato en la ONU protagonizó el mayor enjuague de fondos, en términos absolutos, que se ha dado jamás en la historia; tiene que ser internacional para que el mundo entero aprenda que, en España, matar tiene premio y el Gobierno de una nación moderna se rebaja ante un puñado de asesinos.
«Euskadi no necesita una conferencia de paz». Olé por Iñaki Gabilondo. Ese es el titular de su alocución de ayer en la Cadena SER, así que por esta vez no me voy a echar unas risas con el veterano periodista. Lo tiene clarísimo y lo repite: la conferencia sólo puede beneficiar a ETA. Ganas me dan de borrar todo lo que de malo he escrito sobre él.
LA IRONÍA DEL OLVIDO
Público, que ha llegado más lejos que ningún otro en la Prensa nacional en lo de jalear la disolución de España y defender el ‘aquí paz y después, gloria’, ignora piadosamente todo el asunto en su primera.
No es, naturalmente, que no lo trate: abre páginas interiores. «Llamamos a ETA a que anuncie el cese definitivo de la lucha armada», titula, entrecomillando las palabras del ex primer ministro irlandés Bertie Ahern. Isaac Rosa ensaya una ironía contra la derecha en general y el PP en particular en su columna, «Hacia la paz trampa«, a cuento del asunto, y es una lástima que tanta sangre ahogue la gracia y que los cuerpos mutilados hagan hueca la risa. «Pasito a pasito, la izquierda abertzale y la propia ETA están recorriendo el camino. Hay quien piensa que es un paso de Geisha, corto y lento, pero mejor eso que ir con prisa y acabar tropezando», sostiene Rosa.
Estos chicos, los valedores de la Memoria Histórica tuerta, no perdonan supuestos crímenes de hace 70 años, pero se vuelven de lo más olvidadizos con los que todavía tienen los cadáveres calientes.
De hecho, mi espejo en Público, Javier Vizcaíno, se marca unas risas con los escrúpulos de la derecha, tan cerril que no entiende que hay que tender la mano a quienes antes tienen que enfundar la pistola para ofrecerla — Contubernio a la donostiarra — . Vizcaíno es muy leve en el comentario y muy luengo en la cita, con lo que hay que entender que su parroquia ya se escandaliza con nuestras frases solas, sin necesidad de que les diga qué tienen de censurables. Y, como yo sí que no lo entiendo, paso a otra cosa.
«Todo paso hacia la PAZ es plausible. Pero entre todos. Sin que nadie se cuelgue medallas», escribe Leonor Merino en El País en defensa de este akelarre. ¿Todo paso para la paz es plausible, de verdad, Leonor? ¿Qué es, entonces, la lucha contra el delito, cualquier delito? No hay conflicto si la Policía deja al ladrón con su botín y al asesino con su libertad. ¿Va por ahí el mensaje? Mucho me temo que sí, que las víctimas de ETA nos sobran, nos estropean la digestión con sus penas viejas sus dolores renovados cada mañana. Que dejen de hablar, por Dios, que alguien les calle, que se oculten, que no nos recuerden que estamos abrazando a tipos que han hecho de la muerte su misión cotidiana, como otros hacer pan o escribir periódicos y cuyo modo de imponerse al contrario en política ha consistido en el expeditivo método de matarlo.
FUE DIVERTIDO MIENTRAS DURÓ
De la revuelta anticapitalista global hoy apenas queda el recuerdo, como de una noche de farra: fue divertido, sí, pero ahí quedó. No hay corolario y es mejor mirar para otra parte hasta que volvamos a quedar en Sol. Escolar el Chico, que no se resigna, lo usa para su columna -«Indignarse es poco«-, que en realidad va de otra cosa. «Los europeos vamos a volver a salvar a la banca privada con dinero público para que el cielo no se desplome sobre nuestras cabezas», comienza, poniendo un enlace a una información de Público en la que «expertos» consultados por el propio diario dicen que a lo mejor. Oh, vaya. No hay noticia, pero la comentamos igual. Mola.
Si hoy, querido lector, el paseo no le ha gustado, lo siento, pero le comprendo: a mí me ha puesto malo.
El Trasgo
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