«¿Recordáis cuando, de pequeños, íbamos disfrazados de puerta en puerta exclamando ‘¡truco o trato’? Yo tampoco». La cita es robada de Twitter, pero lo que ‘denuncia’ es real. La americanada de Halloween se ha impuesto en nuestra sociedad -o, como poco, en mi escalera-, que como dice Carlos Quirós, en España somos muy de importar motivos de jolgorio y menos de hacer lo mismo con los sistemas de producción y ética del trabajo.
Lo que no esperaba es que nuestra Prensa progre fuera a lanzarse de esta manera en brazos de la foránea fiesta de las brujas y los sustos. Porque no me negarán que ayer las primeras eran puro Halloween. ‘Público’ lo hace por lo burdo, la cosa gore y directa en plan ‘La matanza de Texas’: «Rajoy quiere bajar impuestos a las rentas altas». ¡Buuu! ‘El País’, más en su línea de cogérsela con papel de fumar, repite, sin embargo, mensaje asustante: «Rajoy apuesta por bajar impuestos al capital y por salarios más bajos».
¡A las barricadas!
Eso de «al capital» ha debido de remover la nostalgia de los viejos guerreros del rojerío, hartos de tanto ecofeminismo y política de género y tan poco proletariado en lucha.
Que ‘El País’ pertenezca a un tipo que se dedica sola y exclusivamente a eso, al capital (a especular, por más señas) no resta un ápice a su escándalo, que en la izquierda, como en los enamorados, la intención es lo que cuenta. Escolar el Chico recuerda su pasado musical y se apunta a la canción del otoño, ya saben, «¡Mariano no tiene programa, ye, ye, yeee!». Lo hace en su ‘blog’ y en la última de ‘Público’, «Rajoy enseña medio programa», que viene a ser como el lobo enseñando la patita por debajo de la puerta:
«El plan para ‘las cuentas públicas’ -tres párrafos- no detalla recortes ni en el subsidio de desempleo ni en las pensiones ni en sanidad ni en educación. Guarden este programa. Dentro de unos meses, lo tendremos que recordar». ¿Y qué hacemos con él, Nacho? ¿Lo guardamos junto al «800.000 puestos de trabajo» o al «Otan, de entrada, no» de Felipe González o al lado del «Por el pleno empleo» de Zapatero?
«La felicidad, ah, ah, ah…»
Yo, ya lo he dicho, le prefiero calladito. Oírle el otro día que va a «devolver la felicidad a los españoles» fue casi doloroso: hasta aquí llegó la izquierda, cuando el líder ‘conservador’ tiene el plan, arg, de hacerme feliz. Señor Rajoy, los regímenes que presumen de administrar la felicidad están en Corea del Norte y Cuba. Además, es que la izquierda está en plan Directiva Miranda:
«Todo lo que diga podrá ser usado en su contra», así sea «parece que va a llover».
Me imagino a Jesús Maraña, director de ‘Público’, relamiéndose con la frase, y por ahí va su billete, «La felicidad según Rajoy». «Se ve que no quiere dar disgustos a los ciudadanos, al menos antes del 20-N. Quizás por eso admite, en declaraciones a ‘The Washington Post’, que no le «gustaría» recortar «los derechos a la sanidad y la educación».
No garantiza que no lo vaya a hacer, pero tampoco se trata de frustrar la ilusión de muchos votantes». Para entendernos, en el hecho de que ha declarado que «no le gustaría» es una confesión subconsciente de que lo está deseando. Elemental, doctor Freud… Por si sus lectores no se han enterado de que lo que propone Rajoy es imposible, el diario de Roures dedica una página a «Los expertos ven imposible reducir el déficit público sin subir los impuestos».
Pues no lo sé, aunque de mis largas lecturas de ‘Público’ deduzco que para sus ‘expertos’, todo lo que no sea tomar el Palacio de Invierno es perder el tiempo. El problema, creo, es que Mariano lo intente eliminando partidas imprescindibles como, por ejemplo, ayudas a Mediapro.
Todo el año es Carnaval
Pero estábamos con la Noche de Walpurgis cortesía de la Prensa zurda. Hay más: «La brecha entre ricos y pobres se dispara en España», anuncia, también en primera, el diario del indigente Berggruen. Y en este Halloween mediático tampoco faltan las máscaras: «La desaparición de ETA no afecta al cumplimiento de las condenas», dice José Luis Castro en la primera del ‘diario global’, aunque estoy seguro de que el letrado no aceptará una apuesta de este humilde plumífero.
Y el lacrimoso ‘lehendakari’ -¿no les extraña muchísimo que no lloraran con las muertes, y sí con lo que ha dejado frías a las víctimas?-, para completar esta primera de Carnaval: «Para cerrar las heridas no es igual Rubalcaba que Rajoy». Espero que no, Patxi, que me da pavor a qué podéis llamar ‘cerrar heridas’.
Desde ‘Público’, Elena Valenciano nos guiña, picarona, un ojo cómplice mientras nos asegura que «las cuentas de Rajoy no salen, son las del gran capital».
Oh, bueno, doña Elena, nos vamos a enterar enseguida de su fiabilidad, tenga paciencia. Aunque supongo que lo mejor sería extirpar el ‘cáncer’ que, según ese adalid de la libertad de expresión que es el Gran Wyoming, son «los medios de la extrema derecha». Como, imagino, su seguro servidor.