Manuel Campo Vidal confiesa el 9 de noviembre de 2011 en ABC –«Me pareció que no debía cortar los momentos tensos» – sus sensaciones sobre el debate electoral entre Rajoy y Rubalcaba. El presidente de la Academia de Televisión y moderador del duelo dialéctico entre los candidatos del PP y PSOE, aunque intenta mantenerse alejado de valoraciones, de manera involuntaria coloca al líder conservador la etiqueta de presidenciable, mientras que al socialista le alaba que diese la cara a pesar de tener una situación incómoda.
Para Campo Vidal el formato de este tipo de debates no puede ser de otra manera:
El formato es así. Lo primero es reunir a los candidatos, que es difícil. Después hay que procurar que haya fluidez e intervenir cuando haya que cortar la jugada. Creo que intervine en tres o cuatro ocasiones. El resto del tiempo ese es el funcionamiento. No es una entrevista. Es un formato muy valorado por el público, aunque quizá poco entendido.
Sobre el estilo empleado por ambos candidatos, el moderador tiene claro que:
Cada uno tiene el estilo que cree conveniente. Es parte de su estrategia. Lo peor es ir a un debate sin una estrategia clara. Rajoy buscaba un tono presidencial y creo que lo tuvo, y Rubalcaba tuvo el gran mérito de mantener el cartel en una posición muy difícil, y supo encontrar su espacio.
En cuanto al análisis del debate, reconoce que cuando se está moderando no se perciben determinados matices al estar pendiente de otros aspectos:
Dentro del plató se puede hacer muy poco análisis. Estás pendiente de la mecánica, de la fluidez y del ritmo, de intervenir cuando tienes que hacerlo. El análisis se hace bien desde fuera. Lo que sí vi fue cordialidad, corrección fuera del plató entre los dos candidatos. Antes de entrar hablaron del Real Madrid, porque ambos son muy madridistas. También percibí áreas de acuerdo, como la conciliación laboral y el final del terrorismo, y eso ya es positivo.
Vidal también entiende positivo que haya vuelto a apostarse por el debate:
Por primera vez ha habido debate en dos elecciones seguidas. Eso marca una tendencia que ojalá se consolide.
En cuanto a los momentos de tensión y si pensó en cortarlos, manifiesta que:
Es verdad que los hubo, pero me pareció que no debía cortarlos. Después de ver el resultado creo que fue positivo. Además, tensión siempre hay, pero sin una tensión controlada no se puede intervenir con eficacia.
La única crítica o resquemor para Campo Vidal se centra en las informaciones sobre el coste de cátering habilitado para la ocasión:
No fueron 18.000 euros lo que costó el cátering, sino 15.000. Es una información incorrecta y además con ese dinero comieron 140 trabajadores durante una semana. No se gastó en langostinos. Y el día del debate hubo más de 660 personas.