Para Público, es Rajoy el que siembra dudas sore nuestra economía, no los años de Zapatero

Ante el inminente triunfo del PP, Gabilondo proclama el fin de la democracia

Vale la pena repasar hemeroteca y leer cómo la izquierda daba por solucionada la crisis... en agosto

Un suponer: digamos que usted es los mercados. Bueno, un mercado. Vale, ya me entiende, que uno se hace un lío con esta paranoia respetable. Bien, ¿cuál de estas tres noticias sembraría en usted «dudas sobre la economía española»? a) «El líder del PP afirma que sólo el anticipo electoral ha evitado que España esté en una situación como la de Italia»; b) «Rubalcaba propone aumentar al 80% el gasto social de las comunidades» y c) «Cayo Lara escenifica su sintonía con el líder de CC OO, Fernández Toxo».

Si ha elegido b) o c), podemos elogiar su sentido común, pero lamentamos informarle de que tiene un cero en periodismo de izquierdas. Nos referimos al intrigante titular en la primera de Público: «Rajoy siembra dudas sobre la economía española«, con esa maravillosa inconsciencia de los medios de izquierdas en cuanto a la realidad.

PERIODISMO VISIONARIO

Glosando esta misma idea, Joan Tubau me ofrece en Twitter un ejemplo que este Trasgo no puede pasar por alto. Se trata de la primera de El Periódico de Catalunya del pasado 13 de agosto: «Sí, se puede». «La nueva normativa financiera da frutos». Vale, el pueblo lector tiene memoria de pez, pero no me negarán que, visto lo visto desde agosto hasta aquí, la clarividencia periodística del periódico de cabecera bilingüe deja bastante que desear.

«Los mercados acentúan el castigo a España tras la caída de Berlusconi«, abría ayer El País, completamente ignorante de que la nueva normativa europea había dado sus frutos, El Periódico dixit. Si es que no leen…

De todos es conocida la parábola budista de los ciegos que fueron a conocer el elefante y cada uno lo comparó con un animal distinto según la parte del proboscidio que palpó. La izquierda no es así. La izquierda ve a plena luz del día el elefante y concluye que es un lindo gatito.

A BOTAR

Me sugiere la comparación la última prédica en la SER del inefable Iñaki Gabilondo, «Adiós, democracia«, que sólo podría parodiarse repitiéndola palabra por palabra. Sostiene Iñaki una tesis conocida, pero llevada al paroxismo: el secuestro de la democracia por los mercados. Se asombra Iñaki de que, después de tanto luchar por la democracia (¿perdón?), los españoles hayamos acabado por «abandonarla en la cuneta con una indiferencia total». Imagino que lo que vamos a hacer el próximo domingo no cuenta para Iñaki, porque no vamos a darle la razón. Será sólo botar, con ‘b’. Dice Iñaki que «ya nadie duda» (no cuentes conmigo, Gabilondo) de que «los poderes financieros se han impuesto sobre los poderes de la soberanía popular» y hace pinitos retóricos añadiendo que «las democracias están sencillamente arrodilladas ante poderes superiores». Y como el reverendo de la gauche divine patria es un hombre leído, llama en su auxilio la opinión de un innombrado «experto francés» para el que «un país que no tiene libertad para hacer sus presupuestos ha perdido su soberanía».

Pues tengo una mala noticia para Iñaki y su amigo francés: si es así, ningún país ha tenido nunca soberanía, ni puede tenerla. Yo puedo hacer un presupuesto familiar en total libertad y decidir una partida para cenar cada noche en Jockey y esquiar en Gstaad en temporada, que si los fondos no acompañan, voy a encontrarme pronto muy poco soberano.

La política -no la democracia, que esto sería idéntico en cualquier forma de gobierno- se ha topado con un muro, pero este no es el de los mercados, que meramente siguen lo que hay, sino uno más infranqueable: la realidad. A ver, Iñaki, cómo te lo explico: el Estado italiano debe un 120% de su PIB, es decir, como si debieras un 20% más del dinero que ganas. Los mercados se han limitado a prestarle dinero cuando lo ha pedido, y ahora sólo quiere el pago de los intereses acordados, no un dominio político, ni el fin de la democracia ni nada de nada. Que les paguen. ¿Quién es el culpable aquí?

Que la democracia no pueda hacer ladrillos sin paja no es el fin de la democracia, sino el principio del sentido común. Que todo un pueblo acuerde algo no significa necesariamente que sea posible.

NOS SALVA EL 15-M

Ignoramos si Gabilondo se ciega ante esa evidencia por cálculo o mera cerrazón ideológica. Pero lo realmente divertido es cuando añade que «los únicos que están salvando el honor de la sociedad son los del 15-M».

Veamos: los empresarios emprenden, los trabajadores producen, los contribuyentes pagan y los electores votan, pero una proporción ínfima -sí: ínfima- de jóvenes monta periódicas verbenas en la calle jugando al Mayo francés y pidiendo la luna en reuniones chupiguays y, oh, su espectacular sacrificio es el que está salvándonos la cara a los demás, que, tontos de nosotros, nos dedicamos a madrugar cada día, trabajar ocho horas los que pueden y pagar religiosamente una proporción considerable de lo que nos ha costado sudor ganar cada año. Hay días que es difícil no darle frases feroces a José María Izquierdo…

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Autor

Juan F. Lamata Molina

Apasionado por la historia en general y la de los partidos políticos y los medios de comunicación en particular.

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