Tras entrevistar a unas 270 personas que participaron en los disturbios de agosto en el Reino Unido, el diario británico The Guardian y la London School of Economics han llegado a la conclusión de que «una antipatía profunda y a veces visceral hacia la Policía» fue la razón principal que llevó a los involucrados a volcarse a las calles.
El estudio también revela que, al contrario de lo que se creía, los alborotadores no utilizaron las redes sociales para organizarse y compartir información. No se usaron mucho páginas como Facebook y Twitter, pero sí smartphones como la Blackberry.
La investigación ha descartado otras creencias que estaban arraigadas en la opinión pública. Pese a que se manifestaban en contra del aumento de las matrículas y la eliminación de los préstamos estudiantiles, menos de la mitad de los implicados eran estudiantes; 60% de los que tenían edad para trabajar estaban en paro y la mitad era de piel oscura.
La injusticia económica o social y la actuación policial fueron citados como principales motivos de su indignación. Muchos mencionaron que «los controles de la policía» ocasionaron los disturbios y se quejaron de que gran parte de los miembros de sus comunidades eran detenidos con frecuencia en las calles por agentes que los hacían identificarse y los registraban.
Otros entrevistados admitieron que participaron en aquellos incidentes por una cuestión de oportunismo, para aprovechar una situación de caos en la que podían conseguir productos que en otras circunstancias no se podrían permitir.