Público: ‘La Casa Real admite que Urdangarín no ha sido «ejemplar«… pero no le pide que devuelva el dinero’. La actualidad les permite volver a los días en que enfrente sólo había monarcas y ociosos aristócratas.
Es el destino de la prensa diaria: hoy estás anunciando el Fin del Mundo y mañana tienes que volver a la politiquería patria. Si antes de ayer nos enterábamos, gracias a Público, que la Humanidad ha perdido su última oportunidad de no ser aniquilada por el Cambio Climático, ayer Urdangarín y Camps copaban las portadas de la prensa zurda. Lógico.
En el primer caso estamos ante un dulce para republicanos, que El País recibe con tono contenido, «El rey aparta a Urdangarín por su comportamiento «no ejemplar«; Público con algo más de intención, «La Casa Real admite que Urdangarín no ha sido «ejemplar»… pero no le pide que devuelva el dinero», y El Periódico de Catalunya con un dramatismo sucinto de tabloide británico, «Repudiado».
En cuanto al segundo, me hace meditar cómo hemos decaído en todo, hasta en la corrupción política. Paco Camps va a ser juzgado por cuatro trajes -o, como me corrige Estrella Maimona en Twitter, «DOCE, y CUATRO americanas, y CINCO pares de zapatos y CUATRO corbatas»-, mientras que antes teníamos a un gobernador del Banco de España arramplando con millones, un director general de la Guardia Civil llevándose bolsas de basura llenas de billetes, Filesa, Malesa, Time Export… Qué tiempos.
El País nos informa en su primera de que «Las acusaciones del caso Camps buscan jurados sensibles a la corrupción«, lo que no deja de ser una forma bastante suave de decirlo. ¿Qué tal esta, de nuestra propia cosecha: «Camps es juzgado desde hoy por un ex cargo socialista y dos fiscales afines a Bermejo»? No sé, a mí me parece bastante más claro.
Es la hora de Público, que lleva casi un año vendiendo camisetas de la República. «El rey deja caer a su yerno al mes de estallar el escándalo». La primera, en la frente.
Manuel Rico, subdirector, tampoco deja pasar la ocasión; casi le veo relamiéndose al escribir su Borboneando. «Afirmar que el comportamiento de Urdangarín no ha sido «ejemplar» es una obviedad similar a decir que estamos en diciembre. Una perogrullada. La Casa del Rey podía haber aprovechado para exigir al Duque que devuelva el dinero público que no haya obtenido por medios lícitos, para mostrar su más rotunda condena de los evasores fiscales, para detallar cuántos fondos ha entregado año a año al Duque y a su esposa, para pedirle a la Infanta Cristina que se desvincule de forma inmediata de la empresa Aizoon o para mostrar su sorpresa por el patrimonio inmobiliario amasado por la pareja en pocos años. Pero ha optado por borbonear a la espera de que escampe». Di que sí, Manuel, que es tu momento.
Están en su salsa, porque la actualidad les permite volver a los días dorados en que la rojez era, de verdad, la oposición, y en frente sólo había monarcas corruptos y ociosos aristócratas.
Por eso les ha venido tan bien que Cayetano Luis Martínez de Irujo y Fitz-James Stuart, conde de Salvatierra, haya censurado la supuesta pereza de los andaluces. Es como si el Dios en el que no creen hubiera respondido a sus oraciones. Antonio Avendaño da buena cuenta del lapsus aristocrático en su columna «Sostiene Cayetano«. «Sólo un auténtico aristócrata es capaz de mirar de frente la verdad sin arredrarse, y no sólo de mirarla, sino de contarla en televisión y someterse así al vil escrutinio de la plebeya opinión». ¡Cómo deben añorar en Público los buenos viejos tiempos en que la izquierda representaba algo con visos de coherencia y contacto con el pueblo, antes de convertirse en la ideología de las élites que desprecia al populacho con la furia de un marqués!
¡Que vienen los neoliberales!
En la línea apocalíptica que comentábamos ayer, nos encontramos con «Camino neoliberal al abismo«. Lo escribe una catedrático de Economía Aplicada, Jorge Fonseca, lo que da idea de la economía que tendríamos si la aplicara nuestra academia. Nos cuenta Fonseca que la actual estrategia que se está imponiendo en la Unión Europea «nos lleva hacia el abismo económico y social, lo que provocará una fuerte reacción popular para defender derechos conseguidos en décadas. Paradójicamente, el intento de imponer un grave retroceso social desmontando el precario Estado del Bienestar, además de causar graves daños a la población, puede ser también, como en Argentina, la sepultura del neoliberalismo».
Ay. Nunca, pero nunca se plantean si existe demasiada deuda, si hay riqueza suficiente para repartir, si se está creando las condiciones para seguir creciendo. No hay referencia, siquiera tangencial, a los tajantes cambios en el panorama demográfico o a los datos actuariales relativos a la esperanza de vida con respecto a la época en que se pusieron en marcha las prestaciones sociales.
Ellos viven en un tiempo fuera del tiempo donde el Estado del Bienestar funciona sin problemas hasta que llegan los mercados con su avaricia sin control a estropearlo todo.
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