No digo entre los dueños, que son otra cosa, pero de mis colegas de la zurda me parece percibir un suspiro de alivio general. La izquierda ha estado haciendo un terrible papel hasta ahora. Lo suyo es la oposición, al menos en ‘look and feell’, y eso, cuando gobiernas e incluso llevas gobernando más tiempo que ninguna otra opción, queda bastante ridículo.
Ahora son, al fin, lo que aman ser: la revuelta. Gobiernan ‘los de siempre’, y podemos instalarnos cómodamente en el gruñido y la barricada.
Izquierda mediática contra todos los ministros por lo que sea: por «rajoyista», por «católico», por sus trabajos anteriores…
A Público no le ha gustado un solo ministro. Estoy íntimamente convencido de que si Rajoy hubiera elegido a Cayo Lara tendrían algo terrible que decir del ‘líder obrero’ (ustedes disculpen).
Desde el ‘Rajoy da el mando a Soraya Sáenz de Santamaría‘ de primera hasta la página 7, ambas inclusive, todo es poner pegas. Soraya es «la sombra de Rajoy», Luis de Guindos es «un ‘ex Lehman’ (firma financiera que, en mi experiencia tuitera, el rojerío tiende a confundir con Goldman Sachs y que, en cualquier caso, imprime carácter, aunqe dirijas la única división rentable del chiringo financiero). Ruiz-Gallardón es ‘el Señor de las Deudas’, Jorge Fernández Díaz ha pasado «de San Agustín a Interior» (ser católico es directamente incapacitante para estos chicos, salvo que se sea, ya saben, «de base»);Pedro Morenés hace la tranisición «del sector del armamente al Ejército» («Ha trabajado en una firma fabricante de bombas racimo», atención); Airas Cañete viene «del ‘Prestige’, Ana Mato ha sido «crítica de la Ley del Aborto» … Bueno, se hacen a la idea.
El País sólo considera un nombramiento. De verdad, estos chicos deberían disimular un poco; quienes llevan el diario global bajo el brazo como símbolo de izquierda sofisticada y oh tan exquisita no quieren despertar tan bruscamente de su plácido sueño de superioridad cultural con esta nueva obsesión prisaica por los ordinarios mercados: ‘Rajoy elige un tecnócrata contra la crisis‘. Uno de doce: curiosa proporción. ‘Una camarilla toma el poder en Pyongyang’, titulan los de Berggruen el primer tema de páginas interiores. Y uno se pregunta qué extraña camarilla ha tomado el poder en el portaviones del progresismo mediático patrio.
Por cierto, el paso de De Guindos por Lehman Brothers (que nunca hubiera quebrado de ser Lehman Sisters, como dijo Aído) ha tenido un eco de lo más divertido entre los de la cáscara amarga.
Ay, qué previsibles son. La cosa se llama ‘culpa por asociación’. La quiebra de Lehman dio el pistoletazo de salida para la crisis financiera. Luis de Guindos trabajo para Lehman, ergo es escandaloso que Luis de Guindos sea nombrado ministro de Economía y Competitividad. Que la división de Lehman que llevaba Luis de Guindos fuese la única rentable de la firma financiera es absolutamente irrelevante, y sólo serviría para distraer al personal.
Uno debe estar atento a los detalles cuando se es de izquierdas en España, donde el rojerío ha sido esencialmente de los que iban detrás del cura con un palo. Por eso nuestro inquisidor laico de afición, Ignacio Escolar, derrocha comentarios en Twitter detallando qué ministros ponen al jurar la mano sobre la Biblia, quién sobre la Constitución, cual sobre ambas y con qué énfasis y orden temporal, afinando como los escolásticos del mito ilustrado debatían sobre cuántos ángeles cabían en la punta de un alfiler.
Toda vigilancia es poca para quien tiene pocas «esperanzas puestas en el laicismo de este Gobierno». Incluso remite a un artículo de papá Arsenio en 20 Minutos recordando -sólo podemos imaginar con qué nostalgia- cómo los ministros de Zapatero hacía profesión de su fe exclusiva y purísimamente laica. Vigila, Nacho, que las hogueras del Santo Oficio no pueden estar lejos.
Que empiece, que empiece
Nacho, por cierto, nos ofrece en Público ‘Cinco pinceladas sobre el Gobierno‘. A todo aquello a lo que concebiblemente se puede sacar punta, Nacho le saca punta en su ordenado estilo de jerarquía numérica. Ahí están las bombas de racimo que fabricaba Instalaza SA donde trabajó Pedro Morenés, mucho más importantes que las que lanzó Zapatero sobre los libios, que sólo mataba ‘malos’; allí la falta de paridad -¡bendita sea, que sólo le faltaba a España elegir ministros por su composición cromosómica!-, aun reconociendo que la que manda después de Rajoy es una mujer, Soraya.
Termina en una nota renuentemente positiva: no están ‘los duros’ de Aguirre. Ya me comentó el otro día un socialista que el partido lo iba a tener difícil para criticar mucho este gobierno. Será eso. Jesús Maraña, aunque sigue empeñado en que quienes dictan el guión son Merkel y Sarkozy, da, por así decir, la bienvenida al nuevo Gobierno con su billete ‘Que empiece la función’. Pues eso, que empiece.
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