Insiste en presentar a Garzón como víctima de una caza de brujas del franquismo
En la cruzada por salvar a Baltasar Garzón, alegan las asociaciones de la Memoria Histórica y los editorialistas de El País que los crímenes de lesa humanidad, como los del franquismo, no prescriben.
Si Zapatero quería ganar la guerra con 70 años de retraso, Prisa pretender enmendar la Transición a toro pasado, con tres décadas de retraso. O nos creemos el borrón y cuenta nueva de la ley de amnistía o no nos lo creemos. O nos creemos el esfuerzo que hicieron los dos tipos del goyesco duelo a garrotazos por aparcar el cainismo y darse la mano o rompemos la baraja.
No hemos sido nosotros quienes hemos sacado a pasear el fantasma del guerracivilismo sino Zapatero con su Memoria Histórica y Garzón con la versión judicial de ese disparate.
Una versión hemipléjica y sectaria, desde el momento en que el juez admitió las querellas para investigar las fosas del franquismo, pero desestimó las que le presentaban los descendientes de las víctimas de Paracuellos.
Estuvo dispuesto a ponerse el salacot y el pico y la pala de Howard Carter para encontrar la tumba de García Lorca, pero no movió un dedo por esclarecer las muertes de Muñoz Seca o Ramiro de Maeztu.
Ni las de un ex ministro y un ex fiscal general de la II Republica, un ex presidente del Congreso y numerosos diputados y concejales, ejecutados todos ellos bajo la responsabilidad de Santiago Carrillo, como consejero de orden público de la Junta de Defensa de Madrid.
Pero los del New York Times insisten —Truth on Trial in Spain— en presentar a Garzón como una víctima de la caza brujas franquista, al Supremo como un instancia totalitaria y al proceso contra el juez estrella como una ofensa a la justicia y a historia. los del New York Times siempre tan rigurosos… los mismos que confunden a los revientanucas del País Vasco con románticos separatistas.