La derecha oficial es socialismo light, izquierda pacata

Los únicos y auténticos enemigos de la progrez son la Iglesia y la familia, no el Partido Popular

Juan Bedoya vuelve a su afamado papel de inquisidor antieclesial

Echo de menos cuando paseaba en solitario por la izquierda, cuando me adentraba en este extraño mundo más allá del espejo donde la esclavitud es libertad y la riqueza se consigue endeudándose. Pero ahora el camino está tan transitado que no hay quien pare, y en él me he topado a menudo con el último que esperaba ver: el Gobierno de un partido al que España dio mayoría absoluta creyéndolo de derechas.

No parece haber tal: se pasaron la oposición diciendo que, cuanto peor está económicamente el país, más urgente es bajar los impuestos, que donde mejor está el dinero es en el bolsillo de los ciudadanos, y ya ven, nos subieron el IRPF en un pispás. No se lo creían, realmente.

Igual con la Banca: no hay excusa para premiar a una entidad ruinosa con el dinero de unos españoles que, en no pocos casos, se han quedado sin casa cuando esa misma Banca ha ejecutado la hipoteca. Y ahora con Bankia nos obligan a pagar los platos rotos de una entidad privada. Si ganan, no reparten, que para eso son particulares; si pierden, los ciudadanos tenemos que apoquinar por la estabilidad del sistema bancario. No soy un tipo demasiado despierto, pero por algún lugar hay truco, ¿no les parece?

Pero no pasa nada, naturalmente. La izquierda oficial es como Pedro, el niño que dijo demasiadas veces «¡que viene el fascismo!». Y a la derecha es fácil convencernos de que de todo, absolutamente de todo, tiene la culpa Zapatero. Que sí, que bueno, pero que no va a arreglarse haciendo más o menos lo mismo que el otro, ¿no?

La derecha oficial es socialismo light, izquierda pacata. No es enemigo ideológico para la progrez, que sólo tiene enfrente dos valladares: la Iglesia católica y la familia. Por eso son el verdadero enemigo a batir.

Ahora los de Rubalcaba están muy comecuras. Toca, porque es un botón fácil y barato para motivar a la tribu. Me informa la web de la Cadena SER de que hay una «Campaña del PSOE para que la Iglesia católica pague el IBI». Público.es, la web propiedad del magnate inmobiliario catalán y líder obrero Jaume Roures, lo da más destacado y más divertido: «El PSOE incorpora a su agenda el fin de los privilegios de la Iglesia«.

¿Privilegios? Bueno, sí, si consideramos que los partidos, las ONG, los sindicatos… ¡hasta la SGAE! tienen privilegios. Y tampoco es que la injusticia de sacar a la Iglesia de la categoría a la que pertenece vaya a arreglarnos la vida, para nada: si todos los que no pagan el IBI empezaran a pagarlo, la aportación de la Iglesia apenas llegaría al 5% del total.

Pero ni la lógica ni la urgencia dictan la medida, sino el odio puro y duro. Cuando vuelvan al poder, si el pueblo vuelve a perder la memoria y el sentido común, ya trapichearán para dejar las cosas como están, que lo último que quieren es una Iglesia libre o colas de sin techo ante el Ministerio de Asuntos Sociales. Pero por ahora cumple su objetivo: tener a toda la progrez anticlerical babeando.

En El País, Juan Bedoya hace su afamado papel de inquisidor antieclesial -el único tipo de inquisidor que queda por estos pagos- con su «Ceremonias de confusión por el fisco episcopal«, donde dice, renunciando al periodismo para regodearse en sus sueños húmedos: «El prestigio de la Iglesia católica está por los suelos, según las encuestas, y la crisis no hace más que remacharlo. Para defenderse, el cardenal Rouco se escuda en Cáritas. Podía hacerlo también con Manos Unidas y gran parte de las congregaciones de monjas y frailes dedicadas a atender a los desheredados de la tierra. No vale. El desprestigio eclesiástico sería inenarrable sin esas organizaciones y los llamados fieles y curas de las iglesias populares».

«Según las encuestas», así, sin señalar, es algo muy socorrido, aunque no muy periodístico, quizá porque se lanza a declarar un deseo más que a definir un hecho. Mete de tacón a los «curas de las iglesias populares» con esa conmovedora fe del que cree lo contrario de lo que cualquiera puede ver fijándose en el casi nulo seguimiento de los curas rojos -que es, para qué engañarse, a lo que se refiere, que toda iglesia es, por definición, popular- frente a las parroquias que arrasan en aforo (odio expresarme así, como si la verdad se midiera por la popularidad, pero es lo que hay) y que son siempre las más fieles a la ortodoxia.

FAMILIA NEONATURAL

Lo otro es la familia. Se celebra en Madrid el Congreso Mundial de las Familias, y la izquierda está que bufa. Los listos simplemente lo ignoran. La izquierda que echa espumarajos por la boca, en cambio, no puede, no puede. Ahí está el diario Diagonal, con varias informaciones (ejem) a cuál más divertida. La que más me gusta es la primera en el tiempo, «Recetas antielección para salir de la crisis«, que aunque su titular no aclare nada a nadie, sí lo hace la foto que la ilustra: una señora con un abrigo de pieles. Esa es la idea que tiene de la familia la izquierda, cuyos miembros proceden todos sin duda de un laboratorio donde han sido fecundados en matraces.

Reza el subtítulo: «Mientras la familia natural puja con fuerza desde los sectores neoconservadores, el neoliberalismo pone la dimensión de género en el epicentro de sus recortes». Reconózcanme que un «neoconservadores» al lado de un «neoliberalismo» tiene su aquel. Yo creo que se han quedado con ganas de llamarla familia neonatural.

Y debe de ser que el redactor cobra por letras, porque vuelve al ataque: «Este congreso que nació en 1997 en Estados Unidos aterriza en el Estado español de la mano de la asociación ultracatólica y ultraconservadora HazteOir.org». Eso se llama ser ultraultra, imagino.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Juan F. Lamata Molina

Apasionado por la historia en general y la de los partidos políticos y los medios de comunicación en particular.

Lo más leído