¿Pero a qué hora tiene que ocurrir algo para que los columnistas se dignen a escribir sobre ello? ¿A las 7 de la mañana? De acuerdo que la entrevista a Mariano Rajoy fue muy tarde, y debía de resultar complicado o casi imposible escribir antes del cierre de los periódicos. Pero lo que ocurre este 13 de septiembre de 2012 ya resulta un poco escandaloso. El cruel y siniestro terrorista Bolinaga va a pasar a estar en libertad por obra y gracia de cuatro magistrados de la Audiencia Nacional y casi ningún articulista decide tratar el asunto. La decisión se produjo a última hora de la tarde del día anterior, es cierto, pero con tiempo suficiente como para enviar un texto a la redacción sin causar quebrantos al jefe de Opinión o a los maquinadores.
Un consejo para opinadores del papel: en tiempos de internet, escribir sobre algo que ocurrió la jornada anterior para que se publique dos días después de acaecido no tiene sentido. Cuando se imprima en la red ya se habrá dicho todo lo que había que decir.
Pero antes de entrar en la materia que apenas ha tenido ocupada la materia gris de los articulistas, señalemos que se siguen apareciendo columnas sobre la manifestación del 11 de septiembre en Barcelona y sus coletazos posteriores. Poco aportan a lo ya dicho antes, la verdad, pero señalemos algún caso concreto. Y qué mejor que ir a La Vanguardia, donde a nadie sorprenderá que siga siendo el tema principal, ahora para acusar a «Madrid» de no escuchar a «los catalanes» y reprochar a Rajoy el uso de la palabra «algarabía». De entre todos los textos sobre la cuestión publicados por el diario del Grande de España Godó, nos quedamos con el de Fernando Ónega, que con El nivel crítico acepta el papel de «madrileño tolerante» que da lecciones favorables al nacionalismo:
Por eso creo que le faltó discurso a Rajoy al hablar de lío o algarabía y se quedó corto al pedir prudencia. Hay que cambiar los mensajes y la mentalidad. Si el pueblo catalán ya no tiene miedo a la palabra independencia, obliga al máximo rigor en el análisis de las causas, para ver si tienen solución, que quiero pensar que la tienen. Y obliga a la máxima honestidad en el examen de las consecuencias, que no son tan sencillas como decir «esto lo arregla un Estado catalán». Es lo que espero de este momento en que la independencia o, visto desde Madrid, la unidad nacional ha perdido su virginidad.
Una vez constatado esto, volvamos a lo que realmente interesa, e indigna a muchos, a gran parte de los lectores españoles: la Audiencia Nacional y su decisión de excarcelar a Bolinaga. Para La Vanguardia es un tema importante, tanto que quien opina sobre ello es su director, José Antich. Su artículo Libertad condicional arranca diciendo:
La decisión de la sección primera de la Audiencia Nacional que confirma la libertad condicional del etarra Uribetxeberria, enfermo de cáncer con una esperanza de vida de un año, viene a cerrar un capítulo de la reciente vida política española que nunca debió haberse producido.
Lo que no debía haberse producido nunca, en opinión de Antich, eran las críticas a Fernández Díaz y Mariano Rajoy por haber roto el criterio mantenido en el pasado por el PP en materia antiterrorista. Concluye:
El desgarro ha sido importante al contraponerse la libertad condicional de un asesino enfermo de cáncer que no se ha arrepentido con los derechos de las víctimas -muy cercanas hasta la fecha a los populares- y la ofensa que suponía la concesión del tercer grado a quien fue el carcelero de Ortega Lara durante su interminable secuestro. Desde hace un tiempo, una mayoría de partidos muy amplia -sólo queda fuera UPyD- ha alcanzado un razonable acuerdo en política antiterrorista. Ello es muy positivo y debe mantenerse.
Queda claro. La unidad de la mayor parte de los partidos es lo importante, aunque sea para favorecer a los terroristas.
No es muy diferente lo que publica sobre esta cuestión El País. Aunque sea bajo el epígrafe de «Análisis», la pieza firmada por Luis R. Aizpeola y titulada Hacia la gestión pactada del fin de ETA es propiamente un artículo de opinión. Resulta interesante que este texto casi parezca estar escrito al dictado de algún alto cargo monclovita, con elogios incluidos al registrador de la propiedad metido a gobernante junta a críticas a quienes dentro y fuera de su partido no comparten su línea de actuación.
No puede evitar, eso sí, algunos tics puramente prisaicos, como colgar el sambenito de «derecha radical» a Esperanza Aguirre, Jaime Mayor Oreja y algunos «grupos de presión sociales y mediáticos». No analiza la decisión de la Audiencia Nacional, pero queda claro que le gusta, sino tan sólo la actuación del presidente del Gobierno y las posturas de quienes se opones a ella:
Con su comportamiento, Rajoy, pese a las horas tan bajas que está pasando por su gestión de la crisis económica, ha dejado muy claro el terreno de juego y ha desafiado a quienes interpretan el final del terrorismo en clave de venganza, desde el sector más radical de su partido, encabezado por Jaime Mayor y Esperanza Aguirre, hasta algunos grupos de presión sociales y mediáticos.
Insiste:
Cada vez está más claro que la beligerancia exhibida por la derecha radical en el caso Bolinaga, más allá de la repugnancia que provoca para muchas víctimas del terrorismo el personaje de Uribetxeberria, de la que se aprovecha, radica en su impotencia por la legalización de la izquierda abertzale.
La derecha radical, que interpreta que la legalización de la izquierda independentista supone nada menos que ETA se ha colado en las instituciones, pretende, como contrapartida, evitar cualquier tipo de interpretación abierta de la ley en el tratamiento de los presos etarras.
Finaliza previendo un gran pacto entre PP, PSOE y PNV:
La dinámica posterior a las elecciones vascas del 21-O apunta a un acuerdo en la gestión del final de ETA entre todos ellos. Ni siquiera el riesgo de emulación soberanista que puede provocar en el nacionalismo vasco la situación en Cataluña alterará la gestión del final de ETA. Iñigo Urkullu no es Ibarretxe. No vincula el fin de ETA a una mayor soberanía para Euskadi como creía el exlehendakari.
To’ er mundo es güeno, que diría aquel. Menos la ‘derecha radical’ que cree que el cumplimiento de las penas es justicia, y no venganza, claro.
En La Razón sí aparece un artículo, pero de esos que se encargar ex profeso a un especialista. El profesor de Derecho de la Universidad Ray Juan Carlos Jorge Urosa firma el comentario Trileros, donde muestra su indignación con los cuatro magistrados que han dado el visto bueno a la excarcelación:
Avergonzaos y llorad, derramad ceniza en vuestras cabezas, rasgad vuestras vestiduras y bajad la mirada cuando veáis los ojos de las víctimas del terror, porque les hemos abandonado.
Cuatro hombres sin piedad y sin corazón han decidido excarcelar, por motivos humanitarios, al carcelero de Ortega Lara, al hombre que callaba intentando dejar enterrado en vida a José Antonio y que ahora nos pide clemencia. Pero no la pide con humildad, no la pide con arrepentimiento, la pide con soberbia, y sin renunciar a uno sólo de los planteamientos que le llevaron al asesinato y el secuestro.
Recuerda que la Fiscalía se oponía a la libertad condicional, y que no era obligatorio concederla, tan sólo opcional. Sostiene que se ha tratado de una decisión no jurídica:
Esto es lo más grave, que las decisiones de nuestros tribunales no sean jurídicas, sino políticas, que los votos del Constitucional se cuenten por la izquierda y la derecha, que las decisiones de la Audiencia se pronostiquen sin margen de error.
Concluye:
Estos cuatro jinetes han optado por el trilerismo, para no enfadar a la banda, para no reavivar los asesinatos y sin embargo no van a conseguir nada. ETA matará cuando crea que le conviene y entonces se verá la tragedia de la excarcelación de Bolinaga, se verá que hemos preferido el deshonor a la guerra y tendremos deshonor y guerra.
En La Gaceta encontramos un breve, 18 líneas, pero contundente artículo de Alberto Lardiés. Bajo el título de ‘El carcelero encarcelado’ arranca diciendo algo que no sobra recordar: «Encarcelado o excarcelado, Jesús María Uribetxeberría Bolinaga representa la maldad y la barbarie». Concluye:
Ahora sale a la calle gracias al tercer grado que le concedió el Gobierno. Y sus víctimas sufren frente al televisor. Detestable. Ruin. Asqueroso.
Y se preguntarán ustedes: «¿Y el ABC, tantos años sensible y cercano a las vícitmas de ETA, que dice de esto?» Da una página completa de información, y el tema va en portada. No incluye, sin embargo, ningún artículo o editoral sobre el tema. Sorprendente, dada su trayectoria y puesto que en verano ya se posicionó con un artículo en el que se oponía a la excarcelación.
El Mundo confirma lo que este humilde lector de columnas señalaba al principio de este repaso, son los articulistas los que fallan en la premura a la hora de escribir. No hay ninguna columna de opinión dedicada a la excarcelación de Bolinaga, pero sí tratan del asunto el editorial principal y los dos chistes gráficos del día. La tira de Gallego y Rey está compuesta por dos viñetas en clave de Zodiaco. En la primer de ella, bajo la palabra «Cáncer» aparece dibujado un cangrejo nego con «Bolinaga» escrito en blaco; en la segunda, rotulado como «Aries» aparece un Mariano Rajoy con las manos en alto y todos los dedos vendados. La pieza de Ricardo retrata al presidente del Gobierno, que sosteniendo un periódico con el titular «Bolinaga excarcelado» dice: «Bueno, por lo menos ya no tengo que mandarle la tarta con una lima dentro».
Para finalizar este repaso diario, salgamos del triste asunto Bolinaga. Lo hacemos, todavía en el diario de Unidad Editorial, con la columna de Manuel Jabois titulada Wert estaba casado. Responde al escándalo que han mostrado muchos por el fichaje de la esposa del ministro como tertuliana de TVE. No deja títere con cabeza:
Lo curioso es que yo pensé que la mujer de Wert era peluquera, pues los más neutrales periodistas de este país, solteros todos con perfil en Badoo, se referían ayer a ella sin decir su nombre y en varias webs, incluso de prestigio enorme, la llevaban de esa guisa en los titulares. Así que la busqué y era Edurne Uriarte, que ya podía ser Tom Wolfe.
Media vida dando la matraca con la igualdad, la quema de cocinas, Aído y sus once mil miembras para que al final la catedrática Uriarte, fundadora del Foro Ermua y periodista desde antes de que naciesen colegas mucho más viejos que ella, sea la mujer de Wert. Y en lugar de criticar a Rajoy por enchufar en su Gobierno al esposo de Edurne Uriarte, lo cual sería perfectamente denunciable, se monta un escándalo por meter en TVE a esta señora que, tras pasar por el PSOE, se ha hecho bastante más de derechas que Wert y va a pasarle el jabón al PP esté casada con él o con Kim Jong-un.
Concluye de forma contundente:
Desde luego más méritos reúne ella que muchos de sus colegas de barraca. Siempre quedará el consuelo de que la izquierda montaría el mismo escándalo si en lugar de fichar TVE a la mujer de Wert fichase a la mujer del número 2 de Wert, la diputada socialista Meritxell Batet.
Por si alguien no lo sabe, el marido de Batet es el secretario de Estado de cultura y uno de los principales ideólogos de eso que se ha dado en llamar «marianismo», José María Lassalle.