Zapatero prefirió cuidar a las teles. Rajoy parece ir por el mismo camino: lo demostró al permitir la fusión de A3 y laSexta
El Redactor-Jefe de Periodista Digital, Luis A. Balcarce, brindó este 10 de noviembre de 2012 en la sede del Instituto Juan de Mariana en Madrid una conferencia sobre las relaciones del poder y la prensa y el futuro del periodismo. Reproducimos un extracto de la charla titulada ‘Winter is coming: el invierno mediático que se avecina’.
AYUDAS A LA PRENSA
Echemos un vistazo a cómo están las relaciones entre el poder y la prensa. Enero de 2012. Sede de Unidad Editorial. Anodino acto en la sede del grupo mediático al que asisten nada menos que seis ministros del flamante Gobierno de Rajoy. El director del diario El Mundo no desaprovechará la oportunidad para pasar la gorra y mirando a los ministros les dice esto:
«No podemos hacer las inversiones necesarias para mejorar la conectividad y que Internet esté al alcance de todos. Ni tampoco podemos cambiar los rígidos marcos laborales que estrujan a las empresas. No soy partidario de las ayudas pero no hay otra salida que implementar un plan integral de reconversión de la prensa».
En otras palabras, que sus pérdidas las paguen los ciudadanos en nombre de la democracia y el pluralismo. «Si rescataron a las teles privadas, también tienen que salvarnos a nosotros», es lo que viene clamando desde 2009 el lobby de la prensa vegetal representado por AEDE. Ya lo dijo Francisco Marhuenda en Periodista Digital: «¿Por qué socializamos el carbón y no la prensa? La prensa es un elemento fundamental en la arquitectura de la democracia».
Recurramos a Thomas Sowell cuando decía que «la política es el arte de conseguir que tus intereses egoístas parezcan intereses nacionales».
Los editores de prensa –cada vez menos– siguen aún aguardando a su Sarkozy, especie de figura bíblica alada que descienda de los cielos con un plan de ayudas como el que impulsó el ex presidente francés en 2009.
¿Qué tipo de privilegios dio Sarkozy a la prensa? Por ejemplo, el aplazamiento del aumento de las tarifas postales. O el aumento de la inversión publicitaria del Estado en la prensa escrita, que se duplicó.
Pero mi favorita es ésta: fomentar la lectura de la prensa entre los jóvenes. (Sí esos que están todo los días conectados a Internet…) Así, todos los franceses disfrutarán de una suscripción gratuita durante un año al diario de su elección al cumplir los 18 años.
Zapatero prefirió cuidar a las teles. Rajoy parece ir por el mismo camino: lo demostró al permitir la fusión de A3 y laSexta que Competencia había tumbado. El socialismo es por naturalez catódico.
CÓMO LA MUJER DE LOT, LOS EDITORES AÚN MIRAN HACIA ATRÁS BUSCANDO UN PASADO IDÍLICO
Veamos ahora cómo se está desmoronando el sector periodístico. En los últimos cuatro años han cerrado 57 medios y se han despedido a más de 6500 trabajadores del sector. La publicidad sigue cayendo en picado desde al menos cinco años. 2013 será otro año nefasto para la publicidad que hará mucho daño sobre todo en la televisión y la prensa escrita. Los anunciantes lo ven todo negro hasta bien entrado 2014.
Las crisis nunca vienen solas y además de pintar de rojo las cuentas de resultados de los medios también afectan a la calidad del producto, en este caso, la práctica periodística. Lo resumía muy bien Elsa González, presidente de la FAPE:
«Se hace un periodismo de declaraciones, de políticos o de famosos, y damos voz a quien tiene poco que decir. Las noticias de elaboración propia son escasas, mientras crece el recurso de copiar y pegar. El resultado es la proliferación del rumor, de los contenidos sin contrastar y la escasez de originalidad. Se ha impuesto el espectáculo de la tensión, la posición política predeterminada y la polémica como negocio».
En definitiva, estamos a las puertas de un invierno mediático. ‘Winter is coming’. Los amos del papel hibernan en sus cuevas mientras aguardan la llegada de su ‘khalessi’ que les coja de la mano y les guíe a la tierra prometida. Otros pensamos que no hay que salvar a los periódicos sino al periodismo.
INVIERNO MEDIÁTICO
En este invierno mediático que se avecina se da una situación que no veíamos desde el felipismo. El Gobierno de Rajoy no tiene frentes mediáticos abiertos. El ‘marianismo’ ha conseguido el escenario deseado: evitar cruentas batallas mediáticas como las que tuvo Aznar con PRISA o Zapatero con la COPE de Jiménez Losantos.
No se esperan frentes de tormenta porque en este momento la superviviencia de los grupos mediáticos pasa por detener la hemorragia de pérdidas que ha pintado de rojo sus cuentas de resultados.
En la prensa de papel, no hay un solo periódico nacional que le ponga en aprietos. En la televisión, lo mismo con la excepción de laSexta, que está obteniendo récords históricos de audiencia haciéndole la oposición a Rajoy que no le hizo a Zapatero. (…)
Así, el diseño de la TV en España sigue estando monopolizado por el clientelismo y las licencias a dedo a los amigos del poder. La izquierda sigue aún hoy encandilada con el modelo audiovisual de Zapatero cuando lo cierto es que repartió la tarta televisiva entre los amos multimedia de siempre (PRISA, Vocento, Planeta, Rizzoli) y especialmente Mediapro, a quien le abrió las puertas de RTVE para que hiciera caja las que veces que lo necesite. Qué casualidad que estos amos de la TV sean al mismo tiempo los dueños de cinco de los seis diarios de información nacional: El País, El Mundo, ABC, La Razón, Público…
A esto hay que sumarle el derrumbe de las televisiones autonómicas. Solo en dos televisiones regionales, Telemadrid y Canal Nou, habrá casi 2.000 despidos. Y es que como diría Cebrián, no solo en la prensa escrita se vivía muy bien. Me contaba un trabajador de una autonómica que a muchos compañeros suyos les llamaban ‘los inmortales’ porque no pasarán a mejor vida ya que mejor vida que la tuvieron en la autonómica, ni en los cielos.
Por no hablar de RTVE en la cual el Gobierno de Rajoy no se ha atrevido a hacer cirugía mayor para detener la gangrena fiscal que implica mantener una televisión de 6.500 trabajadores, que nos cuesta al año 800 millones de euros y que muchos de sus directivos que cobran más de 200.000 euros al año y que sonrojarían a los tiburones de las cajas de ahorro.
Todavía recuerdo como un trabajador de RTVE me confesaba en tiempos de Zapatero que no hacían más que estar de brazos cruzados, haciendo pasillo. «Sentimos –me dice– que estamos estafando a los contribuyentes».
El invierno no durará mucho. Ya hay movimientos soterrados en la radio donde pronto veremos la fusión entre Punto Radio y COPE. En el papel sobran cabeceras: en diciembre posiblemente desaparezca un diario económico, y en 2013 veamos posiblemente la fusión de ABC con otro diario de la centroderecha.
La prensa regional mientras resiste gracias a los millonarios subsidios de los caciques autonómicos. Por el lado de los gratuitos, solo queda uno 20Minutos, que ya está poniendo la proa hacia Internet luego de perder 10 millones de euros entre 2010 y 2011.
¿CÓMO HEMOS LLEGADO A ESTA SITUACIÓN?
En gran parte hemos llegado hasta aquí por un falso diagnóstico y una falsa dicotomía. Con falso diagnóstico me refiero a esa mentalidad que se han tatuado en la piel los editores de papel que consiste en creer que –como bien resume el periodista de ABC Borja Bergareche– «ellos (los de la prensa digital) nos chupan la sangre y roban nuestros contenidos mientras nosotros ponemos los recortes y los despidos».
Y la falsa dicotomía es la de prensa print versus prensa online. Escuchemos las letanías de Pedrojota Ramirez, sin olvidar que al menos es el único editor de prensa que ha analizado exhaustivamente el reto de Internet y sus posibilidades de negocio.
Primero, guerra a Google: Pedrojota acusa al agregador de esquilmar el futuro de las empresas periodísticas a base de agregar sin pagar contenidos ajenos. «Los piratas no son los usuarios, son los agregadores», afirmaba en 2009, «porque mi convicción es que es imposible separar el futuro del periodismo del futuro de los periódicos».
Y añade: «Sin periódicos que hagan beneficios operando en distintos soportes no habrá periodismo de calidad y esto será una pérdida muy grave para la democracia». Es incomprensible. Algunos de verdad creen que nos informamos a través de Google News. En todo caso, si tanto les molesta, que se den de baja del rastreador de Google.
Segundo, la batalla por la influencia. Dice Pedrojota a Albert Montagut en el libro ‘Newpaper’: «Los medios tradicionales siguen teniendo su hegemonía y su influencia. Los periódicos de Internet no han conseguido hacerle sombra desde el punto de vista de las grandes cabeceras». La pregunta es la que planteaban los trabajadores de El País con la espada de los despidos sobre sus cabezas: ¿cómo vas a hacer un periódico influyente con 300 periodistas menos, entre ellos muchos de los más veteranos e influyentes?
Replica Pedrojota: «La influencia sigue estando en el soporte impreso, porque los ordenadores no son un soporte adecuado para una lectura larga y reposada. Y en cambio las tabletas sí lo son pero su nivel de penetración es pequeño». Se tratará de darles tiempo y de que las operadoras, porque aquí hay otra gran cuestión de la que no se suele hablar, brinden tarifas de Internet a precio competetivos en lugar de lloriquear tirando piedras contra Google y Apple por recalentar el ancho de banda. «Es que no damos abasto», se quejan. Pues dejad que vengan otros más eficientes y lo hagan.
Los editores de prensa se han dado cuenta de haber cometido un error colectivo extraordinario al distribuir contenidos de alto valor añadido a través de canales gratuitos. «Los estamos pagando y estamos ante la urgente necesidad de rectificar eso», apunta Pedrojota a Montagut.
Pedrojota se echa en cara el «sometimiento a la tiranía numérica de las audiencias cuando apenas el 3% de esos usuarios únicos era el que consumía el 50% de las páginas visitadas y que el resto eran transeúntes que tan sólo pasaban por ahí mirando los escaparates».
¿Qué quiere decir eso? Que vuelve el modelo de pago. Los editores de prensa están ansiosos por volver al modelo de pago. Pedrojota cree que han caído en la trampa de los millones de usuarios únicos, que traería enormes caudales de publicidad a Internet. Y no ha sido así.
Lo mismo piensa Cebrián cuando le dice a Montagut que reabrir la web de El País en 2005 fue un error.
Y es que Pedrojota, amén del habitual autobombo ‘orbytero’ al que nos tiene acostumbrados cada vez que puede, no ha tenido pelos en la lengua para reconocer que todos los editores de prensa de nuestro país siguen pagando caro el haber creído que el aumento de lectores online compensaría económicamente la fuga de compradores de la edición impresa. Según decía en la London School of Economics y recogía Periodista Digital:
«Esta incapacidad de monetizar a través de la publicidad el desarrollo on line convierte en potencialmente ruinoso el espectacular crecimiento de nuestra audiencia. Porque los miles de lectores que perdemos son de pago y los millones que ganamos a través de nuestras webs acceden gratuitamente y sin tan siquiera tener que registrarse. Es el camino garantizado hacia el suicidio».
El director de El Mundo afirma que: «Los editores y responsables de medios con más éxito en la web debemos hacer una seria autocrítica»
El «actual declive de las empresas periodísticas», sostiene Pedrojota, llegó con la presentación del iPad en noviembre de 2010 en forma de reprimenda del fallecido Steve Jobs a los ejecutivos del New York Times:
Les dijo que no les iba a facilitar los datos de quienes compraran su periódico a través del Apple Store. […] «Yo no soy el que os ha metido en este lío. Sois vosotros los que os habéis dedicado durante los últimos cinco años a regalar vuestros periódicos online sin quedaros con las tarjetas de crédito»
DECISIONES DISPARATADAS
Dice Carlos Rodríguez Braun que el mejor amigo del hombre no es el perro sino el chivo expiatorio. Y el mal llamado ‘tsunami’ digital ha sido la excusa perfecta para ocultar decisiones empresariales disparatadas y megalómanas.
¿Podría haberse evitado esta crisis de la prensa? En gran medida sí. Si la tecnología hubiera sido vista como una oportunidad y no como una amenaza.
Si políticos como Zapatero no hubieran encandilado a los editores con la TDT, haciendo que se lanzaran a aventuras mediáticas suicidas en las que no tenían experiencia ni dinero para llevarlas a cabo. ¿Cuántos despidos podrían haberse evitado si Unidad Editorial no se hubiera metido en el ruinoso negocio de Veo7?
¿Quién mandó a Roures a invertir más de 100 millones de euros en un diario de papel dirigido por un gurú de Internet y en el que se pagaban sueldos de hasta 90.000 euros al año?
¿Y dentro del ‘tsunami’ digital incluiremos el fracaso de Soitu.es, Adn.es y Factual?
Dejemos de llamar tsunami a lo que no fue más que una lluvia fina que nos empapó a todos y con la que llevamos conviviendo desde 1995. Ni un solo editor de prensa puede decir que no tuvo tiempo a reaccionar a la llegada de lo digital. Lo que sucedió es que muchos estaban más ocupados endeudándose hasta las cejas en el casino financiero o metiéndose a jugar a ser los Ted Turner del siglo XXI. Ahora lo están pagando caro.
NO SABEMOS EL CAMINO
No sabemos cuál es el camino correcto y estamos obligados a probarlo todo hasta que lo hayamos encontrado. Recordemos lo que a fines de los años noventa nos recordaba Virgina Postrel, ex editora de la revista Reason, en su libro ‘The Future and its enemies»:
«El desafío más importante de los mercados hoy no es la ideología del socialismo sino la ideología de la estabilidad (stasis), la noción de que la buena sociedad es aquella con inmovilidad, predicción y control. Por lo tanto, el rol del Estado, desde esta perspectiva, no es tanto reasignar la riqueza como redireccionar, dirigir, o poner fin a la impredecible evolución del mercado».
Pero en el intermedio habrá que minimizar los daños, no caer en tentaciones megalómanas, flexibilizar los costes laborales, gastar menos de los que se ingresa, exigir reducción de impuestos y apostar siempre por hacer periodismo. Dice Alberto Arébalos que «a los diarios no los matará Internet, lo que los matará será el aburrimiento».
Cierto. Pero que el invierno mediático que se nos viene encima no nos haga olvidar que allí donde exista un gobierno ejerciendo el pillaje con la complacencia de la prensa, jamás habrá ni libertad ni prensa.