Necesito un relevo en esto. Me hago viejo. Viejo y sentimental. Ha sido leer la columna de Isaac Rosa en ‘Público’ y humedecérseme los ojos, palabra. Tendría que consultar con nuestros abogados, a ver cuánto puedo citar de Rosa, acogiéndome al derecho a cita y todo eso.
«Hace falta más ‘Público», titula Rosa, y ya imaginarán que siguen con el asunto que, lógicamente, les absorbe: el concurso de acreedores con el fantasma del cierre de fondo:
«Se me ocurren muchas razones para desear que este periódico supere sus dificultades y siga en los kioscos, pero hoy me quedo con una: para seguir molestando a todos los que ayer se frotaban las patitas de contentos al saber que ‘Público’ tiene la soga al cuello.
Los que sin disimulo lo celebraban en foros y redes sociales, y quienes tal vez guardan las formas pero lo festejan en la intimidad, pues vivirían más tranquilos y más impunes sin esta cabecera».
Y, ¿qué quieren?, serán estas entrañables fiestas, pero lo firmaba, cambiando únicamente ‘Público‘ por ‘La Gaceta’.
Seamos justos, Rosa: hasta la victoria del Partido Popular, lo que describes con prosa tan conmovedora se ajusta mejor a este periódico tachado de «cavernario» que a un diario del gusto y a la medida de quien ha sido siete años presidente del Gobierno.
Para hacernos una idea de lo que digo daré los datos exactos de las suscripciones institucionales de que ha gozado hasta ahora el periódico ‘Público‘: 21.956 ejemplares diarios.
La cifra para ‘La Gaceta’, para hacernos una idea, es de 3.823. O sea, que si nos vamos a poner románticos y alegar toda la mística del resistente y de quien dice al poder las verdades del barquero a riesgo de su propia supervivencia, ganamos por goleada, y no negaré que alguna vez he echado de menos la solidaridad de nuestros compañeros de ‘Público’ en particular y de Mediapro en general cuando clamaban por nuestro cierre.
Dolió cuando Intereconomía creó su Club de Amigos que ‘Público‘ lo ridiculizara -de La Sexta, mejor ni hablo- con el sarcástico titular:
«Es mejor pedir que robar».
Sí, somos rivales en el mercado de la publicidad, de los lectores y de las ideas. Pero quedaba, no sé, ¿de mal gusto?
Todo ese rimbombante «cuando un periódico cierra se apaga una voz» o «la democracia pierde diversidad» que tanto hemos leído en los últimos días con respecto a ‘Público’ brillaba por su ausencia cuando los de la otra orilla nos creían a la cuarta pregunta.
La diversidad mediática tiene un margen muy estrecho, al parecer, y va de la izquierda moderada a la extrema izquierda.
«Nos espera un 2012 terrible, tras el «inicio del inicio», termina Rosa.
«No es que ‘Público’ vaya a impedir por sí solo los recortes y reformas, no soy iluso; pero no andamos sobrados de fuerzas como para perder estas páginas. Ánimo, compañeros».
Me sumo: ¡Ánimo, compañeros!
Si es que estamos más allá de lo tolerable y a nosotros, ni agua. Nos condena otro columnista de ‘Público’, esta vez escribiendo en ‘Deia’, Javier Vizcaíno:
«Los ultramontanos que gustan de llamarse liberales ladran su rabia por las esquinas ante la trece-catorce que les ha colocado Rajoy».
Pero si yo dijera, no sé, «los estalinistas que gustan de llamarse socialistas», quedaría como feo, ¿no?
¿De verdad crees que no hay liberales, Javi, que todos los que defendemos un Estado mínimo suspiramos en lo más íntimo la vuelta de este régimen que gritaba «Todo para el Estado, todo con el Estado, nada sin el Estado»? Que cosa más rara, ¿no?
Pero se me va el santo al cielo, y nuestros papeles de ‘la zurda’ están en pleno duelo Chacón-Rubalcaba: sólo puede quedar UNO. ‘El País’ lo obvia en primera, no vaya a ser que su lector piense que se preocupa de esas menudencias.
Más franco (con perdon), ‘Público’ abre con su chica a lo grande, sonriente, triunfal, desenfadada en sus vaqueros y camisa blanca:
«Chacón quiere ‘levantar ya’ el PSOE».
Me gusta: las cosas, claras, y sepamos dónde está cada uno.
‘El País’, más institucional, abre con que «Rajoy impondrá a las autonomías el control previo de sus Presupuestos», debajo de una foto con otra noticia:
«Ira y rabia tras el asesinato de un senegalés en Barcelona».
El citado crimen me ha recordado la peligrosa nomenclatura ideológica de la izquierda, ya saben, la que lleva a considerar ‘violencia machista’ a cualquier ataque de un hombre a una mujer, sin inquirir siquiera la causa.
En este caso, por ejemplo, no hay ‘racismo’ porque, aunque la víctima sea subsahariana, el presunto criminal es gitano, y las minorías no pueden ser racistas por definición. Sí, es un lío…
Pero volvamos al duelo Chacón-Rubalcaba. Nuestra socialista favorita ha desvelado su ‘aspirantazgo’ en la tierra de sus ancestros, que si uno quiere regir España queda mal recordar las posturas ultracatalanistas del pasado.
Y Marco Schwartz le dedica su billete, «Chacón se presenta».
No es demasiado opinativo; poco más que una ‘simpática’ presentación en sociedad, un respaldo elegantemente implícito.
NOTA .- leer artículo original en La Gaceta.