La sociedad es tolerante con los desalmados, pero implacable con los irreverentes.
La prohibición del F. C. Barcelona de fumar dentro del Camp Nou, es la perfecta excusa para Carmen Rigalt para poner en tela de juicio «la doble moral y el pensamiento único» que rige, según la periodista, nuestros tiempos.
En su columna en El Mundo del 11 de enero de 2012, que lleva por título ‘Los mansos del Barça’, la catalana da un gran repaso al borreguismo y a «la conciencia cívica» que impera hoy y que significa, según Rigalt:
Meterse con los toreros, repudiar a los obesos, no comer pezcaditos en las frituras, reprimir a los heterosexuales y delatar a los que fumen en público. La sociedad es tolerante con los desalmados, pero implacable con los irreverentes.
Se puede entrar en el Camp Nou con una pistola pegada al lomo, pero no con un pitillo entre los dedos. Cualquiera diría que al primer penalti todos correrán a apagarlo en la calva del árbitro.
Buena prueba de ese «puritanismo que adopta formas sibilinas», «buenismo tan repetido en tertulias y debates» y esa «doble moral» es, según la periodista, las críticas a ‘La Noria’:
Cargamos contra La Noria por haber entrevistado a la madre de ‘El Cuco’ y, en cambio, aceptamos que Telecinco le pague un pastón a la presunta choriza que dio las campanadas de Nochevieja.
Esta sociedad de tontolabas y mansos, de monos de repetición y meapilas civiles, no sabe hacer uso de la libertad. Le queda grande.