Público da todo su espacio a los casos de Camps y Matas pero se olvida de los EREs andaluces

Gabilondo pide aumentar el gasto público, es decir, gastar más el dinero que no tenemos

El País sigue cargando contra el Santo Oficio de la Iglesia, cuando hace años que ya no existe

Gabilondo pide aumentar el gasto público, es decir, gastar más el dinero que no tenemos
Iñaki Gabilondo. PS

La noticia es la corrupción del PP. De Público, queremos decir. Sólo de Público: «Otro presidente modélico al banquillo». Se refieren a Matas, que acompaña a Camps en la foto del manuscrito rouresí y prologa, por así decir, a Urdangarín, que ha perdido el primer puesto. Queda fuera de concurso -de primera, queremos decir- el trivial asunto de la farlopa en Andalucía. Para enterarse de eso, que compren el periódico y lo abran: «La compra de coca con el fondo de los ERE pone en aprietos a la Junta». De algún modo, los pecados de la izquierda son siempre veniales.

De hecho, Marco Schwartz, jefe de Opinión de Público y azote de corruptos, lleva el asunto de los políticos pringados en su billete, «Matas, Camps y las coincidencias«, citando las casualidades que unen una y otra corrupción. Lo de las rayitas presuntas de Trujillo debe ser, más que coincidencia, molesta distracción para nuestro buen Schwartz. Esnifarse una subvención es cosa de poco momento comparado con el fondo de armario de Camps. Valencia también abre El País, pero con asunto más serio: «Fabra sube el IRPF y la gasolina para frenar con urgencia el déficit». Es como para volver corriendo a Público, ¿no?

El agua moja, el fuego quema

Pues, en circunstancias normales, no les diría yo que no, pero ya hemos contado que el rojerío prisaico, derrotado en las páginas de Economía y muy debilitado en las de Política, tiende a hacerse fuerte en Sociedad y Cultura, y ayer una llamada en primera llamó poderosamente mi atención. Transcribo: «Hombres y mujeres, ¿dos naturalezas?». «La ciencia halla mayores diferencias en la personalidad de lo esperado».

De lo esperado, me apresuro a añadir, por los popes de Prisa, que el común de los mortales contamos con ellas desde que el mundo es mundo, exclamando «Vive la difference!» cuando detectamos una. La tiranía de lo políticamente correcto ha impuesto una uniformidad de pensamiento expreso que ríete tú de la Inquisición, y los del pueblo hemos desarrollado un curioso doblepensar que nos ayuda a evitar comentarios censurables por nuestros benévolos amos al tiempo que aplicamos la sabiduría eterna en nuestra vida cotidiana.

Nadie espera la Inquisición

Pero para eso está la ciencia últimamente, para alarmarnos informándonos de que el agua moja y el fuego quema y las mujeres, oh, no son varones. De lo que desde aquí nos alegramos enormemente.

Y ya que hablamos del Santo Oficio, también lo hace El País. A los de Berggruen les encanta hablar de Santo Oficio, aunque en puridad ya no existe y ahora se llama Congregación para la Doctrina de la Fe. Tiene tanto sentido como hablar de Constantinopla para referirnos a Estambul, algo que no voy a reprochar porque yo lo hago continuamente. «El Santo Oficio veta un libro sobre familias diversas». Alarmante, vuelve Torquemada. El comienzo es sintomático de todo lo demás: «El antiguo Tribunal del Santo Oficio, la Inquisición…».

Bueno, pues el diario propiedad de Liberty International Holdings, un fondo de inversión norteamericano, sí, esos mismos agentes de los mercados que hemos decidido culpar de todo… ¿Por dónde iba? Ah, sí: la cosa es que una editorial católica argentina tuvo la peregrina idea de encargar un libro sobre familias a un pastor evangélico de lo más moderno. El engendro fue tal que muchos lectores se quejaron a El Vaticano, con lo que el Gran Inquisidor William Levada escribió a la editorial en cuestión, que retiró el disparate.

Fíjense que fue la propia editorial retirando un libro propio, algo que las editoriales de Prisa habrán hecho sin duda alguna vez; no fue, digamos, una campaña para que se retire el libro de un tercero, digamos el caso de Richard Cohen y su libro «Comprender y sanar la homosexualidad». ¿Dónde, exactamente, están hoy los herederos de la Inquisición?

Círculos viciosos

Nos cuenta Iñaki Gabilondo en su prédica diaria en la Cadena SER que «Soplar y sorber no puede ser» con ese talento para lo obvio que tiene el maestro. Se refiere el mandarín de la progresía patria a que todos los indicadores económicos del país van a la baja y el Gobierno, venga a recortar, en lugar de estimular la economía con unas buenas partidas de gasto público. No lo dice él, pero añado yo que hasta el menudeo del polvo blanco se reactiva con unas buenas subvenciones, como puede verse en Andalucía.

Dice Gabilondo que estamos en un «círculo vicioso terrible», porque cuanto peor va la economía, más recortamos, con lo que se agrava más la crisis. O algo así. Podríamos hablar de otro círculo vicioso, a ver si lo entiende: la deuda pública. Cuanto más gasta el Estado, más se endeuda, y cuanto más se endeuda, más tiene que pagar en intereses y menos queda para lo demás, con lo que hay que endeudarse aún más. ¿Qué tal, no le gusta mi círculo vicioso, don Iñaki.

Lea el artículo en La Gaceta

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Autor

Juan F. Lamata Molina

Apasionado por la historia en general y la de los partidos políticos y los medios de comunicación en particular.

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