Este periódico está lleno de temas interesantes: léanlos. Hoy no estoy inspirado, ni de humor para la izquierda.
No, en serio: ¿qué sentido tiene? Ayer iba fuerte con el ‘affair Garzón’. Y hoy tendría que repetirme, porque no es una pieza que la progresía vaya a soltar fácilmente.
Abre Público con una foto de Garzón en el banquillo, y Marco Schwartz, jefe de Opinión, inicia su billete («Una foto que nunca debió producirse«) reduplicando el titular: «La fotografía que domina hoy la portada de este diario nunca debió producirse en una democracia decente. Muestra a un juez enfrentado a un juicio en el Tribunal Supremo por haber intervenido las conversaciones en prisión entre los cabecillas de la mayor trama de corrupción de la historia reciente de España y sus abogados».
Tengo que leer (y subrayo lo de tengo) en El País «Golpe a la independencia judicial«, y me sorprende saber que hablan de Hungría. Oh, vaya. Qué sorprendente es conocer un país en Europa que no respeta la independencia judicial, al contrario de lo que sucede en España, donde el jefe del Gobierno y el de la oposición hablan abierta y tranquilamente de cuántos de los suyos han colocado en el Consejo General del Poder Judicial. Algo urgente habrá que hacer… Con Hungría, claro.
Varas de medir
¿Saben lo que me MATA? El absoluto convencimiento, la creencia inamovible de que no dicen la verdad. No he dicho que mientan; prefiero pensar, caritativamente, que se engañan. De uno u otro modo, ¿alguien cree de verdad que si el reo fuera un juez que hubiera ido segundo por Madrid por el PP e investigara una caso de corrupción del PSOE estaríamos en estas?
¿Existe en España personaje tan ingenuo para pensar que un juez activista conservador se hubiera ido de rositas después de grabar conversaciones entre acusados y sus abogados? «Contra Garzón vale todo«, titula el previsible Escolar El Chico en su última de Público, y de lo que nos da la sensación a quienes por obligación leemos la prensa de izquierdas es que a favor de Garzón vale todo.
Las razones de Trías
Ni Escolar ni yo somos juristas. Creo. Sí lo es Jorge Trías Sagnier, que habla de «Cacería judicial» en El País. Es una tribuna interesante, aunque larga y zigzagueante. Lo pertinente, si se me permite la osadía de acotarle, creo que está aquí: «[…] se apuntó entonces al discutido y discutible tema de las escuchas. Sobre esta cuestión, que conocía bien pues yo fui una de las personas que colaboró con Carlos García Valdés, cuando era director general de Instituciones Penitenciarias, en tiempos del ministro Lavilla y del subsecretario Ortega y Díaz Ambrona, en la redacción de la primera ley orgánica de la democracia, la Ley General Penitenciaria, también me pronuncié en otras dos terceras de ABC, donde mantenía la misma tesis del magistrado Suárez Robledano, uno de los que avaló las escuchas, en el sentido siguiente: Hay abogados que cooperan o se involucran en la continuidad de actividades delictivas».
Me vale de él, aunque imagino que en el Supremo habrá quien pueda sopesar estas doctrinas. No me vale de El País, de Público. Y no me vale porque los conozco y sigo y sé que su respeto por las decisiones judiciales va y viene con la marea de los intereses políticos.
Y con independencia de los fundamentos de Derecho, me atrevo a decir que Garzón es todo lo que un juez no debe ser, y que si su activismo y su divismo hubieran ido en sentido contrario estaría ya, sino en el banquillo, sin duda fuera de la carrera judicial. Y que no puede haber peor desprecio a la Justicia que proclamar que «Garzón es inocente, diga lo que diga el Supremo». Dijo hace años el entonces alcalde de Jerez, Pedro Pacheco, que «la Justicia en España es un cachondeo», lo que le valió la preceptiva denuncia. Pero no veo que hayamos avanzado mucho más.
Don Quijote del Jarama
Por supuesto, El País abre con sus puñetas, las de Garzón, y el titular que recoge una declaración del juez-vedette, ahora mártir: «Los abogados de Gürtel jugaban un papel básico en el blanqueo«. Y en Público: «Garzón se revuelve: Los abogados eran parte nuclear de la trama«. La pose del juez es de retrato para la Historia. Hay pocos que posen como él; les aconsejo que consulten la primera del diario rouresí, vale la pena.
Para que se hagan una idea, Público califica a los manifestantes vociferantes como «La mejor defensa de Garzón». ¡Viva la Justicia revolucionaria!
Oh, bueno, la tribuna principal de los de Roures lleva por título «Quijotescos brigadistas«. Ya saben, para referirse a los voluntarios que llegaron al luchar en la Guerra de España convocados por ese gran demócrata, Stalin. Félix Población pretende que eran seguidores del Cervantes quijotesco. Vaya, ha debido leer una edición distinta de la mía. Quizá el de Avellaneda, no sé. Leo en El Mundo: «Castigo al giro fascista de Hungría». Y de repente ya lo entiendo todo.
Lea La Gaceta
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