El que mejor refleja en su primera el estado de cosas es El Periódico, que no habla de Camps: "De infarto"

José Mª Izquierdo (Prisa) se mete con unas palabras de Santiago González, obviando que eran una cita de El País

José A. Hernández (El País) culpa al jurado popular de la absolución de Camps

Me quedo con el titular de uno de los periódicos catalanes que sigo, y que es de los pocos que no saca la misma foto en su primera. Me refiero a El Periódico de Catalunya, que si bien abre refiriéndose al Clásico -ese partido del siglo que se juega dos veces al mes-, bien podría aludir a la reacción de la Prensa nacional a la absolución de Camps: «De infarto».

Bueno, ya saben: la izquierda exige a la derecha que «respete las decisiones judiciales» hasta que estas no le gustan. A Camps le llevan organizando un juicio paralelo (eso de que se quejan en el caso de su juez Garzón) desde el día uno, de tal modo que parecía que aquello de los trajes merecía un nuevo Nürenmberg. Y ahora, el jurado popular ha decidido que el ex presidente de la Comunidad Valenciana es.. I-N-O-C-E-N-T-E.

Oh, ¿he dicho ya que fue la izquierda -y, muy especialmente, Prisa- quien dio la vara incansablemente para que se introdujeran en la vida judicial española los juicios con jurado? Hoy José Antonio Hernández publica un análisis en El País titulado «Un tribunal profesional habría condenado«. ¿Entienden que me haya dado la risa floja?

Pero vamos por partes, que hay mucha tela que cortar. «Un jurado dividido absuelve a Camps de cohecho impropio», titula El País. Pobres. Imagino que era difícil titular un día como hoy sin perder los papeles. De ahí que el único modo era cualificar («dividido» y «cohecho impropio», como si quedaran otros cargos).

Es refrescante, por comparación, la rabia incontrolada de Público: «Camps se libra». Se nos escapa vivo, parecen decir, con la de veces que le hemos sentenciado en estas páginas. Lástima que hoy no le toque escribir a mi inefable Marcos Schwartz, porque con toda seguridad volvería a hablar de «los anales de la ignominia». Dicen que regodearse es poco elegante, que lo que se espera de un caballero en una ocasión como esta es cierto distanciamiento y la generosidad suficiente para no hurgar en la herida.

No estoy de acuerdo, y voy a regodearme.

Me encanta. Me encanta verle echando espuma por la boca en sus páginas. «Veredicto polémico», antetitula El País. Y tanto: le habéis condenado y sale libre. Que la polémica haya estado siempre en vuestras páginas es, supongo, lo de menos. «¿Buena noticia o problema para Rajoy?«, dice el diario de Liberty en otra parte. No sé por qué, me suena a «¿Mala noticia y ridículo para la izquierda mediática?». Mi respuesta: sí.

Pero, ay, no lo pueden decir así porque son el diario de referencia, la Biblia progre por entregas. Eso tiene el grave problema de que, si la meten a rosca, es mucha más llamativo. Siempre es más ridículo el hecho de que la patochada la protagonice el más pomposo y autoimportante de la sala.

Jose Mª Izquierdo: ¿El País contra El País?

Es como cuando ese inquisidor de la Prensa de derechas, José María Izquierdo, que logra la hazaña de escribir de modo que le veamos siempre la ceja alzada, mete la pata hasta el corvejón. Su objetivo era nuestro colega Santiago González. Pero, mejor, cito:

José María Izquierdo: «Y más cosas de jueces. Santiago González, en El Mundo, sobre Garzón: «La España democrática debe mirar hacia adelante, olvidar las responsabilidades y los hechos de la Guerra Civil, hacer abstracción de los 40 años de dictadura. Falta el corolario: y quien no haga esa abstracción…»

Esperable, ¿no? El único problema es que González no hablaba en primera persona, sino que citaba, in toto, un editorial ¡de El País! El País contra El País. ¿No es, sencillamente, delicioso?

El problema de la progresía es que, de tanto avanzar, se encuentra a menudo diciendo lo contrario de lo que decía, y siempre con ese tono definitivo y dogmático: siempre hemos estado en guerra con Asia Oriental y siempre hemos sido aliados de Eurasia.

Igualmente, su credo progre le impide recuperar una idea, por buena que sea, que no sea la última novedad del día, y así titula que «Gallardón anuncia un giro conservador» porque, dice, «recupera normas de los ochenta». En Prisa sigue dictando la melodía la misma gente que mandaba en los ochenta, pero imagino que es de mal gusto señalarlo.

Pero se me acaba el espacio y no las ganas de regodearme.

(…)

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Autor

Juan F. Lamata Molina

Apasionado por la historia en general y la de los partidos políticos y los medios de comunicación en particular.

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