Bueno, pues ha vuelto a ganar PRISA; mis condolencias a los compañeros de Público: sus posibilidades de convertirse en el órgano oficioso del PSOE se esfuman, y espérate tú a que a Rubalcaba no le dé por repasar números viejos del diario rouresí. Ahora, si los de Roures salen de esta, ya saben lo que les toca: mimitos, muchos mimitos al ganador.
Dice mi señorito Dávila, ya lo han visto, que ha ganado el candidato «más siniestro», y no seré yo quien le enmiende la plana. Pero convendrán conmigo que no había opción de titular halagüeño pasara lo que pasara en Sevilla salvo que, súbitamente conscientes de lo que han hecho, los socialistas acordaran disolver el partido y vestir de vil sayal el resto de sus días en señal de penitencia.
Pero es el día después, y las primeras de los izquierdosos reflejan el susto y la alegría. «Rubalcaba gana al sprint», abre Público con un titular que sabe a reproche: «Se impone a Chacón por una diferencia de sólo 22 votos». A esto hemos estado, parecen decir.
El País exulta: «A mí no me van a quebrar». Es una declaración del ganador, claro, pero no me digan que no podría haber salido de la garganta del mismísimo Janli. Porque de eso se trata. PRISA está a la cuarta pregunta, por mucho que el Gobierno -dicen- haya presionado a los bancos para que suelten la guita y saquen a los de Liberty del hoyo, que la querencia española por los medios de izquierda es de hacérselo mirar. La cosa es que, con Chacón al frente del aparato, y ustedes disimulen, los de Prisa iban a saber cómo las gasta Carmen de España.
Para El País, por cierto, en sus páginas de Política la noticia es que «Rubalcaba elige a una mujer como número dos«, que parece una sutil respuesta al mensaje cargado de estrógenos de la catalana. Y un perfil hagiográfico del líder inmarcesible titulado «Sólido en tiempos de crisis» (subtítulo: «El nuevo secretario general ha convertido en experiencia el reproche de Chacón a su edad»). Hala, a sacar el champán.
EL ETORNO RETORNO
A Juan G. Bedoya, como no podía ser menos, le ha gustado el tema laicista, y lo celebra en su tribuna «Promesas, promesas«. Empieza con las palabras del ex presidente: «Vivimos en un país laico y cada vez seremos más laicos’, proclamó Rodríguez Zapatero poco antes de llegar a la presidencia del Gobierno, en 2004». Y uno no sabe bien con estos chicos si eso de que «cada vez seremos más laicos» es una predicción o aspira a ser una orden. Este trasgo, en cualquier caso, tiene la firme intención de mantenerse laico gane quien gane, que no tengo ya edad para la tonsura.
En Público se nota lo que ya he dicho: el desaliento, por un lado, y los mimitos de que hablaba antes. Cautos pero inequívocos son los que les dedica el subdirector, Manuel Rico, que empieza dejando las cosas claras desde el título de lo que pasa en Público por editorial: «La respuesta se llamaba Rubalcaba«. ¿Lo quieren más claro? Rico empieza alabando el proceso y aprovechándolo para soltar el preceptivo palo a la derecha: «Los socialistas culminaron ayer un sano ejercicio de democracia. Frente a partidos como el PP, donde el líder lo elige algún dedo todopoderoso, el PSOE dio voz y voto a sus militantes».
A continuación, la no menos preceptiva llamada a la unidad: somos pocos, y mejor nos llevamos todos bien. «El principal interesado en lograr la unidad es el propio Rubalcaba, ya que ello fortalecerá su liderazgo, pero para los ganadores será grande la tentación de pasar facturas en los congresos provinciales y autonómicos que se avecinan». Y en los medios, Manuel, y en los medios, que aquí hay facturas que pagar -y cobrar- por todos lados.
Luego, se deja caer a la candidata de ayer como quien no quiere la cosa: «Unidad no significa que Rubalcaba tenga necesariamente que integrar en su Ejecutiva a dirigentes que hayan apoyado a Chacón. El secretario general tiene toda la legitimidad para elegir a su equipo».
¿CHACÓN? ¿QUIÉN ES CHACÓN?
Y acaba con el auténtico marchamo de la izquierda, que, como apunta Salvador Sostres, sigue soñando con quemar iglesias. «Por último, hay que destacar que Rubalcaba se impuso con un discurso de izquierdas que incluyó promesas como revisar el apoyo del PSOE al Concordato. Hay que confiar en que los hechos se amolden pronto a las palabras». Claro, hombre, esa es la prioridad, y no el paro o la deuda.
A Escolar el Chico, don Nacho, que conoce bien a los suyos, le ha tocado refunfuñar. «La renovación lampedusiana», titula. «Triunfó la propuesta lampedusiana: Cambiar el PSOE para seguir siendo el PSOE. Que todo cambie para que no cambie nada». Me temo, Nacho, que para Público sí va a cambiar algo. O todo. Mediapro y Público nacieron al amparo de un régimen, el zapaterista, que desapareció del presupuesto nacional -por decirlo de forma brutal- el pasado 20 de noviembre, y que el sábado se desvaneció del propio partido. Sic transit…
Expresa Nacho su frustración, paralela a la que puede leerse en primera: «El futuro de un partido de más de doscientos mil militantes y millones de votantes se ha decidido entre 956 delegados y por sólo 22 votos; habría bastado con que 12 de esas personas se hubiesen decantado por el otro bando en este anacrónico sistema de elección de liderazgos para que el resultado hubiese sido otro».
«¿Es Rubalcaba el futuro del socialismo español o sólo una solución provisional para evitar el colapso de un partido ante el abismo? Está por ver», concluye. No puedo por menos que solidarizarme con Nacho. Carme Chacón era mi candidata: después de oír unos cuantos discursos suyos tengo muy claro que se hubiera convertido en la estrella de esta sección y me hubiera proporcionado incontables alegrías. Alfredo es otra cosa.
Lea La Gaceta y Periodista Digital
Comentar desde Facebook