Una joven promesa del periodismo español, Fernando Sánchez Dragó, dedica su columna en El Mundo al cierre de Público. ¡Noticias frescas! Y encima diciendo que se alegra del cierre. ¡Redíez! Ni prontitud ni originalidad. Todo lo que escribe, como que Público era «un catón para asnalfabetos y un dazibao de titulares para miopes», ya ni hace gracia.
La excusa para Dragó es que se encontraba en Camboya… y por eso no ha podido encontrar champán para celebrar el cierre de Público.
Ya sabemos de algunos que no se han adaptado a las nuevas tecnologías.
Otra joven promesa del periodismo español, Soledad Gallego-Díaz, sale en El País en defensa de la monarquía, después de que el ABC se pronunciase este domingo 11 marzo de 2012 «Siempre con el Rey» (como si alguien dudase del monarquismo de este periódico).
La abuelita Sole carga contra los Gobiernos nacionales que dejaron que Urdangarín robase a manos llenas (presuntamente) sin chistar y sin controlar la Casa Real (¿pero no es del Rey?), y añade que hay una campaña de sectores de la izquierda y de la derecha antimonárquicas contra el Rey.
Los de izquierdas porque son republicanos y los de derechas porque o son falangistas o están enfadados debido a la «complicidad» (sic) entre la Monarquía y «algunos» (sic) Gobiernos de izquierda. De aquí sale su último argumento, que es que esta campaña
«ignora el papel fundamental que ha jugado esa institución en la consolidación de la democracia.»
La abuelita Sole no se da cuenta de que el 23-F y los abrazos a Carrillo nos pillan a todos muy mayores… y muy hartos.
La tercera joven promesa del día que nos asombra con su ingenio pertenece a la diplomacia española: es el ex ministro Miguel Ángel Moratinos, al que le han publicado una tribuna sobre las elecciones francesas en El País.
Después de leer el primer párrafo no tenemos ganas de proseguir con los siguientes. ¿Y cómo empieza? Con el rapto de Europa. Más originalidad. Pasen y vean el capazo de melonadas y frases hechas, que enumeramos para las víctimas de la LOGSE:
«Vivimos momentos históricos (una) para el porvenir de Europa (dos) y, como en el mito griego (tres), asistimos a una nueva tentativa de rapto (cuatro). Esta vez no es Zeus quien la rapta, sino los mercados financieros (cinco) que pretenden frenar la integración europea, poniendo en peligro nuestro futuro (seis). El proyecto europeo, el destino de casi 500 millones de ciudadanos, está en juego (siete).»
Cuánta gente sueña con Europa (y con las pensiones de los burócratas). Yo prefiero soñar con Charlize Theron.
Los demás columnistas de El Mundo (Federico Jiménez Losantos, Santiago González y Casimiro García-Abadillo) se centran en el 11-M. González se pregunta por qué Pilar Manjón, «no canaliza su odio» contra los asesinos de su hijo, en vez de contra quienes piden más investigaciones de los atentados.
En La Vanguardia, Màrius Serra explica claramente el artificio que es el nacionalismo catalán: sin la inmersión obligatoria, las familias catalanas desertarían del catalán:
«Pero no es tolerable que el castellano sea el conductor del vehículo de la educación catalana. Nadie que no sea un cínico puede afirmar que el actual sistema educativo genera catalanohablantes monolingües funcionales.
La resolución del TSJC acaba con un claro continuarà. Si la continuación es que cualquier ciudadano que lo solicite puede forzar que el vehículo educativo catalán sea conducido en castellano, llegaremos a un punto de no retorno. Hoy son tres familias; mañana, un par más.»
Màrius acaba citando los nombres de pila de los magistrados que firman el auto del TSJC: de los veintidós, sólo uno es claramente catalán. Tampoco le gusta que la resolución esté escrita en castellano y que se cite una tal Generalidad, en vez de Generalitat. Serra trabaja en TV3, donde se habla de Terol, de Coca, de Saragossa, de Osca, de Canaries… denominaciones que tampoco son oficiales.
Afirma Serra que
«Es tan flagrante la desproporción de la justicia española ante los temas ajenos a su modelo cultural monolingüe que al final la única solución será romper las cartas y a otra baraja.»
¿Se están dando cuenta los catalanes catalanistas cuánto están hartando a los demás españoles?