A los columnistas de Madrid y Barcelona les interesa mucho más la huelga general y las cuentas de UGT y CCOO que las elecciones andaluzas. Si yo fuera Arenas o Griñán casi me sentiría menospreciado.
Hermann Tertsch juega a profeta:
«Los sindicatos podrían estar dando ya su última batalla como aparato que quiere defender por la fuerza sus privilegios y como organización del matonismo izquierdista. Después de la derrota inevitable dejarán de existir tal como son. ¿Y el PSOE? Quizás a esas siglas tan lastradas, les haya llegado también la hora.»
Hummm. Una España sin el PSOE. Eso sí que nos convertiría en europeos, más que recoger los excrementos caninos de las aceras.
Juan Carlos Girauta arremete en Conciencia social contra las instituciones públicas dedicadas a amparar a los parados y los pobres, o sea los sindicatos y las ONG:
«Los componentes más destacados de la industria de la solidaridad están profesionalizados; sus ejecutivos cobran sueldos competitivos. Son innovaciones que dejan pasmados a los misioneros de toda la vida.»
Luis María Ansón, tan veterano como generoso, da una serie de consejos, suponemos que gratis, a Mariano Rajoy y a Soraya Sáenz de Santamaría sobre cómo conseguir que la huelga fracase en Hacer que la huelga fracase.
La verdad, son consejos que parecen sacados de mayo del 68. Aparte del despliegue policial, sugiere a la vicepresidenta que recomiende a Rajoy la convocatoria de una «manifestación gigante de apoyo a la política del Gobierno». Parece que el académico se ofrecería a leer el comunicado o a formar parte del servicio de orden.
Por medio de la columna de M. Dolores García en La Vanguardia nos enteramos de que la Diputación de Barcelona también tiene su oficinita en Bruselas: La ‘embajada’ de la Diputación. Es una perla escondida después de unos párrafos que siguen la línea editorial de su periódico de disculpar a los sindicatos por la huelga:
«Los sindicatos se han visto obligados a convocarla a pesar de que son conscientes de que la mayoría de los trabajadores no está para demasiados actos de rebeldía. Pero no les quedaba más remedio. Si los sindicatos no llaman al paro ante la reforma laboral más dura de la democracia, ¿cuándo, entonces?»
Pobrecitos Méndez y Toxo. Si son unas criaturitas…
El País viene este martes 13 de marzo de 2012 más divertido y original. En la sección de El Acento (sin firma), los curas del diario Liberty riñen, y de qué modo, al obispo de Palencia por advertir a los fieles católicos de que el teólogo Juan José Tamayo tiene una trayectoria que le aparta de la Iglesia, con motivo de una conferencia que éste dio en Palencia. Para El País, la libertad de expresión del obispo Esteban Escudero es «autoritarismo resentido» y «delación».
También en El País, el profesor norteamericano Gabriel Jackson da una lección de historia que a mí me recuerda a las consignas comunistas de los años 60 y hasta 70. Escribe sobre las causas de la Segunda Guerra Mundial y afirma que si Stalin pactó con Hitler el reparto de Polonia y del resto de Europa Oriental en 1939 lo hizo como medio de defensa ante el III Reich y que la culpa última reside en las democracias burguesas de Francia y de Inglaterra, que no se aliaron con el pobre Stalin… el mismo que estaba diezmando a su pueblo (esto último no lo dice Jackson).
Se le podría dar la vuelta al argumento y plantear que París y Londres no quisieron aliarse con Moscú, porque ya estaban funcionando docenas de campos de exterminio en la URSS.