"El déficit español no es culpa del gasto público"

Público.es enseña economía a Carlos Rodríguez Braun

La extrema derecha económica, por lo visto, coincide en lo esencial con el marxismo más puro

Escolar el Chico está harto. Nacho quiere que economistas de la talla de un Carlos Rodríguez Braun o Juan Ramón Rallo sean, de una vez por todas, capaces de «opinar del asunto (del déficit) con propiedad». Porque donde esté un periodista listo, que se quiten todos los catedráticos de Economía del mundo.

El columnista estrella de Público, todavía en Publico.es, nos lo explica con su impagable paciencia en su blog, «El déficit español no es culpa del gasto público«. ¿A quién se le habrá ocurrido la idea? El déficit, como sabe el lector, es lo que uno gasta por encima de lo que ingresa. Cuando ese ‘uno’ es un particular o una empresa, lo tiene crudo; cuando es el Estado, sólo tiene que aumentar los ingresos, es decir, quitarle a particulares -sí, a usted, no mire para atrás- y empresas una mayor porporción de lo que ganan. Que es exactamente por lo que aboga Nacho.

El principal agujero de nuestras cuentas públicas no se encuentra en el IRPF: está en el fraude, en la economía sumergida y en un sistema fiscal diseñado para recaudar en los tiempos de la burbuja inmobiliaria y que ahora, tras el ladrillazo, se ha vuelto ineficaz.

LA CUADRATURA DEL CÍRCULO

Nacho, a lo que parece, ha resuelto la cuadratura del círculo: sacar más dinero del sistema sin que este se resienta, sin que se vuelva menos eficaz para crear riqueza y, por supuesto, sin que el impuesto repercuta a los consumidores. Debe ser la Economía que aprendió en Hogwarts.

El gasto público español tampoco es desmesurado», nos asegura Nacho. «Al contrario, está cinco puntos por debajo de la media europea: el 45,6% del PIB frente al 50,6% de la UE.

La idea de que a) un país más rico puede gastar más que uno pobre, no sólo en términos absolutos sino también relativos, y que b) la media con la que nos compara también refleja un gasto público excesivo, que cualquiera diría que nuestros socios comunitarios están para tirar cohetes, está ausente de su argumentario de pasquín.

A ver, Nacho: no puedes visualizar el gasto como una magnitud estática ni pretender que los ingresos se adapten a lo que el Gobierno quiera despilfarrar como si la riqueza creciera en los árboles. Uno no puede recurrir a los ingresos como quien abre un grifo con una economía en ruinas, a la cuarta pregunta.

Es cierto, Nacho,, que las rentas salariales en España tributan demasiado… que es exactamente lo que proponía la izquierda cuando su afán era parecerse a Suecia. Y es verdad que las rentas de capital pagan menos, aunque han sido las que más han subido en tributación.

Pero después de leer el enésimo blog de Nacho en este sentido, uno se pregunta si entiende que vivimos en un país endeudado hasta las cejas. Sí, privadamente. Nuestros políticos deberían escribirlo cien veces en la pizarra para que se les meta en la cabeza, y luego explicarlo bien clarito en vez de prometer lo que no pueden cumplir.

MONTERO HACE MALABARES

A Gallardón con su «violencia estructural» no le van a dejar en paz hasta que dé marcha atrás, que la izquierda no está dispuesta a que se juegue con su sacramento mortal del aborto. Recoge el relevo, en El País, Rosa Montero con su columna «Estupendos«, una joya en su género del malabarismo. Porque para Montero, que está de acuerdo, al menos, en que muchos varones -compañeros, maridos, padres, jefes- presionan para que la mujer no tenga un hijo:

«los peperos parten de un error garrafal: creen que estas presiones acaban en abortos y no en la decisión de no embarazarse (ayayay, se ve que no están duchos en la anticoncepción)».

Porque, oh, la anticoncepción es perfecta e infalible, lo que se muestra fácilmente advirtiendo que, tras décadas de ponernos el condón hasta en la sopa y multiplicando las clases de educación sexual a edades cada vez más tempranas, ¡ya no hay casi abortos! ¿No?

Hay un fenómeno muy estudiado, Rosa, que es el mecanismo de compensación de riesgo, por el que el riesgo que asume un individuo tiende a ser constante, de modo que cuando se introduce un sistema para reducirlo, la conducta del sujeto se vuelve proporcionalmente más arriesgada. Es lo que hace que los guantes de boxeo acolchados no hayan reducido los daños cerebrales o que la abundancia de señalización en carretera dé una falsa sensación de seguridad. Pero, hey, ¿quién es el malvado que le dice a un progresista que los Reyes son los padres?

PARODIA DE SÍ MISMO

Sobre Publico.es debería correr un piadoso velo. Es una parodia de sí mismo, con titulares en la página de inicio como «Rajoy, el chulo playa» (los feroces estamos todos a la derecha, no lo olvide), «El Gobierno ya ve brotes verdes en la economía» (y no debería, que eso está hecho para la privilegiada vista de lince de la Salgado, la consejera de Endesa) o «El rey se marca un déjame hablar con la reina» (lo que justifica totalmente la instauración de la Tercera República).

La izquierda siempre cae de pie, aunque tenga que dar totalmente la vuelta al argumento. Así, en la tribuna prisaica «La extrema derecha económica«, Jordi Muixí Rosset nos dice que «de lo mucho que se ha hablado hasta ahora de la crisis económica hay dos aspectos que resultan sorprendentes: el tratamiento de la economía como una ciencia pura que no admite discrepancias y su carácter aséptico, desvinculado de cualquier ideología». Es decir, lo que apuntó por primera vez… Carlos Marx. Y es que ya lo dicen en Kaosenlared: «Marx, más vivo y actual que nunca a 129 años de su muerte». Oh, bueno.

Lea este artículo en La Gaceta.

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Autor

Juan F. Lamata Molina

Apasionado por la historia en general y la de los partidos políticos y los medios de comunicación en particular.

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