Cuando se supo que las fuerzas militares de Estados Unidos habían matado a Osama bin Laden, el diputado del PNV Iñaki Anasagasti criticó que el Gobierno de Zapatero felicitase al de Obama por el «asesinato» del jefe terrorista.
Dado que en Europa no está vigente la pena de muerte, por lo que ha admitido que «desde el punto de vista estético» no le ha gustado que el Gobierno felicitara a los norteamericanos «por un asesinato». En el caso de Mohamed Merah, por ahora, no ha salido ningún merluzo a buscar pegas a la liquidación del terrorista francés.
Todos los periódicos muestran la operación policial en Toulouse, con un grupo de policías enmascarados que da miedo. Una imagen del poder del Estado. Sin embargo, ese Estado fracasó en controlar o vigilar a un individuo por cuyos hechos se deducía que estaba vinculada al terrorismo integrista.
Varios periódicos publican que Merah estaba en la lista de denegación de vuelo que redacta el FBI de Estados Unidos. El FBI le seguía la pista a través de diversos informes de inteligencia recibidos desde el frente de guerra afgano. En Francia, varios candidatos presidenciales, como marien Le Pen y François Bayrou, y el ministro de Asuntos Exteriores de Sarkozy, Alain Juppé, se han quejado de la inoperancia de los servicios de información franceses.
Mientras tanto, en España se está procesando al imán de Tarrasa Abdeslam Laarusi por dos sermones que pronunció ante unos 1.500 musulmanes en los que explicaba cómo pegar a las mujeres. Los periodistas que se han tomado la molestia de preguntar su opinión a otros musulmanes de la mezquita han recogido testimonios según los cuales el clérigo es una buena persona. ¡Qué hermoso!
En varias portadas, aparece Óscar Sánchez, el lavacoches extraditado por los tribunales españoles y encarcelado en Italia como sospechoso de ser el jefe de una banda de narcos.
El Periódico de Cataluña le dedica cinco columnas de su portada y una entrevista. Todas las informaciones recogen que Sánchez vendió su DNI a una compañera de trabajo para ayudar -oh, la bondad- a un inmigrante indocumentado, pero no se atreven a calificarle como lo que es el pobre hombre: idiota.
El acusado es inocente y los funcionarios judiciales y policiales españoles e italianos no han brillado por su diligencia; de acuerdo, pero Sánchez es un imbécil. Unos irresponsables se van a practicar rafting a Namibia; Sánchez vendió su DNI.
El caso de Óscar Sánchez debe ser usado para instruir a los niños sobre la necesidad de la desconfianza, como los cuentos de Caperucita o Pedro y el lobo.
El 22 de marzo comentábamos con asombro la foto principal de La Voz de Galicia, dedicada a un concierto al que asistieron cincuenta personas. Hoy el periódico gallego se supera: la foto, a cuatro columnas, es para dos alumnas gallegas que visitaron las instalaciones de la NASA en Washington y en una prueba de ingravidez mostraron una bandera gallega. ¡Viva el pulpo!