Los ‘progres’ necesitan un enemigo con el que asustar a sus seguidores y apretar las filas. Desde el lunes 9 de abril de 2012, ese papel le tocó al obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Plá, al que el régimen democrático está tratando de la misma manera que el régimen franquista trató al obispo de Bilbao Antonio Añoveros, al que estuvo a punto de expulsar de España porque no le gustó una pastoral suya. ¡Qué mal soportan los políticos las críticas y los discursos que no controlan!
Por fortuna para él, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, le ha sustituido como blanco de anatemas y desprecios.
El delito de Aguirre ha consistido en proponer que las autonomías devuelvan las competencias de sanidad, educación y justicia. De pronto, los ‘progres’ se han olvidado de los casos vergonzantes de españoles residentes en una región a los que se niega la asistencia sanitaria cuando se encuentran en otra región.
Para ellos, las autonomías son como un dogma para la Iglesia católica. Y eso que una centralización de las compras de material sanitario y educativo, así como de medicamentos, ahorraría fondos al Estado, o sea a los ciudadanos, y restaría a los capitalistas. Pero da igual. Estamos como en el franquismo, repetimos: todo el que decía que Franco estaba ya viejecito era tachado de rojo.
Sólo José Antich, director de La Vanguardia, se plantea una idea que debería de atraer las neuronas de los progres: «Aguirre, la avanzadilla».
Para Antich, Aguirre representa a un sector castizo (gran insulto en boca de un nacionalista) de Madrid; pero cabe preguntarse si esto no es un globo sonda lanzado de acuerdo con Mariano Rajoy y con Bruselas. ¿Puede sobrevivir España con el régimen autonómico?, ¿puede Bruselas imponernos una modificación constitucional al respecto… como ya impuso la limitación del déficit?
Francisco Marhuenda está empeñado en que La Razón no estropee el desayuno a sus lectores, y para ello no duda en negar la realidad como la negaba La Vanguardia republicana cuando los soldados de Yagüe estaban a un tiro de piedra de Barcelona.
En el ABC verdadero Luis María Ansón ordenaba borrar las ikurriñas de la Plaza del Castillo el 7 de julio; en La Razón Marhuenda ordena convertir las derrotas en victorias. Su titular de este miércoles 11 de abril de 2012 es el siguiente:
«Rajoy impone el control. Las autonomías que incumplan el déficit serán intervenidas. Guindos asegura que España no necesita un rescate y descarta la subida del IVA».
El capitán gobierna el barco con mano firme sobre el timón y nos lleva por entre los icebergs sin peligro ninguno.
Y para aliviar a los lectores y oyentes a los que la camisa no llega al cuerpo, otro villano oficial: Jaime de Marichalar, que ha dejado a su hijo una escopeta con la que se ha herido.
El régimen nos prometió que con las autonomías se ahorraría dinero, se haría que los nacionalistas se sintiesen cómodos en España y se acercaría la Administración al ciudadano. Mentira. Años más tarde, el régimen nos hizo asombrarnos ante los maridos escogidos por las infantas Elena y Cristina: gente normal y excelente.
¡Qué genios nos gobiernan! Lo malo es que lo hacen con nuestro voto!