El periódico de Pedrojota Ramírez nunca ha destacado por sus simpatías monárquicas. Las loas a Juan Carlos I y su familia, tan características tanto de los conservadores ABC y La Razón como, aunque en menor medida, del izquierdista El País, siempre han sido difíciles de encontrar en El Mundo. De hecho, las voces críticas con la institución monárquica y quienes la personifican siempre han tenido su hueco en el diario de Unidad Editorial. Y ahora, accidente de cadera y cacería de elefantes de por medio, más que nunca. Este lunes 16 de abril de 2012 destacan dos firmas por su dureza con el rey: Fernando Sánchez-Dragó y Raúl del Poo.
Sánchez-Dragó titula su columna «Elefanticidio», y en ella repasa coincidencias históricas:
¡Extrañas sincronías las que una y otra vez se producen entre las grandes fechas de la historia de este ex país! 20-F (caballo blanco de Pavía, muerte del Ausente y del Caudillo, elefante -también blanco- de Tejero) y 14-A: segunda república, segundo elefante, esta vez de color grisáceo, y enésima expulsión de los Borbones. Se ve venir, Señor. No permita que se lo escondan.
Siempre se dijo que los reyes de Castilla estaban en Babia, gozando de la caza, el catre y la mesa, mientras sus súbditos comían mendrugos, se apañaban con la parienta y capturaban cucarachas. A partir de ahora se dirá que están en Botsuana.
No faltan reproches al Rey. Tas hablar de un «elefanticidio trufado de suicidio y regicidio», añade:
Por él nos enteramos de que a usted, Majestad, no son las estrecheces de los españoles lo que le quita el sueño. Su tropezón en un inoportuno peldaño se produjo entre las dos y las cuatro de la mañana. No son horas, Señor.
Concluye
Se acercan días convulsos. Lo que nos faltaba. Tendrán que intervenirnos. Pero, tras la oleada jacobina que convertirá la Zarzuela en parque temático, llegará otra Constitución. Bienvenida sea, si devuelve la unidad a España. Quede así del todo desatado lo que Franco ató.
Raúl del Pozo supera a Sánchez-Dragó en cuanto a la crítica personal a Juan Carlos I:
Desde hace semanas el Rey estaba fuera de control, disparando las últimas balas de su rifle en esos safaris organizados por la princesa Corinna Zu Sayn-Wittgenstein. Juan Carlos está absolutamente irritado con la familia y con esta España en desguace. Sabido es que la flor de lis o el vellón de oro se ocultan, pero de pronto brillan como un arco iris en África y es muy difícil tapar un meteoro. Al Rey le gustan los deportes peligrosos, especialmente el amor, y ha protagonizado, como Clark Gable, uno de sus últimos Mogambos.
(…)Ahora está recuperándose de una operación de cadera, no sólo por sus malos pasos, sino por las putadas que le ha hecho Artrosis, la tercera novia del ménage.
(…)Tantos años después, el eterno adolescente triste se refugia en el país de los bosquimanos, los diamantes y aquellos elefantes que aterrori- zaron a los romanos, hasta que César ordenó a sus legiones que les cortaran con hachas las patas.