Este 25 de julio de 2012 día de Santiago, patrón de España, los periódicos atufan a incienso. Todos compiten por llevar más tribunas que la competencia en honor a Gregorio Peces-Barba, y que en ninguna se diga nada desagradable, que no se trata del arisco Manuel Fraga.
Juan Luis Cebrián levanta la punta de la alfombra que cubre el pasado del padre de Gregorio Peces-Barba y nos deja con ganas de saber más:
«El padre de Gregorio había sido fiscal durante la República, condenado a muerte por la dictadura e indultado después. Era un abogado respetado y eficaz, especializado en propiedad inmobiliaria.»
¿Por qué se le condenó a muerte?, ¿a qué se dedicaba en el sector inmobiliario?
Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón revela que el socialista le ofreció un, ejem, ‘enchufe’ en la universidad pública que se creó en su pueblo de descanso:
«En la vida parlamentaria, en ocasiones difíciles, me apoyó frente a la insolidaridad de mi propio partido. Mas tarde, Peces-Barba, ya rector de la Carlos III, me abrió de par en par las puertas de esa universidad.»
Ignacio Camacho, en ABC, toca el arpa para cantar las glorias del finado:
«Gregorio Peces Barba era un hombre de consensos. (…) Como todos, tenía opiniones afortunadas y otras no tanto; su posición era la de un socialdemócrata moderado pero siempre ofrecía puntos de encuentro y jamás perdió el respeto al adversario, incluso cuando se lo faltaron a él algunos incontrolados montaraces»
Hombre, Ignacio, lee la última tribuna de Peces-Barba en El País (2-7-2012). Se titula ‘El error Posada y la mezquindad de la derecha’, en la que despotrica del PP porque
«Con casi siete meses de gobierno, Rajoy y su gobierno siguen culpando al PSOE de todos los males de este país. Los hechos son tozudos y persisten en demostrarlo. El gobierno anterior de Rodríguez Zapatero, siempre preservó y protegió la educación, la sanidad y los servicios sociales.»
En la web de Intereconomía, José Antonio Fúster destapa al difunto en un largo artículo titulado ‘La vida de un gran manipulador’. Seguro que a más de un profesional del consenso le parece de mala educación contar la verdad. Imperdible. —La vida de un gran manipulado—
«Para rematar su reingreso disparatado a la primera línea política, Peces-Barba tuvo la idea de organizar (con la ayuda de María Antonia Iglesias) un homenaje a Santiago Carrillo, responsable de aquella matanza que, en otros, se cobró la vida de un teniente de la Guardia Civil que vivía en la misma casa que su padre.»
¿Estuvo Fernando González Urbaneja en el Congreso en la comparecencia del ex gobernador del Banco de España? Quizás sí. ¿Es amigo del compareciente? Quizás también. Su columna en ABC no aporta ningún juicio. Lo mismo que podía haber hecho el último becario empapado de objetividad académica:
«La comparecencia justificó su oportunidad, merecía la pena escuchar las explicaciones, como valdrá la pena escuchar a los otros convocados, especialmente a Rodrigo Rato, protagonista principal del caso. La investigación parlamentaria es buena herramienta democrática, requiere pericia y dedicación. Lo de ayer fue un ensayo.»
Un ensayo, como tu columna, Fernando. Aprende de Marcello a servir a tus lectores.
«Las comparecencias de los responsables -de los dos bandos- de la crisis del sistema financiero por acción u omisión, se irán -ya lo verán- no servirán para nada y los culpables se irán de rositas»
Creo que Jiménez Losantos me sigue, ya que después del reproche que le hice ayer sobre su ausencia y la de su ‘compi’ César Vidal de su radio y su digital en estos días, aparece en El Mundo. Sí, puede ser que le tocase mandar la columna, pero déjeme que sueñe un poco; en ella arremete contra quienes reclaman un Gobierno de consenso:
«A Mariano (…) le vendría bien abrazarse al Sagrado Consenso como si de Santiago Apóstol se tratara, ahorrándose los inconvenientes de un régimen de opinión pública, vulgo democracia, que en España incluye algaradas callejeras montadas por la izquierda. Y a Rubalcaba le vendría todavía mejor, porque entraría en el Gobierno por la puerta de atrás después de haber salido a patadas por el balcón de delante.»
Carrascal, defensor declarado de Rajoy, también se opone al Gobierno de coalición:
«¿Se imaginan ustedes qué podrían acordar Rajoy, Rubalcaba, Cayo Lara, Mas, Urkullu y Rosa Díez? Yo, no.»
CUBA, LA ALDEA POTEMKIN DE LOS PROGRES
En El Mundo, David Gistau explica la veneración de los progres por la tiranía cubana:
«Cuba es la aldea Potemkin de la utopía a la que acuden a autoengañarse los revolucionarios de fin de semana, que encuentran un antecedente en la fascinación de Bernard Shaw por la URSS de Stalin. No serán los muertos ni los cautivos los que arruinen semejante parque temático, del que extraen en parte su complejo de superioridad y la eterna juventud selvática.»
Y otro columnista que suele recurrir al humor es Pablo Molina, de Libertad Digital, que en esta ocasión escribe sobre el rescate catalán:
«Y van los tíos y realizan la que con seguridad ha sido la declaración más importante de los últimos tiempos en la televisión estatal británica, porque con sólo ocho canales autonómicos igual el departamento de producción de TV3 no ha podido encontrar un hueco para ponerlo a la disposición de la Generalidad.»
La tontería diaria la firma Pedro G. Cuartango, que en El Mundo da una lección de historia de España que parece copiada de Gala: «El imperio de los Austrias quebró por la imposibilidad de integrar al luteranismo que se extendió por el norte de sus dominios». Y no quebró por las derrotas militares, la caída de la demografía, la alianza de Francia con Turquía, Inglaterra y los protestantes para vencer a los Habsburgo, sino por no haber integrado a los luteranos, que ‘sólo’ querían la destrucción de los católicos.